lunes, 2 de diciembre de 2019

Así marchó la derecha: desprecio, reprobación y hasta insultos contra López Obrador.


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Por Álvaro Delgado.

SI LO QUE DEFINE A LAS MARCHAS SON SUS CONSIGNAS, la que hoy protagonizó la derecha de México, con las cúpulas panista y perredista como entes articuladores, fue un odio descomunal contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien con desprecio llaman simplemente “López” y “Peje”.

Expresiones de repudio —“Peje traidor-”, de insulto directo —“que chingue a su madre El Peje”— y de furia hasta por razones de edad.

—¡Pinche viejo! —, le llamó un hombre de mediana edad que oía a Julián LeBarón, en el ocaso de la marcha de claro perfil de derecha que reniega de esa definición.

No sólo eso: la marcha que partió a las 11:00 horas del Ángel de la Independencia al Monumento a la Revolución fue claramente divisionista y polarizante, que es lo que tanto le reclaman a López Obrador, contra quien hoy se manifestaron al cumplirse el primer año de su gobierno.

La priista Beatriz Pagés Rebollar, la única oradora con discurso político, lo dijo claramente, al comparar el mitin de la derecha en el Monumento a la Revolución con la celebración en el Zócalo encabezada por López Obrador.

“De aquí al Zócalo hay sólo dos kilómetros, pero también hay dos Méxicos: allá están los aplaudidores del autoritarismo y aquí está el México verdadero”.

Para Pagés Rebollar -exdiputada federal priista que fue férrea defensora de Roberto Madrazo y sus fraudes electorales desde Tabasco- el “México verdadero” que marchó contra López Obrador es el que defiende “los valores de la República” contra la “Venezuela de Hugo Chávez y la Bolivia de Evo Morales”.

Y machacó con la división de sus “dos Méxicos” distantes dos kilómetros: “allá en el Zócalo hay un México oscuro; aquí, la verdad sonora”.

La de hoy fue claramente la más numerosa de las protestas contra López Obrador, aunque para ser convocada por PAN y PRD, cuyos dirigentes encabezaron contingentes, tampoco se aproxima a las de López Obrador como opositor de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

Aunque no se asomaron, Fox y Calderón estuvieron presentes: proliferaron las pancartas y grandes letreros que comparaban las cifras de muertos de cada sexenio y las de crecimiento del PIB, para subrayar el contraste con López Obrador.

Y es que, por el perfil de los asistentes, bien podría llamarse también la marcha del Pacto por México de Peña, con Gustavo Madero y Santiago Creel encabezando el contingente del PAN, y “Los Chuchos” Jesús Ortega y Jesús Zambrano del PRD.

Llamaba la atención ciertas consignas perredistas, alusivas a Ernesto “El Che” Guevara, y las consignas anticomunistas del grueso de los manifestantes mujeres y hombres maduros, algunos muy maduros, que contrastaba con pocos jóvenes.

—Tómale una foto a la rubia para que vean que no simpatiza con el comunismo —instruyó un hombre barbado a su acompañante señalando a una joven frente a una larga consigna en una pancarta: “López estás despedido. No al comunismo”.

No hubo, pues, mayor novedad en la marcha de hoy de la derecha, aunque la articulación da esperanzas a la oposición, sobre todo para las elecciones del 2021.

“Es esperanzador”, dice Guillermo Velasco Arzac, veterano dirigente anticomunista y uno de los líderes de la organización de ultraderecha El Yunque. “Hay un autoritarismo que va avanzando”.

—¿Pero hay elementos para hablar de comunismo?

—Ahorita hablar de “no al comunismo” está fuera del momento histórico. Están en su derecho. Pero ahorita lo que es importante es no al autoritarismo.

Eso fue lo que predominó en la marcha. Consignas contra López Obrador, a ningún otro, ni siquiera de su gabinete y a su política. Aunque con sonora reprobación al asilo a Evo Morales, el renunciante presidente de Bolivia.

“¡Fuera Evo del país, fuera Evo del país!”, fue otra consigna de punta a punta de la manifestación que, aunque en esta ocasión no derivó en riña en el templete —como en la del 30 de junio—, prevaleció la desorganización, con dos micrófonos arrebatándose la palabra.

Muy pronto merodearon y se apoderaron del templete personajes de la talla del perredista Fernando Belaunzarán, la actriz Laura Zapata, la senadora panista Kenia López Rabadán y la senadora Xóchitl Gálvez quien, en algún momento, hablando sola, dijo frente al reportero que mejor iría “a comer algo”.

A diferencia del mitin de junio, en protesta por el primer año del triunfo de López Obrador, ahora el orador estrella no fue el locutor Pedro Ferriz, quien no se apareció en el templete, sino el economista Sergio Negrete, la actriz Alejandra Morán y la priista Beatriz Pagés, aunque la única ovación fue para Julián y Adrián LeBarón, cuya familia padeció el asesinato de tres mujeres y seis niños en Sonora, el 4 de noviembre.

“¡Todos solos LeBarón!”, se solidarizó la concurrencia con la familia, que marchó junto con el contingente de la activista María Elena Morera, defensora de la estrategia de guerra de Felipe Calderón y amiga íntima de su secretario de Seguridad, Genaro García Luna.

Es sabido que los oligarcas no marchan, pero envían a sus empleados. Y muchos gritaban en defensa de la libre empresa:

“¡Somos los que damos trabajo!”, gritaba uno. “Dar certeza a la inversión privada”, exigía otro hombre en una pancarta.

Aunque, por las consignas, la demanda sustantiva era por seguridad y contra la violencia, de la que López Obrador resulta reprobado y hasta despedido.

“¡Aquí y allá, el Peje ya se va!”, gritaban unos y otros, en la línea de la derecha anticomunista, exigían: “México, libertad, no dictadura”.

Y el exceso: a la usanza futbolera, eran en extremo despectivos: “¡En el agua clara que brota de la fuente, que chingue a su madre nuestro presidente!”

Así protesta la derecha.

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