Ricardo
Ravelo.
Sumida en
crisis recurrentes, instrumento para lavar dinero sucio en tiempos de Vicente
Fox, blanco de fraudes, quiebras y rescates financieros desde los años setenta,
la industria azucarera y, en particular el campo cañero mexicano, atraviesan
una profunda crisis que se agrava aún más debido a la infiltración del
narcotráfico y a los múltiples asesinatos que sacuden a ese sector.
Tan sólo en
los últimos trece años han sido acribillados 68 líderes cañeros. Los móviles:
disputa de poder y narcotráfico. Los últimos ejecutados cayeron en el ingenio
La Gloria, en Veracruz; otro en Pánuco, al norte de esa entidad que, por
cierto, está invadida por el crimen organizado, maniatada la autoridad, débil
ante la corrupción y la violencia.
La promesa
de pacificar el estado de Veracruz con las operaciones de la Guardia Nacional
no cala hondo entre los veracruzanos. Las palabras del Gobernador Cuitláhuac
García Jiménez se las lleva el viento, impotente el mandatario para frenar la
ola de violencia que azota al estado más productor de caña y de azúcar en el
todo el país.
Desde
tiempos lejanos las luchas de poder entre los productores de caña han derivado
en traiciones y asesinatos, la lucha por poder sin límites. Así fue asesinado
Roque Spinoso Foglia –poderoso líder cañero en la década de los ochenta– en su
rancho “El Relicario”, en Veracruz. Una lluvia de balas cegó la vida del líder
que, por cierto, no fue ajeno a la corrupción.
En otros
casos, la industria azucarera ha prohijado caciques que han detentado un
poder descomunal en varias regiones de esa entidad. En la Cuenca del
Papaloapan, la zona productora de azúcar más boyante, todavía se cuentan las
historias al estilo Calígula que protagonizaba Gilberto Uscanga Medina, a quien
por el tono de su tez le apodaban “La Gringa”.
Prepotente
hasta el exceso, “La Gringa” pasó de la miseria a la opulencia con la velocidad
de un rayo. Toda su riqueza era producto del fraude y del atraco a los
productores de caña que, por centenas, desfilaban en su casa del municipio de
Carlos A. Carrillo, en Veracruz, para pedirle dinero prestado que, después, el
líder descontaba con elevados intereses.
De este
personaje se cuentan historias que bien podrían formar parte de un filme que
elevaría a la última potencia los actos de inmoralidad. Narran los cañeros
consultados que cuando Gilberto Uscanga se emborrachaba solía exigirles a sus
empleadas que le practicaran sexo oral a la vista de decenas de invitados que,
saturados de alcohol, aplaudían el licencioso acto del líder cañero que, por
cierto, murió quebrantado después de haber estado preso tras cometer un fraude
a Bancomer.
En la
industria azucarera tanto la corrupción como la depravación ya forman parte
de una cultura arraigada. En los años sesenta, por ejemplo, este tipo de
correrías se le atribuyeron al heredero del ingenio San Cristóbal, Roberto
García Mora, dueño en aquellos tiempos del banco Internacional y quien terminó
despojado de dichos bienes al finalizar el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz.
Todo esto
viene a cuento porque ahora en Carlos A. Carrillo –en el mismo municipio
donde está ubicado el ingenio San Cristóbal, el más grande del mundo en alguna
época– emergió un líder cañero que en menos de tres años amasó una fortuna
descomunal, según se afirma, mediante actos de corrupción que afectan a los
productores de caña.
Se trata
de Francisco Lozada Bravo, dirigente local de la organización cañera
“Gramínea”, abastecedora del ingenio San Cristóbal. Hace no menos de tres años
este personaje pisaba la tierra descalzo, más tarde pudo comprar un coche Tsuru
y tras el asesinato de Rafael Castro Honorato, el anterior líder de ese grupo
se encumbró en el poder y se segura que no está dispuesto a dejarlo. Quizá por
eso ahora se rodea de gente armada.
Hasta el año
2016, Lozada Bravo contaba en su haber con tres hectáreas de caña y en
“Gramínea”, la organización que lo acogió era el encargado de distribuir el
abono en las zonas cañeras. Después asumió la tesorería de esa organización
cañera tras la muerte de Cándido Armas, quien ocupaba ese cargo.
Luego,
otra muerte, la de su amigo Rafael Castro Honorato –de cuyo crimen se asegura
que Lozada es uno de los presuntos sospechosos –lo encumbró en el poder
absoluto. Y ahora Lozada asegura que sólo muerto dejará el cargo.
Luego de
tomar el liderazgo de la organización cañera, Lozada Bravo comenzó a navegar
en la opulencia: actualmente se le atribuye la propiedad de más de cien
hectáreas de caña en varios municipios y comunidades de la Cuenca del
Papaloapan; ha construido residencias de más de diez millones de pesos y no
escatima en la compra de camionetas y coches de lujo para cumplir los deseos de
sus amantes.
Los
directivos del grupo azucarero Sucarmex, dueños del ingenio San Cristóbal, han
dicho que la oficina de Lozada Bravo parece una agencia de automóviles de lujo,
pues los coches que se estacionan en su búnker no bajan de un millón de pesos,
por lo menos.
Eso no es
todo: De 2017 a la fecha, Lozada Bravo también incursionó en la compra de
ranchos. Por lo menos media docena de predios con ganado de alto registro se le
atribuyen al líder cañero que, se asegura, de igual forma se metió a la compra
de caballos pura sangre, de los llamados cuarto de milla, cuyo costo es
superior al millón y medio de pesos por ejemplar.
La historia
actual de Francisco Lozada Bravo tiene otros recovecos interesantes que ya
son públicos. Ahora que se mueve en medio de una riqueza descomunal, cuyo
origen es la corrupción, el líder cañero no parece estar satisfecho y decidió
ligarse al crimen organizado.
De
acuerdo con informes de la Fiscalía General de la República –que le siguen la
pista desde hace varios meses– se sabe que Lozada Bravo está vinculado con el
Cártel de Jalisco Nueva Generación que, se asegura, tiene amplio control en la
Cuenca del Papaloapan.
Las
investigaciones federales dan cuenta de un numeroso grupo que lo mismo se
disputa el poder político que el control criminal en la zona. Según el
expediente federal, este es el organigrama:
El
auxiliar de Lozada –Arnulfo Aguirre Saviñón– es cuñado de José Antonio
Hernández Munguía, mejor conocido en el mundo del hampa como “El Gallero” y
quien, según la FGR, es el jefe de la plaza por parte del cártel que dirige
Nemesio Ocegera, “El Mencho”.
El grupo
se mueve en la impunidad y con absoluta libertad en los municipios de Carlos A.
Carrillo y Cosamaloapan, pues hacen vida social no obstante sus actividades
criminales.
Por ejemplo,
han circulado algunas publicaciones con fotografías donde aparece Lozada Bravo
con Antonia Hernández Munguía, hermana de “El Gallero”, quien es señalada como
la encargada del cobro de piso en esa región de Veracruz. Antonia también
aparece abrazada con Juan Carlos Molina, ex Alcalde de Carlos A. Carrillo y
actual diputado local del PRI.
La
organización criminal donde ahora milita Francisco Lozada, según los
expedientes consultados, también cuentan con gatilleros y todo tipo de
criminales. Estos son algunos nombres: “Pipo” Lara Delfín, alias “El Pipo” o
“El Piporro”; Marcos Rodríguez, “El Aguador”, quien es uno de los sicarios,
según la ficha de la FGR, y Juan Carlos Reyes Amador, “El Negro”.
Otro
miembro de la organización criminal, según la FGR, es Onan Hernández –tío de El
Gallero– quien ahora es empresario, dueño de varias carnicerías en la región,
negocios que sorprenden a la sociedad, pues hasta no hace mucho tiempo estaban
en la vil miseria.
De acuerdo
con otras fuentes consultadas, se afirma que el grupo Francisco Lozada
pretende controlar otras organizaciones cañeras mediante la corrupción y la
violencia: según los planes de expansión, se aprestan a tomar el liderazgo del
grupo cañero que está agrupado en la Confederación Nacional Campesina (CNC).
Para ello preparan
el lanzamiento de Arnulfo Aguirre Saviñón, auxiliar de Lozada y miembro del
CJNG. El principal apoyo de que dispone Aguirre Saviñón es el de Juan Carlos
Molina, diputado local del PRI, de quien se asegura que está muy bien
relacionado con este grupo político-criminal en la Cuenca del Papaloapan.
No es todo: El
próximo mes de octubre deben efectuarse elecciones para nombrar nuevo dirigente
local en la organización gramínea en el municipio de Carlos A. Carrillo.
Se
asegura que Francisco Lozada ya prepara su reelección. Fuentes cercanas al
líder cañero sostienen que no está dispuesto a dejar el cargo y que entre sus
gentes de confianza suele decir: “Sólo muerto me sacan de aquí”. Las mismas
fuentes aseguran que, por esa razón, Lozada y su grupo están comprando
armamento de alto poder, pues prevén que pueda haber choques al interior de la
organización.
El caso
Lozada Bravo no es menor y debe preocupar el grupo azucarero Sucarmex debido a
la infiltración del Cártel de Jalisco en la organización abastecedora de caña
del ingenio San Cristóbal. Sobre todo porque en la Cuenca del Papaloapan este
personaje ya es blanco de escándalos y porque, entre otras osadías, también se
le atribuye la planeación de varios atentados en contra de quienes son
considerados por él mismo como sus contrincantes políticos.
La FGR le
sigue los pasos, quizá muy pronto haya sorpresas.
¿Relevo en
Veracruz?
Las
versiones y rumores crecen respecto de un posible relevo en la gubernatura de
Veracruz. Esto debido, entre otras razones, a los desatinos del Gobernador
Cuitláhuac García Jiménez, cuya parentela está enquistada en el Gobierno del
estado. Son ya varios los tropiezos del mandatario, quien ganó la elección hace
un año porque la inercia lo montó, para asombro suyo, en la cresta de la ola
que generó la campaña de Andrés Manuel López Obrador como candidato a la
Presidencia. Cuitláhuac García ha incurrido en yerros y desatinos: no ha podido
coordinar un proyecto de seguridad pública en el estado; la policía que opera
está infiltrada por el crimen debido a que no ha sido depurada; ha colocado a
casi toda su parentela en cargos públicos, lo último que le estalló fue el
escándalo del llamado “primo incómodo” que primero negó con aquel argumento de
que “pregúntenle a mi abuelita” y después se acreditó, a través de la
publicación de sendas actas de nacimiento, que el subsecretario de finanzas,
Eleazar Guerrero Pérez y él si son primos. El colmo fue que la contralora
–quien le debe la chamba al Gobernador –intentó hacer el papel de tapadera al
sostener públicamente que entre el mandatario y el subsecretario de finanzas no
había parentesco y, por lo tanto, no incurría en nepotismo. Después de este
desgarriate no pasó nada. El mandatario no ha expresado nada al respecto. De
ese tamaño es su cinismo.
Es por
ello que a nivel federal se habla de un posible relevo. Es tema en la Cámara de
Diputados, en los pasillos del Senado y en Palacio Nacional, por su puesto,
donde se toman las decisiones. Y entre los nombres que se manejan figuran
Rafael Hernández Villalpando, ex rector de la Universidad Veracruzana y ex
Alcalde de Xalapa. Se asegura que está muy bien relacionado con Mario Delgado y
con Ricardo Monreal, líderes de las bancadas de Morena en la Cámara de
Diputados y Senadores, respectivamente.
Se
afirma, incluso, que el propio Andrés Manuel López Obrador tiene buenas
referencias de Hernández Villalpando, de tal suerte que podría ser una pieza
clave para el posible relevo en Veracruz cuando se cumplan los dos años de
Gobierno, en 2021, a fin de evitar nuevas elecciones en el estado.
En la
lista también figura Ricardo Ahued, ex Alcalde de Xalapa, ex Senador y actual
Administrador General de Aduanas (AGA), quien lleva a cabo una purga en las 49
aduanas del país que, según el diagnóstico de ese sector del SAT, están
infiltradas por el crimen organizado. De los resultados que entregue Ahued
dependerá si es sucesor en 2021 o candidato a la gubernatura en 2024.
Pero en esta
rueda de la política nadie puede ser descartado, menos una mujer. De ahí que Mónica
Robles, actual Diputada local en Veracruz, esté considerada también como
posible sucesora de Cuitláhuac García. El tema de la equidad de género –bandera
de Morena –sobresale en este caso, pues Mónica Robles podría convertirse en la
primera Gobernadora de Veracruz, ahí, justo en el territorio donde ninguna
mujer ha ocupado ese cargo.
Quien no
saca las manos de Veracruz es Rocío Nahle, Secretaria de Energía. Se afirma que
controla el municipio de Coatzacoalcos, donde manda, y también mueve sus
intereses a través de Erick Patrocinio Cisneros, secretario de Gobierno en
Veracruz, otro de los mencionados para suceder a Cuitláhuac García, aunque es
el que menos posibilidades tiene –se asegura –debido a que es un advenedizo en
Veracruz. Este personaje estaba desterrado del estado, su cargo más importante
antes de entronizarse en la secretaría de gobierno fue ser tesorero en Mulege,
un municipio ubicado a 493 kilómetros de La Paz, Baja California, donde por
cierto entregó muy malas cuentas.
Policía para
EU.
Con el envío
de más de 20 mil elementos de la Guardia Nacional (GN) a la frontera sur para
frenar el flujo de migrantes, el proyecto de abatir la violencia en el país se
debilita. Y es que con más del 50 por ciento del territorio en crisis, los
elementos de la GN no alcanzan para abatir al crimen organizado y llevar a cabo
el gran plan de Andrés Manuel López Obrador de pacificar el territorio. Cabe
señalar que este programa es clave para que el gobierno de la Cuarta
Transformación logre afianzarse. De fracasar se pondría en riesgo la gobernabilidad.
Han llovido las críticas debido a que el gobierno federal ha decidido volcarse
en la contención de migrantes, como si la GN fuera la policía de Estados
Unidos. Y es que, por otro lado, les urge entregar buenas cuentas al Gobierno
de Trump, pues el plazo de 45 días sigue avanzando y lo que se busca evitar es
salir reprobados y que nos impongan un 5% en aranceles a las exportaciones
mexicanas.
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