Salvador
Camarena.
Este es el
relato de una estafa. La víctima, cuyo nombre se omite como también omito el de
otra víctima, compartió algunos detalles con el fin de alerta sobre estos
fraudes.
La semana
pasada N. puso un anuncio en la app Segunda Mano para vender un celular. Horas
más tarde, una persona que se identificó como Javier la contactó vía WhatsApp.
“Ando
buscando algo bonito y que funcione bien. ¿Cómo se encuentra de estética?”,
preguntó, y pidió más fotografías del equipo.
Se le
mandaron fotografías del celular en perfectas condiciones. Esa misma noche
“Javier” llamó para decir que estaba muy interesado en la compra, que sería un
regalo de navidad para su esposa. Pero que por cuestiones de trabajo él no
podría asistir a ver el equipo, que mandaría a su cuñado a la dirección
pactada.
“Javier”
pidió el número de cuenta bancaria. El viernes al mediodía anunció que su
supuesto familiar ya estaba llegando al lugar de la cita. El “cuñado” revisó el
teléfono, verificó que funcionara y confirmó con “Javier” para que hiciera el
depósito.
En ese
momento a N. le llegó una alerta bancaria por un depósito de 13 mil pesos
“Salvo Buen Cobro”, por lo que N. dudó en dejar ir al cuñado con el equipo.
“Javier”
dijo que no sabía que se depositaría Salvo Buen Cobro, pero pidió confiar en
él. A modo de garantía envió de inmediato fotografías por ambos lados de “su”
INE y “su” pasaporte a nombre, en efecto, de “Javier…”. El supuesto cuñado se
fue con el celular.
“Javier”
estuvo en contacto con N. durante todo el fin de semana, y lo mismo el lunes,
supuestamente para verificar que el depósito cayera. Pasó lo que ya se
imaginan: el cheque había sido rechazado y a pesar de eso, el vivales dijo que
iría a su sucursal, de HSBC, a ver qué había pasado.
Y aquí viene
el colmo del cinismo. “Javier” dijo que en su sucursal le habían informado que
el cheque había sido devuelto “por el nuevo sistema operativo”, por lo que el
dinero se había quedado retenido. Y que le habían dado dos números de tarjetas
para poder liberar el efectivo.
Una de
autorización y otra de retiro.
Vía
telefónica pidió que N. fuera a un OXXO a depositar $500 y que él tenía que
depositar $500 más a un número de cuenta, con eso los 13 mil pesos del cheque
quedarían liberados.
N. se negó,
por supuesto, a un nuevo depósito y en las siguientes horas descubriría que
Javier no se llamaba Javier, sino que el verdadero Javier a su vez había sido
víctima de estos estafadores, que encima usaban sus documentos para engañar a
otros. Al menos otras tres personas, todas usuarias de la app Segunda Mano han
sido defraudadas, con la identidad robada a Javier.
La
tecnología ha traído muchas cosas buenas. Pero es utilizada por mal nacidos
para engañar a gente de buena fe. Nadie culpa a Segunda Mano de las atrocidades
de quienes roban una identidad y desde ahí fraguan un engaño y un fraude. Sólo
se pone el nombre de la app porque coincide que ahí trataron de hacer un
negocio lícito las varias víctimas y, de nuevo, en la esperanza de esta alerta
sirva de algo.
Es horrible
la noción de que tenemos que estar siempre a la defensiva. Pero no culpemos a
quienes de vez en cuando caen por haber tenido el pecado de confiar. Mejor eso
que ser como los ladrones: gente sin valores. Y aguas con los depósitos de
“Javier”.
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