Javier Risco.
No imagino
el coraje de Andrés Manuel López Obrador.
¿Cómo se
sentirá? ¿Traicionado? ¿Confundido? ¿Engañado? ¿Decepcionado? De verdad no sé
qué cara habrá puesto el Ejecutivo después de leer en el portal de Quinto
Elemento Lab y Animal Político la siguiente noticia: “Emilio Lozoya y Alejandro
Gertz: acusado y fiscal tienen el mismo abogado”, debió de haberse sentido
devastado, ¿cómo pudo el fiscal general de la República haberle ocultado eso?
¿Cómo se le pudo pasar a Gertz Manero ese pequeño detalle? “Jefe, una cosita,
el abogado de Lozoya es mi apoderado legal”, imperdonable. Aunque ahora que lo
pienso no lo leyó en el portal, seguro Jesús Ramírez, su jefe de Comunicación
Social, lo alcanzó mientras caminaba a su oficina en Palacio Nacional y le
llevó la noticia impresa. Se detuvo el Presidente y pidió que le contaran la
historia completa.
Así se lo
leyó Jesús: “El exdirector de Pemex, Emilio Lozoya Austin, legalmente prófugo
de la justicia y presunto implicado en lavado de dinero y hechos de corrupción,
tiene como defensores a los mismos abogados que desde hace cuatro años son los
apoderados legales de Alejandro Gertz Manero, el fiscal general que está a
cargo de investigar al exfuncionario. Estos abogados son Javier Coello Trejo y
su hijo Javier Coello Zuarth, en quienes Gertz Manero depositó toda su
confianza cuando en 2015 les otorgó un amplio poder para presentar a su nombre
una denuncia penal e investigar el deterioro de salud y posterior muerte de su
hermano Federico, quien falleció a los 82 años de edad. Gertz y su apoderado
Coello se enfrentan actualmente en la arena pública y en los tribunales por el
mayor caso de corrupción en la historia reciente. Gertz, como fiscal general,
tiene la encomienda de llevar a Lozoya ante la justicia. Coello, como abogado
de Lozoya, debe agotar todas las vías legales para impedirlo”.
De pronto el
silencio, ¿cómo es que no se lo había dicho al Presidente? ¿Por qué? Imagino la
preocupación del Ejecutivo: el encargado de investigar el primer caso icónico
de corrupción del sexenio comparte abogado con Emilio Lozoya Austin, uno de los
señalados de haber recibido sobornos en el caso Odebrecht. ¿Podía ser posible esto?
Sí.
Imagino esta
escena porque bajo la lógica y la congruencia del gobierno actual, el
presidente Andrés Manuel López Obrador NO PUDO HABER SABIDO de esta relación
cercana entre Gertz Manero y el abogado de Lozoya.
La
investigación de la periodista Andrea Cárdenas y de Arturo Ángel debió de haber
calado hondo, la preocupación número uno de la cuarta transformación, la lucha
contra la corrupción… en riesgo. Lo apunta bien Eduardo Bohórquez, director de
Transparencia Mexicana: “Los intereses no son un pecado. Si se ponen sobre la
mesa no pasa nada. Pero si se dejan debajo de ella, es ahí donde viene el
problema y donde la gente tiene derecho a dudar, donde se mina la confianza en
la autoridad, donde se abre la puerta para que todo pueda pasar…”.
Después de
escucharlo con esa bandera los últimos 12 años de nuestras vidas, creo que la
confianza del Presidente sobre el fiscal general debe estar minada. ¿Qué
seguirá? ¿Cómo actuará? ¿Qué consecuencias tendrá? ¿Qué más le oculta?
Javier
Coello ha dicho que él no ve ningún conflicto de interés: “No existe ningún
conflicto de interés, esto es un asunto del fuero común, yo en el libre
ejercicio de mi profesión puedo defender a quien yo quiera”. Gertz Manero
después de una entrevista telefónica de más de dieciocho minutos con los
reporteros entró en razón: “Tiene usted toda la razón. Evidentemente, imagínese
si en ese momento iba yo a saber que este abogado iba a defender a una persona
a la que nosotros estamos enfrentando. Imposible de saber, pero creo que es una
buena reflexión, voy a pedir que le cancelen todos los poderes”. Conociendo al
Presidente esto tendrá consecuencias, seguro que Andrés Manuel López Obrador ve
un conflicto de interés y no volverá a confiar. “Se barre de arriba hacia
abajo”, nos ha dicho hasta el cansancio; insisto, no imagino su coraje.
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