Julio Astillero.
Uno de los
empresarios más ricos del país, en ruta de ser el más beneficiado por el
gobierno federal durante el sexenio en curso, lanzó ayer preguntas tuiteras a
sus amigos y colegas en andanzas de negocios, a los que supone en cuarentena en
Valle (puede suponerse que se refiere a Valle de Bravo, en el estado de México)
o donde quiera que estén recluidos.
Al asumir
que el Covid-19 no se va a extinguir y que continuará propagándose, Ricardo
Salinas Pliego preguntó a sus compañeros empresarios cuáles son sus planes a
futuro: 1. ¿Quedarse encerrados hasta que haya cura o vacuna? 2. ¿Quedarse
encerrados hasta que el gobierno les diga que pueden salir? 3. ¿O quedarse
encerrados hasta que un buen día se desapendejen y decidan salir a vivir la
vida con todo y sus riesgos?
Obviamente,
el principal accionista de Televisión Azteca, Elektra, Banco Azteca y otras
firmas englobadas en el Grupo Salinas ha lanzado una especie de amistoso
exhorto a la desobediencia de las medidas sanitarias dificultosamente cumplidas
en México ante la irrupción del mencionado tipo de coronavirus. Es decir, un
relanzamiento del llamado antes hecho en pantalla por su principal personaje
televisivo en materia de noticias, Javier Alatorre, cuando, en la segunda
quincena de abril convocó a ya no hacer caso al encumbrado subsecretario de
Salud, Hugo López-Gatell, emblemático vocero del gobierno obradorista en cuanto
al citado virus.
La eventual
rebelión de los grandes empresarios ya desapendejados podría tener como
incentivo que Palacio Nacional no ha dado ninguna muestra real de desacuerdo
con los retos que ha lanzado el insurrecto Salinas Pliego. Al conductor
televisivo Alatorre se le dio trato de amigo y se le extendió una generosa
exculpación pública, a diferencia de lo que sucede con otros medios de
comunicación que han criticado las políticas andresinas. El máximo jefe Azteca
pudo, por lo demás, extender el funcionamiento de sus negocios hasta llegar a
un punto de escándalo, ante el cual aceptó reducir parte de la actividad de
algunos de ellos. Aún ahora, mediante la treta de la tercerización o
subcontratación ( outsourcing, en inglés), varias firmas siguen contratando personal
y trabajando de manera relativamente discreta para el mencionado Grupo Salinas.
Tanta
tolerancia hay hacia el desapendejamiento reivindicado por Salinas Pliego que
cabe preguntarse si en el fondo sus posturas no corresponden a ánimos incluso
gubernamentales, deseosos de apresurar tiempos y entrar a un desescalamiento de
rigores sanitarios ante la urgencia de reactivar lo más que sea posible del
maltrecho aparato económico.
En otro
tema: Ricardo Monreal se está convirtiendo en el pinchador de globos morenistas
que no pasan por su zona de inflado. Toda iniciativa legislativa o propuesta
política que no coincide con su visión, agenda o radio de alianzas hechas o por
hacer (sobre todo en los ámbitos empresariales o no necesariamente de Morena)
es pasada por la guillotina declarativa del zacatecano que, a pesar de los
pesares, mantiene su expectativa de tener un papel relevante en 2024, cuando se
elija al siguiente presidente de México.
Hace días,
el ex gobernador de Zacatecas y actual jefe político del Senado quitó filo a la
propuesta de progresividad fiscal presentada por Alfonso Ramírez Cuéllar,
presidente interino de Morena y miembro en segundo plano del primer círculo
obradorista que tiene la vista puesta en Claudia Sheinbaum para 2024. Ayer
acható las reformas a la ley de educación que en Puebla fueron aprobadas por el
Congreso local y Miguel Barbosa como gobernador, personaje éste impulsado por
Yeidckol Polevnsky y el máximo mando real de Morena, que le ganó la postulación
a tal cargo al senador monrealista Alejandro Armenta.
Y, mientras
el Bank of America ha empeorado su pronóstico económico para México en este
año, al pasar de menos 8 por ciento a menos 10 por ciento su estimación de la
caída del producto interno bruto.
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