La
sobrerrepresentación que PRI y PAN, a través de sus designados, tienen en la
Asamblea Constituyente, está a punto de mandar al carajo los derechos
adquiridos en la CDMX, darle al traste a lo avanzado durante años y sepultar a
la capital, como Ciudad progresista y de vanguardia.
Los diputados constituyentes, que
legislan al vapor y van a contrarreloj para cumplir con la camisa de fuerza que
los ata a concluir la discusión y aprobación de la primera constitución de la
CDMX a más tardar el 31 de enero, están
por enviar a nuestra Ciudad, de vuelta al siglo XX.
Si
todo sigue de acuerdo a lo planchado por las cúpulas partidistas en la
Constituyente, dirán que NO al matrimonio igualitario, al derecho de las
mujeres a decidir sobre su cuerpo y a la voluntad anticipada, así como ya se
pronunciaron en contra de la legalización de la marihuana para fines
medicinales y de investigación. Los legisladores irán contra lo que los
capitalinos no solamente han respaldado, sino lo que el sentido de su voto ha
reflejado en las urnas.
La CDMX, es una capital de derechos,
de avanzada. Una que vota a la izquierda –PRD y Morena obtuvieron más del 60%
del total de votos en junio pasado- y donde PAN y PRI, juntos, no alcanzaron,
si quiera, el 20% del voto en la elección de la Constituyente. Aún con una austera representación de
quienes vivimos en la capital, PRIISTAS Y PANISTAS pueden detener cualquier
legislación, porque el tramposo esquema de designaciones les permite tener el
doble de lo que las urnas reflejan: casi 40% de los legisladores. Suficientes
para frenar cualquier iniciativa que se quiera plasmar en la Constitución, pues
se necesitan dos terceras partes, del total de 100 diputados, para su
aprobación.
Los constituyentes podrán encontrar
palabras para justificar la ausencia de temas que ya son columnas vertebrales
de derechos para quienes vivimos en la CDMX, lo que no podrán esconder es que
la primera Constitución -esa que tendría que reflejar la esencia capitalina- dejará de lado temas que forman parte del
ADN de la Ciudad.
El 3 de enero, los diputados
regresarán a trabajar. Tendrán tiempo de corregir y elevar a rango
constitucional derechos ya ganados. Hasta hoy, salvo contadas excepciones,
quienes integran la Asamblea, han trascendido por los desatinos, ausencias y
polémicas. Ahora podrían hacerlo también por retrogradas. Ojalá no sea el caso.
La instrucción del presidente del
PAN Ricardo Anaya, para que sus constituyentes se reúnan durante el periodo
vacacional molestó a algunos legisladores, pero el más enojado era Santiago
Taboada, quien se quejó con sus compañeros porque “ya tenía vacaciones planeadas”.
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