viernes, 28 de febrero de 2020

El privilegio de mandar.


Salvador Camarena.

La rendición de cuentas es un valor escaso o de plano inexistente en México. Esta situación aplica tanto para la clase política, como para aquellos que tienen el poder y la influencia suficiente para lograr su inclusión en el elenco que detenta el privilegio de mandar en nuestro país.

Un caso ilustrativo de lo anterior lo constituye ABC Aerolíneas S.A. de C.V., empresa mejor conocida como Interjet.

Luego de meses de filtraciones en columnas periodísticas y fragmentos de información publicados desde el año pasado, este jueves la reportera Alejandra Barriguete publicó la noticia de que Interjet debía, hasta diciembre pasado, más de 3 mil millones de pesos en impuestos, combustible y cuotas por aprovechamiento del espacio aéreo. https://contralacorrupcion.mx/deuda-interjet/

El monto es considerable, pero podría aumentar, pues la actual administración aún hace cuentas de lo que Interjet dejó de pagar en Impuesto al Valor Agregado y Sobre la Renta.

Los dueños de Interjet viven en un país distinto al de la inmensa mayoría de los mexicanos.

A los Alemán, el gobierno de Enrique Peña Nieto les toleró retrasos en pagos millonarios que a cualquier contribuyente le habrían acarreado multas, recargos y hasta cárcel.

Imagine que usted tiene una flotilla de aviones y le permiten que su deuda en combustible sea de mil millones de pesos, que le toleren que no reporte unos cien milloncitos de lo que usted cobra a sus pasajeros por la tarifa de uso aeroportuario (TUA), y que le den chance de no pagar casi un millar de millones en ISR e IVA. Negociazo, ¿verdad? Pero no para usted o para mí, que no pertenecemos al selecto (es un decir) club que manda en este país. Si usted o yo dejamos de pagar la turbosina o incumplimos con el SAT, seguro al mes siguiente no nos darán más combustible y sí nos llegará un requerimiento de Hacienda.

Si fuéramos un país serio, Miguel Alemán Magnani, cabeza de Interjet, debería dar muchas explicaciones sobre cómo logró tan singular tolerancia a su falta de pago por parte de las autoridades del anterior gobierno.

Pero no somos un país serio. Somos uno donde Alemán Magnani pertenece a algo llamado “Consejo Asesor Empresarial del presidente Andrés Manuel López Obrador”.

¿Se imaginan la situación? AMLO preguntando: “Señor Alemán Magnani, usted que es un prominente empresario de la aviación, ¿qué recomendaciones tiene sobre cómo activar mejor el espacio aéreo ahora que terminemos Santa Lucía?” Sería invaluable escuchar la respuesta del nieto del expresidente, dado que hoy se sabe de su gran experiencia en una empresa que adeuda impuestos y derechos.

La cosa no mueve a la risa, pues el 20 por ciento de los pasajeros nacionales usan Interjet y hay destinos y poblaciones que, si esa aerolínea desaparece, padecerían.

El gobierno de la República tiene una papa caliente en las manos. El discurso presidencial de no permitir privilegios, obliga a que Interjet pague impuestos, cuotas y recargos que debe.

Sin embargo, tal situación podría complicar la marcha de una empresa que ha cometido desatinos, como la polémica compra de aviones rusos marca Sukhoi que ahora no vuelan.

Pero el reto más grande es para López Obrador, quien deberá demostrar su congruencia.

El 12 de febrero, junto con su padre, el exgobernador Miguel Alemán Velasco, Alemán Magnani asistió a la cena en Palacio Nacional donde el Presidente pidió a los empresarios que le ayuden a vender cachos de la rifa del avión.

¿A qué fueron esa noche los Alemán? ¿A comprar cachitos de lotería o enormes reservas de permisividad para sus deudas? Lo veremos en el futuro cercano.

Queda claro que en México, aun cuando no tengas un negocio presumible, si ya eres de los que tienen el privilegio de mandar, seguirás siendo invitado a la mesa del señor, aunque le debas al gobierno hasta lo que no es tuyo, como algunos costos que tus clientes pagaron puntualmente; si esos mismos pasajeros no hubieran cubierto debidamente el TUA, no habría habido dios que los hubiera auxiliado a subirse al avión de Interjet con una deuda en su boleto. Pero tal criterio sólo aplica a los mortales, a los que mandan, hasta tamalitos les pichan en Palacio Nacional.

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