En su última Navidad
como gobernador, Eruviel Ávila agasajó a los reporteros de la fuente con la
rifa de dos autos Smart y el obsequio de aproximadamente 500 bocinas (una por
invitado).
Como cada año desde
el inicio de su gestión –excepto el segundo–, el mandatario mexiquense sorteó
entre los asistentes dos automotores cuyo costo unitario en el mercado oscila
entre los 230 mil y los 290 mil pesos.
Eruviel Ávila eligió como sede para la cena con reporteros a
Ecatepec, su municipio de origen, que en dos ocasiones se convirtió en el más
poblado e inseguro de la entidad, según datos del Secretariado Ejecutivo del
Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Eventos Sociales Eduardos, que se hizo cargo de la
celebración de anoche, ofreció carnitas de cabrito como entrada y
posteriormente crema de elote con rajas de chile poblano, espaguetti para el
segundo tiempo y pechuga como plato fuerte.
Una a una, Ávila Villegas visitó las mesas para saludar a
los comensales, la mayoría de los cuales quiso inmortalizar con una fotografía
su momento con el gobernador.
Al hacer uso del
micrófono, el Ejecutivo pidió a los asistentes no echarle el carro –en alusión
al “premio mayor”–, pues le quedan algunos meses (hasta septiembre de 2017 en
teoría) como mandatario estatal.
Admitió que se siente melancólico ante la inminente
despedida de su administración, y se dijo celoso porque en marzo pasará a un
segundo plano, opacado por los candidatos a sucederlo.
Un reportero de Ecatepec y otro de Texcoco resultaron
agraciados con el premio mayor. Pero ninguno de los asistentes se fue con las
manos vacías porque todos recibieron una bocina para potenciar el sonido del
televisor.
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