Enrique Quintana.
¿Qué tiene
que ver el Instituto Nacional Electoral (INE) con las inversiones?
Parece que
en principio nada; sin embargo, en realidad hay una relación estrecha. Le
explico.
A la hora
que escribo este texto, no existe aún una definición respecto a las
candidaturas de Morena que fueron canceladas hace algunas semanas por el INE.
Como le he
dicho previamente en este espacio, me sorprendería que los consejeros que en
marzo votaron por quitar las candidaturas a quienes no cumplieron con el
requisito de presentar sus gastos de precampaña, votaran en otro sentido.
Sin embargo,
aun si el INE ratifica su decisión, esto no será el desenlace del proceso.
Morena tiene
el derecho de impugnar la resolución del Consejo en el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Y, creo que
nuevamente, tanto el gobierno como el partido, van a presionar fuertemente para
que esta instancia, el Tribunal, que es la última y definitiva, reponga las
candidaturas, argumentando que la cancelación de las candidaturas no fue
proporcional a la falta cometida.
El Tribunal,
si ese fuera el caso y repusiera las candidaturas, abonará en su descrédito y
dará pábulo a la narrativa presidencial de que el INE ha dejado de ser
imparcial y está combatiendo a Morena.
Como ya le
hemos comentado en este espacio, el gobierno y Morena están jugando con fuego.
Hay dos razones.
La primera
es la alta credibilidad que tiene el INE.
De acuerdo
con la encuesta levantada por el Inegi respecto a cultura cívica, 59.6 por
ciento de la población mayor de 15 años tiene algo o mucha confianza en el INE.
La cifra se
contrasta, por ejemplo, con el 52.5 por ciento de confianza de la Presidencia
de la República o el 22.9 por ciento de los legisladores.
Cuestionar
al INE podrá ser muy popular entre los partidarios de la 4T, pero puede tener
costos entre el electorado en su conjunto.
La segunda
tiene que ver con el tema de este artículo.
En países
como México, una autoridad electoral autónoma da credibilidad a los procesos
electorales y es un garante de la prevalencia del Estado de derecho.
Para alguien
que llegara de fuera le resultaría extraño que un partido que tiene amplia
ventaja en la medición de las preferencias electorales cuestionara al árbitro.
Pero en la
4T, todo es posible.
El temor que
puede surgir entre los inversionistas es que el caso del INE ilustre la
incomodidad que le produce al gobierno la rendición de cuentas y el
cumplimiento de la ley.
El discurso,
a propósito de la mafia del poder y de cómo tiene controlados a la mayoría de
los consejeros del INE, puede ser muy redituable entre los simpatizantes de
AMLO, pero nada más.
Las dudas
respecto a la vocación de cumplir con las reglas del juego pueden ser veneno
puro para los inversionistas, aunque no tengan preferencias partidistas.
Se trata
simple y llanamente de la disposición a respetar las reglas del juego.
La
percepción de que el gobierno no está dispuesto a sujetarse a leyes, sino que
antes va a evaluar si a su juicio son justas o no, y en función de ello va a
cumplirlas o no, puede crear la sensación de que muchas inversiones están en
riesgo.
Como le
hemos comentado en este espacio, la coyuntura favorece a la recuperación
económica del país, pero los cambios permanentes que quiere hacer AMLO pueden
torpedearla y hacernos perder una oportunidad que ya no se va a volver a
presentar.
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