Julio Astillero.
El
representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, echó mano del
extintor gramatical de fuegos binacionales y aseguró a su homólogo, Jesús
Seade, que los enviados especiales que nombrará Washington y pretende instalar
en México no serán inspectores, sino nada más agregados laborales.
En realidad
podrían ser denominados misioneros o predicadores, el resultado sigue siendo el
mismo, más allá de los juegos de palabras: los cinco agregados del Departamento
de Trabajo de Estados Unidos tendrán como objetivo “colaborar con sus
contrapartes mexicanas, trabajadores y grupos de la sociedad civil en la
implementación de la reforma en materia laboral, incluyendo la provisión de
asistencia técnica y el desembolso de fondos para la construcción de
capacidades, y en proveer apoyo al nuevo comité intersecretarial de cuestiones
laborales del gobierno estadunidense. Estos agregados no serán ‘inspectores
laborales’ y estarán sujetos a todas las leyes mexicanas relevantes”.
La carta de
Lighthizer es eso: una carta. La interpretación de un funcionario pasajero
respecto a leyes y tratados que van más allá de las letras del encargado de las
negociaciones. Si Donald Trump es experto en echarse para atrás y
contradecirse, en aras de sus intereses finales, ¿qué garantiza que la misiva
de Lighthizer no pueda ser desconocida o refutada más adelante por sus propios
jefes o por los poderes Judicial o Legislativo?
Aunque, en
realidad, no hay mucho margen para la equivocación: el propio negociador
estadunidense asienta que los paneles independientes, acordados en el T-MEC,
“pueden solicitar verificaciones in situ en cualquiera de los tres países
cuando haya cuestiones fundadas de buena fe sobre si los trabajadores en una
planta o centro de trabajo particular están viendo sus derechos laborales
fundamentales violados. Pero esas verificaciones serán conducidas por panelistas
independientes y no por los agregados laborales” (la carta de Lighthizer, en
español e inglés: https://bit.ly/2S0fwyK y https://bit.ly/2PQrBDU). Lo bueno es
que el negociador Seade se ha dado por satisfecho con la carta de su amigo
Lighthizer: ahora nos dan algo clarificatorio; se ganó algo importante. Juegos
de palabras; agregados o inspectores en ruta de acción.
Apenas días
atrás estaba de galas nupciales la senadora por Sonora, Lilly Téllez,
presentadora de noticias durante largos años en canales televisivos del grupo
Azteca y ahora ha sido expulsada de la bancada de Morena, por acuerdo de la
Comisión de Honestidad y Justicia de este partido y a causa de la distancia
entre declaraciones y posturas de Téllez respecto a los postulados de la organización
obradorista. Ricardo Monreal tiene tres días para cumplir con esa exclusión. No
la pueden retirar del partido porque no está afiliada: fue invitada en 2018 por
el candidato López Obrador a título de externa.
Astillas.
La
secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, recibió ayer a familiares de
Israel Vallarta, preso desde hace 14 años, sin sentencia, en el caso que
involucró a Florence Cassez… Ha dicho el presidente López Obrador, luego del
anuncio de aumento de 20 por ciento al salario mínimo, que ya están sentadas
las bases para el desarrollo económico en 2020… La jefa del Gobierno
capitalino, Claudia Sheinbaum, defiende a su secretario de Seguridad Pública,
Omar García Harfuch, de las acusaciones de que fue parte del equipo de Genaro
García Luna al que ahora Palacio Nacional tiene en la mira. El jefe policiaco
es nieto del general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa
Nacional bajo la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz e hijo de Javier García
Paniagua, titular de la Dirección Federal de Seguridad y secretario de la
Reforma Agraria. En 2016, con Enrique Peña Nieto en Los Pinos, fue director de
la Agencia de Investigación Criminal de la PGR…
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