Enrique
Quintana.
El
acuerdo comercial entre Estados Unidos y China anunciado el viernes 13 de
diciembre impidió que desde el día 15 se incrementaran los aranceles a 156 mil
millones de dólares de importaciones chinas a EU.
Sin embargo,
no cambió la condición de las compras por 250 mil millones de dólares que hoy
pagan 25 por ciento.
Es decir,
por lo pronto, el acuerdo solo evitó que la guerra comercial escalara, pero
está lejos de generar nuevamente condiciones de certidumbre en la relación
comercial entre las dos principales potencias económicas del mundo.
Las
fricciones comerciales entre Estados Unidos y China de la época reciente han
tenido como resultado una fuerte caída de las exportaciones chinas a nuestro
vecino del norte, que en los primeros 10 meses de este año retrocedieron 14.4
por ciento.
Esto
significa que China dejó de vender a Estados Unidos en este lapso 65 mil
millones de dólares, lo que ha sido uno de los factores que ha contribuido a la
desaceleración de la actividad económica en China.
Para
México este hecho representa una gran oportunidad, sobre todo ahora que ya se
ha ratificado el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) en la Cámara de
Representantes, para empezar.
En
contraste con la caída de las exportaciones chinas a EU, México logró un incremento
de 4.2 por ciento en sus ventas a la economía norteamericana durante el periodo
enero-octubre.
Además, si
observamos lo que ha ocurrido en los últimos años y no solo en meses recientes,
vemos que China ha perdido participación en el mercado norteamericano.
En 2016, el
último año de la administración Obama, las ventas de China a Estados Unidos
representaban 21.0 por ciento del total, pero para este año bajó ese porcentaje
a 18.4 por ciento.
En
contraste, las ventas de México a Estados Unidos representaban 13.5 por
ciento en 2016 y ahora llegaron ya a 14.6 por ciento.
Este
hecho es un reflejo de la forma en la que se han articulado las cadenas
productivas de Norteamérica y eso se observa claramente en lo que sucede con
las exportaciones de EU a los dos países.
En los
primeros 10 meses de este año México compró a Estados Unidos 137 por ciento más
que lo adquirido por China. Esto quiere decir que para la economía
norteamericana es mucho más importante el mercado mexicano que el mercado
chino.
Esta
condición es la que hoy ofrece una gran ventaja estratégica a México.
Con la
certidumbre que ofrece el nuevo tratado comercial, es factible que más y más
inversiones analicen la posibilidad de dejar sus operaciones en China para
instalarse en nuestro país, la mejor plataforma para poder acceder al mercado
norteamericano.
Los
desarrolladores de parques industriales en el norte del país han percibido que
firmas de múltiples países están analizando la posibilidad de desplazar parte
de sus operaciones de China hacia México.
Si,
adicionalmente, vemos el freno económico de Europa o la situación de
incertidumbre en diversos países de América Latina, no se puede exagerar la
relevancia que tiene para México esta coyuntura.
Ayer me
preguntaba si una eventual permanencia de Trump en la Casa Blanca tras el
intento del impeachment ¿perjudicaría o beneficiaría a México?
Al menos
desde el punto de vista de esta perspectiva, quizá nos convenga que Trump
siga peleando con China por varios años más.
Pero, se
va a requerir de una política pública inteligente que genere los incentivos
correctos… si no queremos perder esta oportunidad. Ese será uno de los grandes
retos del 2020.
Nota: Por
vacaciones, esta columna volverá a publicarse el lunes 6 de enero. ¡Felices
fiestas!
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