miércoles, 5 de febrero de 2020

La nueva ministra.


Salvador Camarena.

Una de las primeras cosas que hizo Margarita Ríos- Farjat, en su calidad de nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fue ordenar que se remodelara el despacho que iba a ocupar.

Nada de austeridad republicana, nada de que ya había una oficina que funcionaba como tal. No. Que me la pongan a mi gusto.

Hubo un intento de que incluso se diseñara para tal propósito un despacho con orientación al Zócalo, por lo que desalojaron a los secretarios de la ponencia que tenían oficinas con vista a la plaza mayor.

Pero cuentan que las instalaciones sanitarias habrían supuesto una remodelación mayúscula, así que al final “sólo” se cambiaron recubrimientos del despacho de la nueva ministra.

El caso es que pasaba el tiempo y en la Corte veían cómo la remodelación, y los costos que implicaba, nomás no acababa.

Ya ponían piso de madera, ya probaban de otro; ya lucía madera en las paredes, ya había que cambiar también eso. ¿Pues no que los de Monterrey eran agarrados del codo?

Total que hasta hubo malestar de los recién llegados porque la ministra no quería que se vieran las canaletas que conducían el cableado. Oigan, ¿eso de las canaletas en qué ayudará al sistema de justicia oral? Ok, ya.

Tanto ha sido el relajo del cambio del despacho, que ya hay quien asegura que las oficinas contiguas, las de la ponencia del ministro Laynez, han sufrido afectaciones por tanta remodelación.

Así las prioridades de la extitular del Servicio Administración Tributaria al llegar a la SCJN.

Además del tema de los martillazos, y sus costos que algún día sabremos, el arribo de la originaria de Nuevo León al máximo órgano de Justicia ha sido descrito como poco terso.

Su equipo de colaboradores se presentó de avanzada, pero con mensajes muy específicos de parte de la “señora”.

De entrada, esos entusiastas regios –¿Por qué será que en la Secretaría de Seguridad (es un decir) de Durazo abundan los sonorenses, y en el equipo de la neoministra los de Nuevo León? ¿Qué no habrán encontrado capital humano de buen nivel en la mismísima ciudad ídem? Tan bonito que es conocer gente de otros lados, que piensa distinto, pero en fin, me desvié del tema, ustedes disculpen–; la cosa es que un particular de la neoministra dejó muy claro, a quienes ya trabajaban en la ponencia que ahora ella ocupa, que la señora es muy “estructurada” y “muy inteligente”, que tenían información de cada uno de los integrantes del equipo que estaban heredando, por lo que ya sabían quién era quién; y que mucho cuidado con la ortografía porque la señora no consentía ese tipo de faltas. Supongo que Paulina Chavira estará muy contenta con ese último mensaje. Una de tu equipo, mi Pau.

También seguro que a otros les gustará que entre los planes de la neoministra está hacer un taller de redacción porque cree que los textos de los análisis que le entregan sus colaboradores son muy acartonados, que quiere que todo su equipo se acostumbre a la incertidumbre (bueno, con este gobierno quién no) y que le interesa proponer un club de lectura de novela. (Yo no sé ustedes, pero yo voto a favor de esto último).

Ya habrá tiempo de conocer algo de las tesis en temas de justicia de la neoministra. Por lo pronto, ya trascienden los detalles de cómo quiere estructurar su oficina y a su equipo. Porque prioridades.

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