Por Álvaro
Delgado.
SI LO QUE DEFINE A LAS MARCHAS SON SUS CONSIGNAS, la que hoy
protagonizó la derecha de México, con las cúpulas panista y perredista como
entes articuladores, fue un odio descomunal contra el presidente Andrés Manuel
López Obrador, a quien con desprecio llaman simplemente “López” y “Peje”.
Expresiones
de repudio —“Peje traidor-”, de insulto directo —“que chingue a su madre El
Peje”— y de furia hasta por razones de edad.
—¡Pinche
viejo! —, le llamó un hombre de mediana edad que oía a Julián LeBarón, en el
ocaso de la marcha de claro perfil de derecha que reniega de esa definición.
No sólo eso:
la marcha que partió a las 11:00 horas del Ángel de la Independencia al
Monumento a la Revolución fue claramente divisionista y polarizante, que es lo
que tanto le reclaman a López Obrador, contra quien hoy se manifestaron al
cumplirse el primer año de su gobierno.
La priista
Beatriz Pagés Rebollar, la única oradora con discurso político, lo dijo
claramente, al comparar el mitin de la derecha en el Monumento a la Revolución
con la celebración en el Zócalo encabezada por López Obrador.
“De aquí al
Zócalo hay sólo dos kilómetros, pero también hay dos Méxicos: allá están los
aplaudidores del autoritarismo y aquí está el México verdadero”.
Para
Pagés Rebollar -exdiputada federal priista que fue férrea defensora de Roberto
Madrazo y sus fraudes electorales desde Tabasco- el “México verdadero” que
marchó contra López Obrador es el que defiende “los valores de la República”
contra la “Venezuela de Hugo Chávez y la Bolivia de Evo Morales”.
Y machacó
con la división de sus “dos Méxicos” distantes dos kilómetros: “allá en el Zócalo
hay un México oscuro; aquí, la verdad sonora”.
La de hoy
fue claramente la más numerosa de las protestas contra López Obrador, aunque
para ser convocada por PAN y PRD, cuyos dirigentes encabezaron contingentes,
tampoco se aproxima a las de López Obrador como opositor de Vicente Fox, Felipe
Calderón y Enrique Peña Nieto.
Aunque no
se asomaron, Fox y Calderón estuvieron presentes: proliferaron las pancartas y
grandes letreros que comparaban las cifras de muertos de cada sexenio y las de
crecimiento del PIB, para subrayar el contraste con López Obrador.
Y es que, por
el perfil de los asistentes, bien podría llamarse también la marcha del
Pacto por México de Peña, con Gustavo Madero y Santiago Creel encabezando el
contingente del PAN, y “Los Chuchos” Jesús Ortega y Jesús Zambrano del PRD.
Llamaba la
atención ciertas consignas perredistas, alusivas a Ernesto “El Che” Guevara, y
las consignas anticomunistas del grueso de los manifestantes mujeres y
hombres maduros, algunos muy maduros, que contrastaba con pocos jóvenes.
—Tómale
una foto a la rubia para que vean que no simpatiza con el comunismo —instruyó
un hombre barbado a su acompañante señalando a una joven frente a una larga
consigna en una pancarta: “López estás despedido. No al comunismo”.
No hubo,
pues, mayor novedad en la marcha de hoy de la derecha, aunque la articulación
da esperanzas a la oposición, sobre todo para las elecciones del 2021.
“Es
esperanzador”, dice Guillermo Velasco Arzac, veterano dirigente anticomunista y
uno de los líderes de la organización de ultraderecha El Yunque. “Hay un
autoritarismo que va avanzando”.
—¿Pero hay
elementos para hablar de comunismo?
—Ahorita
hablar de “no al comunismo” está fuera del momento histórico. Están en su
derecho. Pero ahorita lo que es importante es no al autoritarismo.
Eso fue lo
que predominó en la marcha. Consignas contra López Obrador, a ningún otro, ni
siquiera de su gabinete y a su política. Aunque con sonora reprobación al asilo
a Evo Morales, el renunciante presidente de Bolivia.
“¡Fuera
Evo del país, fuera Evo del país!”, fue otra consigna de punta a punta de la
manifestación que, aunque en esta ocasión no derivó en riña en el templete
—como en la del 30 de junio—, prevaleció la desorganización, con dos micrófonos
arrebatándose la palabra.
Muy
pronto merodearon y se apoderaron del templete personajes de la talla del
perredista Fernando Belaunzarán, la actriz Laura Zapata, la senadora panista
Kenia López Rabadán y la senadora Xóchitl Gálvez quien, en algún momento,
hablando sola, dijo frente al reportero que mejor iría “a comer algo”.
A diferencia
del mitin de junio, en protesta por el primer año del triunfo de López Obrador,
ahora el orador estrella no fue el locutor Pedro Ferriz, quien no se
apareció en el templete, sino el economista Sergio Negrete, la actriz Alejandra
Morán y la priista Beatriz Pagés, aunque la única ovación fue para Julián y
Adrián LeBarón, cuya familia padeció el asesinato de tres mujeres y seis niños
en Sonora, el 4 de noviembre.
“¡Todos
solos LeBarón!”, se solidarizó la concurrencia con la familia, que marchó junto
con el contingente de la activista María Elena Morera, defensora de la
estrategia de guerra de Felipe Calderón y amiga íntima de su secretario de
Seguridad, Genaro García Luna.
Es sabido
que los oligarcas no marchan, pero envían a sus empleados. Y muchos gritaban en
defensa de la libre empresa:
“¡Somos los
que damos trabajo!”, gritaba uno. “Dar certeza a la inversión privada”, exigía
otro hombre en una pancarta.
Aunque, por
las consignas, la demanda sustantiva era por seguridad y contra la violencia,
de la que López Obrador resulta reprobado y hasta despedido.
“¡Aquí y
allá, el Peje ya se va!”, gritaban unos y otros, en la línea de la derecha
anticomunista, exigían: “México, libertad, no dictadura”.
Y el
exceso: a la usanza futbolera, eran en extremo despectivos: “¡En el agua clara
que brota de la fuente, que chingue a su madre nuestro presidente!”
Así
protesta la derecha.
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