Juan Carlos
Cruz Vargas.
El Banco de
México (Banxico) redujo el pronóstico de crecimiento económico a un rango de
0.2% y 0.7% desde uno ubicado entre el 0.8% y 1.8% para el 2019.
De acuerdo
con el banco central, la revisión a la baja de la previsión se deriva del
hecho de que, de acuerdo con la información publicada por el Instituto Nacional
de Estadística y Geografía (Inegi), el crecimiento del Producto Interno Bruto
(PIB) en el segundo trimestre fue menor a lo previsto.
“Lo que indica
una debilidad más profunda de los componentes de la demanda interna a lo
estimado con anterioridad, así como de ajustes a la baja en el crecimiento
esperado a lo largo del horizonte de pronóstico para la producción industrial
en Estados Unidos y en la plataforma de producción petrolera”, explicó el
Banxico en su Reporte Trimestral de Inflación.
Para la
institución, encabezada por Alejandro Díaz de León, se considera que dichos
efectos podrían ser parcialmente contrarrestados en el corto plazo por las acciones
anunciadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para la
normalización del gasto público.
Así, acotó,
si bien se continúa anticipando que en los próximos trimestres se observe una
recuperación en el ritmo de crecimiento de la economía, se estima que esta será
gradual.
El Banxico
adelantó que en un entorno de marcada incertidumbre, los elementos de riesgo
externos e internos que persisten dan lugar a que el balance de riesgos para la
actividad económica del país se mantenga sesgado a la baja.
Entre los
riesgos a la baja en este horizonte destacan que persista la incertidumbre
respecto a la posibilidad de un surgimiento de disputas comerciales o un
escalamiento mayor de las ya existentes, que afecte al crecimiento, la
inversión y el comercio globales, así como a los mercados financieros
internacionales, en detrimento de la actividad económica en México.
En este
sentido, explicó, persiste la posibilidad de que Estados Unidos anuncie
acciones en materia comercial en contra de México, posiblemente asociadas con
temas no comerciales.
“Ello
ocasionaría mayor incertidumbre y afectaría las decisiones de gasto de los
consumidores y/o a la inversión. Estas afectaciones serían mayores si dichas
acciones fueran implementadas y podrían conducir a un deterioro de la
competitividad de la economía mexicana y afectar negativamente a la actividad
económica”,
advirtió.
Por otra
parte, mencionó que el proceso de ratificación del T-MEC se prolongue en
Estados Unidos y Canadá, generando mayor incertidumbre y afectando a la
inversión.
Otro
riesgo es que se observen episodios de volatilidad en los mercados financieros
internacionales originados por diversos factores:
Mayores
tensiones comerciales a nivel global que den como resultado un menor apetito
por riesgo; posibles sorpresas inflacionarias que ocasionen aumentos
imprevistos en las tasas de referencia de los principales bancos centrales o en
las expectativas para la trayectoria de estas; un posible contagio proveniente
de otras economías emergentes; o acontecimientos geopolíticos que pudieran
reducir las fuentes de financiamiento externo.
Asimismo, el
Banco de México consideró que otro de los riesgos es que persista el ambiente
de incertidumbre interna que ha venido afectando a la inversión y que ello
ocasione que se difieran planes de inversión o que los consumidores reduzcan su
gasto de manera precautoria; además de que se observe un deterioro adicional en
la calificación de la deuda soberana o de Pemex, lo que podría afectar el
acceso a los mercados financieros.
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