viernes, 28 de junio de 2019

Líder cañero, cabeza del narco en Veracruz.


Ricardo Ravelo.

Sumida en crisis recurrentes, instrumento para lavar dinero sucio en tiempos de Vicente Fox, blanco de fraudes, quiebras y rescates financieros desde los años setenta, la industria azucarera y, en particular el campo cañero mexicano, atraviesan una profunda crisis que se agrava aún más debido a la infiltración del narcotráfico y a los múltiples asesinatos que sacuden a ese sector.

Tan sólo en los últimos trece años han sido acribillados 68 líderes cañeros. Los móviles: disputa de poder y narcotráfico. Los últimos ejecutados cayeron en el ingenio La Gloria, en Veracruz; otro en Pánuco, al norte de esa entidad que, por cierto, está invadida por el crimen organizado, maniatada la autoridad, débil ante la corrupción y la violencia.

La promesa de pacificar el estado de Veracruz con las operaciones de la Guardia Nacional no cala hondo entre los veracruzanos. Las palabras del Gobernador Cuitláhuac García Jiménez se las lleva el viento, impotente el mandatario para frenar la ola de violencia que azota al estado más productor de caña y de azúcar en el todo el país.

Desde tiempos lejanos las luchas de poder entre los productores de caña han derivado en traiciones y asesinatos, la lucha por poder sin límites. Así fue asesinado Roque Spinoso Foglia –poderoso líder cañero en la década de los ochenta– en su rancho “El Relicario”, en Veracruz. Una lluvia de balas cegó la vida del líder que, por cierto, no fue ajeno a la corrupción.

En otros casos, la industria azucarera ha prohijado caciques que han detentado un poder descomunal en varias regiones de esa entidad. En la Cuenca del Papaloapan, la zona productora de azúcar más boyante, todavía se cuentan las historias al estilo Calígula que protagonizaba Gilberto Uscanga Medina, a quien por el tono de su tez le apodaban “La Gringa”.

Prepotente hasta el exceso, “La Gringa” pasó de la miseria a la opulencia con la velocidad de un rayo. Toda su riqueza era producto del fraude y del atraco a los productores de caña que, por centenas, desfilaban en su casa del municipio de Carlos A. Carrillo, en Veracruz, para pedirle dinero prestado que, después, el líder descontaba con elevados intereses.

De este personaje se cuentan historias que bien podrían formar parte de un filme que elevaría a la última potencia los actos de inmoralidad. Narran los cañeros consultados que cuando Gilberto Uscanga se emborrachaba solía exigirles a sus empleadas que le practicaran sexo oral a la vista de decenas de invitados que, saturados de alcohol, aplaudían el licencioso acto del líder cañero que, por cierto, murió quebrantado después de haber estado preso tras cometer un fraude a Bancomer.

En la industria azucarera tanto la corrupción como la depravación ya forman parte de una cultura arraigada. En los años sesenta, por ejemplo, este tipo de correrías se le atribuyeron al heredero del ingenio San Cristóbal, Roberto García Mora, dueño en aquellos tiempos del banco Internacional y quien terminó despojado de dichos bienes al finalizar el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz.

Todo esto viene a cuento porque ahora en Carlos A. Carrillo –en el mismo municipio donde está ubicado el ingenio San Cristóbal, el más grande del mundo en alguna época– emergió un líder cañero que en menos de tres años amasó una fortuna descomunal, según se afirma, mediante actos de corrupción que afectan a los productores de caña.

Se trata de Francisco Lozada Bravo, dirigente local de la organización cañera “Gramínea”, abastecedora del ingenio San Cristóbal. Hace no menos de tres años este personaje pisaba la tierra descalzo, más tarde pudo comprar un coche Tsuru y tras el asesinato de Rafael Castro Honorato, el anterior líder de ese grupo se encumbró en el poder y se segura que no está dispuesto a dejarlo. Quizá por eso ahora se rodea de gente armada.

Hasta el año 2016, Lozada Bravo contaba en su haber con tres hectáreas de caña y en “Gramínea”, la organización que lo acogió era el encargado de distribuir el abono en las zonas cañeras. Después asumió la tesorería de esa organización cañera tras la muerte de Cándido Armas, quien ocupaba ese cargo.

Luego, otra muerte, la de su amigo Rafael Castro Honorato –de cuyo crimen se asegura que Lozada es uno de los presuntos sospechosos –lo encumbró en el poder absoluto. Y ahora Lozada asegura que sólo muerto dejará el cargo.

Luego de tomar el liderazgo de la organización cañera, Lozada Bravo comenzó a navegar en la opulencia: actualmente se le atribuye la propiedad de más de cien hectáreas de caña en varios municipios y comunidades de la Cuenca del Papaloapan; ha construido residencias de más de diez millones de pesos y no escatima en la compra de camionetas y coches de lujo para cumplir los deseos de sus amantes.

Los directivos del grupo azucarero Sucarmex, dueños del ingenio San Cristóbal, han dicho que la oficina de Lozada Bravo parece una agencia de automóviles de lujo, pues los coches que se estacionan en su búnker no bajan de un millón de pesos, por lo menos.

Eso no es todo: De 2017 a la fecha, Lozada Bravo también incursionó en la compra de ranchos. Por lo menos media docena de predios con ganado de alto registro se le atribuyen al líder cañero que, se asegura, de igual forma se metió a la compra de caballos pura sangre, de los llamados cuarto de milla, cuyo costo es superior al millón y medio de pesos por ejemplar.

La historia actual de Francisco Lozada Bravo tiene otros recovecos interesantes que ya son públicos. Ahora que se mueve en medio de una riqueza descomunal, cuyo origen es la corrupción, el líder cañero no parece estar satisfecho y decidió ligarse al crimen organizado.

De acuerdo con informes de la Fiscalía General de la República –que le siguen la pista desde hace varios meses– se sabe que Lozada Bravo está vinculado con el Cártel de Jalisco Nueva Generación que, se asegura, tiene amplio control en la Cuenca del Papaloapan.

Las investigaciones federales dan cuenta de un numeroso grupo que lo mismo se disputa el poder político que el control criminal en la zona. Según el expediente federal, este es el organigrama:

El auxiliar de Lozada –Arnulfo Aguirre Saviñón– es cuñado de José Antonio Hernández Munguía, mejor conocido en el mundo del hampa como “El Gallero” y quien, según la FGR, es el jefe de la plaza por parte del cártel que dirige Nemesio Ocegera, “El Mencho”.

El grupo se mueve en la impunidad y con absoluta libertad en los municipios de Carlos A. Carrillo y Cosamaloapan, pues hacen vida social no obstante sus actividades criminales.

Por ejemplo, han circulado algunas publicaciones con fotografías donde aparece Lozada Bravo con Antonia Hernández Munguía, hermana de “El Gallero”, quien es señalada como la encargada del cobro de piso en esa región de Veracruz. Antonia también aparece abrazada con Juan Carlos Molina, ex Alcalde de Carlos A. Carrillo y actual diputado local del PRI.

La organización criminal donde ahora milita Francisco Lozada, según los expedientes consultados, también cuentan con gatilleros y todo tipo de criminales. Estos son algunos nombres: “Pipo” Lara Delfín, alias “El Pipo” o “El Piporro”; Marcos Rodríguez, “El Aguador”, quien es uno de los sicarios, según la ficha de la FGR, y Juan Carlos Reyes Amador, “El Negro”.

Otro miembro de la organización criminal, según la FGR, es Onan Hernández –tío de El Gallero– quien ahora es empresario, dueño de varias carnicerías en la región, negocios que sorprenden a la sociedad, pues hasta no hace mucho tiempo estaban en la vil miseria.

De acuerdo con otras fuentes consultadas, se afirma que el grupo Francisco Lozada pretende controlar otras organizaciones cañeras mediante la corrupción y la violencia: según los planes de expansión, se aprestan a tomar el liderazgo del grupo cañero que está agrupado en la Confederación Nacional Campesina (CNC).

Para ello preparan el lanzamiento de Arnulfo Aguirre Saviñón, auxiliar de Lozada y miembro del CJNG. El principal apoyo de que dispone Aguirre Saviñón es el de Juan Carlos Molina, diputado local del PRI, de quien se asegura que está muy bien relacionado con este grupo político-criminal en la Cuenca del Papaloapan.

No es todo: El próximo mes de octubre deben efectuarse elecciones para nombrar nuevo dirigente local en la organización gramínea en el municipio de Carlos A. Carrillo.

Se asegura que Francisco Lozada ya prepara su reelección. Fuentes cercanas al líder cañero sostienen que no está dispuesto a dejar el cargo y que entre sus gentes de confianza suele decir: “Sólo muerto me sacan de aquí”. Las mismas fuentes aseguran que, por esa razón, Lozada y su grupo están comprando armamento de alto poder, pues prevén que pueda haber choques al interior de la organización.

El caso Lozada Bravo no es menor y debe preocupar el grupo azucarero Sucarmex debido a la infiltración del Cártel de Jalisco en la organización abastecedora de caña del ingenio San Cristóbal. Sobre todo porque en la Cuenca del Papaloapan este personaje ya es blanco de escándalos y porque, entre otras osadías, también se le atribuye la planeación de varios atentados en contra de quienes son considerados por él mismo como sus contrincantes políticos.

La FGR le sigue los pasos, quizá muy pronto haya sorpresas.

¿Relevo en Veracruz?

Las versiones y rumores crecen respecto de un posible relevo en la gubernatura de Veracruz. Esto debido, entre otras razones, a los desatinos del Gobernador Cuitláhuac García Jiménez, cuya parentela está enquistada en el Gobierno del estado. Son ya varios los tropiezos del mandatario, quien ganó la elección hace un año porque la inercia lo montó, para asombro suyo, en la cresta de la ola que generó la campaña de Andrés Manuel López Obrador como candidato a la Presidencia. Cuitláhuac García ha incurrido en yerros y desatinos: no ha podido coordinar un proyecto de seguridad pública en el estado; la policía que opera está infiltrada por el crimen debido a que no ha sido depurada; ha colocado a casi toda su parentela en cargos públicos, lo último que le estalló fue el escándalo del llamado “primo incómodo” que primero negó con aquel argumento de que “pregúntenle a mi abuelita” y después se acreditó, a través de la publicación de sendas actas de nacimiento, que el subsecretario de finanzas, Eleazar Guerrero Pérez y él si son primos. El colmo fue que la contralora –quien le debe la chamba al Gobernador –intentó hacer el papel de tapadera al sostener públicamente que entre el mandatario y el subsecretario de finanzas no había parentesco y, por lo tanto, no incurría en nepotismo. Después de este desgarriate no pasó nada. El mandatario no ha expresado nada al respecto. De ese tamaño es su cinismo.

Es por ello que a nivel federal se habla de un posible relevo. Es tema en la Cámara de Diputados, en los pasillos del Senado y en Palacio Nacional, por su puesto, donde se toman las decisiones. Y entre los nombres que se manejan figuran Rafael Hernández Villalpando, ex rector de la Universidad Veracruzana y ex Alcalde de Xalapa. Se asegura que está muy bien relacionado con Mario Delgado y con Ricardo Monreal, líderes de las bancadas de Morena en la Cámara de Diputados y Senadores, respectivamente.

Se afirma, incluso, que el propio Andrés Manuel López Obrador tiene buenas referencias de Hernández Villalpando, de tal suerte que podría ser una pieza clave para el posible relevo en Veracruz cuando se cumplan los dos años de Gobierno, en 2021, a fin de evitar nuevas elecciones en el estado.

En la lista también figura Ricardo Ahued, ex Alcalde de Xalapa, ex Senador y actual Administrador General de Aduanas (AGA), quien lleva a cabo una purga en las 49 aduanas del país que, según el diagnóstico de ese sector del SAT, están infiltradas por el crimen organizado. De los resultados que entregue Ahued dependerá si es sucesor en 2021 o candidato a la gubernatura en 2024.

Pero en esta rueda de la política nadie puede ser descartado, menos una mujer. De ahí que Mónica Robles, actual Diputada local en Veracruz, esté considerada también como posible sucesora de Cuitláhuac García. El tema de la equidad de género –bandera de Morena –sobresale en este caso, pues Mónica Robles podría convertirse en la primera Gobernadora de Veracruz, ahí, justo en el territorio donde ninguna mujer ha ocupado ese cargo.

Quien no saca las manos de Veracruz es Rocío Nahle, Secretaria de Energía. Se afirma que controla el municipio de Coatzacoalcos, donde manda, y también mueve sus intereses a través de Erick Patrocinio Cisneros, secretario de Gobierno en Veracruz, otro de los mencionados para suceder a Cuitláhuac García, aunque es el que menos posibilidades tiene –se asegura –debido a que es un advenedizo en Veracruz. Este personaje estaba desterrado del estado, su cargo más importante antes de entronizarse en la secretaría de gobierno fue ser tesorero en Mulege, un municipio ubicado a 493 kilómetros de La Paz, Baja California, donde por cierto entregó muy malas cuentas.

Policía para EU.    

Con el envío de más de 20 mil elementos de la Guardia Nacional (GN) a la frontera sur para frenar el flujo de migrantes, el proyecto de abatir la violencia en el país se debilita. Y es que con más del 50 por ciento del territorio en crisis, los elementos de la GN no alcanzan para abatir al crimen organizado y llevar a cabo el gran plan de Andrés Manuel López Obrador de pacificar el territorio. Cabe señalar que este programa es clave para que el gobierno de la Cuarta Transformación logre afianzarse. De fracasar se pondría en riesgo la gobernabilidad. Han llovido las críticas debido a que el gobierno federal ha decidido volcarse en la contención de migrantes, como si la GN fuera la policía de Estados Unidos. Y es que, por otro lado, les urge entregar buenas cuentas al Gobierno de Trump, pues el plazo de 45 días sigue avanzando y lo que se busca evitar es salir reprobados y que nos impongan un 5% en aranceles a las exportaciones mexicanas.

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