Javier Risco.
¿Cuándo será
momento de un respiro? Leía en un reportaje de un diario español que las
semanas del verano en la redacción son un deleite donde los reporteros se
vuelven astrónomos cazando estrellas; en lugar del cielo consultan periódicos locales
y a cambio de estrellas buscan historias para llenar páginas que, a las seis de
la tarde de cualquier día vacacional, siguen en blanco. Rascan por todos los
rincones del país para dar con el personaje de agosto o con la historia que
replicarán todos los telediarios por la noche.
En México
tiene rato que no sucede esto, mi querida colega Gabriela Warkentin tiene claro
el momento en el que dejó de haber días 'tranquilos' o poco relevantes en este
país, ella dice que, a partir de inicios de enero de 2016, cuando subió la
gasolina en el gobierno de Peña Nieto, todo se aceleró, no regresó un respiro
en materia informativa. El inicio es discutible, pero coincido con que al menos
llevamos 48 meses convulsos, ni siquiera tengo un adjetivo para calificar los
últimos 12, estos han sido una revolución.
Hoy volteo a
una de esas historias en nuestro país, un respiro que podría tener un final
feliz; sin embargo, todo empieza con una tragedia. El viernes pasado a la
Orquesta Filarmónica de la comunidad de San Pedro y San Pablo Ayutla, en
Oaxaca, le robaron un patrimonio que ha pasado de generación en generación por
casi 100 años: 35 instrumentos musicales. La noticia la comunicó la lingüista y
escritora, Yásnaya Elena: “Lamento comunicarles una noticia que me duele
muchísimo. Delincuentes asaltaron la escuela de música y se robaron casi todos
los instrumentos de nuestra Banda Filarmónica, que es el alma de nuestra
comunidad. Ustedes saben lo que la música significa para los pueblos mixes […]
Nuestra vida comunitaria queda en suspenso cuando no hay banda que es necesaria
para nuestros rituales y eventos públicos”. El mensaje duró menos de dos horas
publicado y comenzó el apoyo en redes. La sociedad se movilizó y desde esta
semana ha habido una campaña de ayuda por San Pedro y San Pablo Ayutla. Pablo
Vázquez, presidente del Comité Comunitario de la Banda Filarmónica de Ayutla
Mixe, está conmovido, jamás pensaron que hubiera esta respuesta y han ido
publicando poco a poco los instrumentos que han ido donando y el dinero que ha
sido recaudado. A finales de este año, seguramente la filarmónica tendrá que
abrir convocatoria porque se convertirán en una de las más grandes de la
región.
Ayer, el
gobierno del estado les ha prometido reponerles todos los instrumentos robados;
es más fácil comprar todo nuevo que buscar a los responsables, recuperar lo
sustraído y tener un poco de justicia, en fin, es una buena noticia que al
menos parte del presupuesto estatal se destine a esto. Ojalá no se quede en una
forma de apagar el incendio, ojalá se haga un censo de las bandas comunitarias
a nivel nacional –o al menos estatal– y se les dé el impulso necesario. Es
importante reconocer la respuesta y la intención del gobierno de Alejandro
Murat, pero la desconfianza es justificable: “El gobernador del estado
prometió, con el Presidente de la República como testigo y ante medios de
comunicación, que dos días después iría a mi comunidad y tendríamos agua
potable. Llevamos dos años y medio sin acceso al agua potable. Comprenderán que
no confiemos” sentenció Yásnaya. Que esta historia no se quede sólo en la
recuperación de los instrumentos, que el gobierno se comprometa a recuperarles
el agua, agua que les han robado después de que el municipio vecino dinamitara
las tuberías del único manantial del cual se abastecían.
Que vuelva
la música, pero también la vida, que esta historia realmente termine con un
final feliz, que los instrumentos robados también les lleve un manantial de
agua.
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