Por Anabel Hernández.
Genaro
García Luna, al parecer, pensaba que en Estados Unidos podía inventar
historias, pero todas sus mentiras han salido a relucir, como en el caso de sus
propiedades millonarias: una mansión y un yate que ascienden a 4 millones de
dólares y que no ha podido justificar.
La
fiscalía de Estados Unidos ha podido documentar la existencia de un yate por el
que pagó 700 mil dólares, anclado en una residencia adquirida en 3.3 millones
de dólares, ubicada en una de las penínsulas artificiales de Golden Beach, una
de las zonas más exclusivas de Florida, informa la periodista Anabel Hernández
en Aristegui en Vivo.
García Luna,
exsecretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón, está
acusado en Estados Unidos de tráfico de drogas y corrupción.
Aunque
hasta ahora no ha reconocido la propiedad de la casa, la fiscalía ya comprobó
que fue comprada a través de dos empresas fachada creadas en Florida y Panamá,
y posteriormente vendida en 3.9 millones.
El
exsecretario fue muy descuidado en el modo de vivir y de adquirir sus
propiedades, en el ritmo de vida que llevaba y eso despertó la atención del
gobierno estadounidense, que ahora realiza una amplia investigación sobre sus
bienes.
“Por un
lado, estaban las acusaciones del narco de haberle dado dinero y, por otro,
esta serie de propiedades que no pudo justificar”, dice Hernández.
De acuerdo con la transcripción de una
audiencia del juicio de García Luna, realizada el 28 de febrero, documento al
que la periodista tuvo acceso, el fiscal Michael Robotti confronta de una
manera cruda a García Luna.
En la
audiencia, señala la periodista, el exsecretario sigue negando la propiedad
de la mansión y el lujoso yate.
Pero el
fiscal menciona una serie de inconsistencias, de mentiras dichas por García
Luna y su esposa, Linda Cristina Pereyra, ante la fiscalía.
“Es decir, perjurio
cometido por el exfuncionario y su esposa ya en medio de esta investigación”,
agrega Hernández.
Entre los
señalamientos de la fiscalía, cita que por ese lujoso yate que aparece en el
video, cuando García Luna está queriendo vender la propiedad, él pagó 700 mil
dólares, de un solo golpe; no solamente compró la residencia, sino también el
yate.
“Estamos
hablando de 4 millones de dólares gastados de manera inmediata”, agrega.
Cuando lo
detienen, él niega la propiedad de la residencia, asegura que no sabe cuándo se
compró y que ni siquiera había pagado renta por estar ahí, sino que le fue
prestada, casi por caridad.
Sin embargo,
ese 28 de febrero, la fiscalía confronta de manera cruda y directa a García
Luna y a su abogado, pues su defensor había declarado al inicio que pagaba
renta.
El
exsecretario no sólo sabía cuándo se había comprado, asegura Hernández, sino
que de acuerdo con las investigaciones y el testimonio de los anteriores
propietarios, él, su esposa e hijos, fueron a elegir la propiedad, para ver si
era de su agrado. En ese tiempo, aún era funcionario.
Incluso, la
persona que ayudó a comprarla ya lo declaró, que escogió la casa, que era suya.
Además, la
fiscalía pudo comprobar que en 2016, cuando la casa fue vendida en 3.9 millones
de dólares, con una transacción triangulada a través de empresas en Miami y
Panamá, el dinero regresó a García Luna a través de sus cuentas bancarias.
Otra
mentira declarada fue que el restaurante de su esposa, Oggi Café, ya lo habían
vendido. Pero la fiscalía habló con el contador y con el gerente de esta
empresa, la primera que adquirieron en ese país, y los empleados aseguraron que
aún era de su propiedad.
“Estamos
hablando de una cadena de mentiras, de falsedad en declaraciones, en la que
García Luna incurre en la corte de Nueva York, y que, sin duda alguna, le ha
complicado y le complicará aún más las posibilidades de hacer una negociación”,
explica.
Robotti
ya no le cree, prácticamente le llama mentiroso tres veces en la misma
audiencia, expresa, y lo invita a explicar por qué mintió.
Si un
detenido miente en cosas elementales, pierde toda credibilidad, sentencia.
García
Luna también había solicitado llevar su juicio en libertad, con una fianza de
un millón de dólares, pero las dos personas que servirían como garantes eran
sus empleados y carecían de recursos propios para solventar el monto, reveló la fiscalía.
“Estamos
hablando de una situación muy complicada, donde veremos qué es lo que va a
suceder”, dice.
El caso se
ha suspendido por la pandemia, pero la próxima audiencia será ya el 4 de
junio.
“García
Luna pensaba que en Estados Unidos podía inventar historias y mentir como lo
había hecho tantas veces aquí en México, pero ahí hay un fiscal que realmente
lo confronta y lo cuestiona, tres veces al menos, en aquella audiencia, le
pregunta por qué está mintiendo”.
“Para que
un fiscal haga un tipo de acuerdo con un acusado, la condición fundamental es
que diga la verdad, que sea confiable”, señala Hernández; “aunque sea un
criminal, debe tener alguna credibilidad en sus testimonios, de principio a
fin”.
“El
problema de García Luna es que no es creíble para nadie, ni para el juez, ni
para el fiscal, que son las dos partes importantes en este caso.
Imagino
que ni siquiera confiable para sus propios cómplices”.
Y sus
cómplices deben estar preocupados, dice, porque un hombre que ha llegado a este
nivel, es capaz de equivocarse en cosas que pueden meter en serios problemas a
muchos otros.
“Sobre
todo a los que estaban en el mismo embrollo, en la misma conspiración diría la
fiscalía”, expresa
Hernández.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.