Julio Astillero.
Es
particularmente positiva la disposición del Presidente para dar amplia y
detallada información respecto de lo sucedido el jueves culichi en que uno de
los hijos del narcotraficante más famoso del país fue detenido y luego
liberado. En la conferencia mañanera de prensa hubo videos, cronología y
explicaciones de viva voz por parte de algunos de los integrantes del gabinete
federal de seguridad. La apertura informativa del obradorismo en un tema tan
delicado ha contrastado con la cerrazón y manipulación practicadas por administraciones
anteriores, obstinadas éstas en encubrir y acallar.
Como el
propio secretario Alfonso Durazo lo planteó en la citada conferencia matutina,
es inocultable el hecho de que hubo errores en la ejecución del plan de captura
de Ovidio Guzmán López, aunque defendió, como era natural, la estrategia
gubernamental en general. La abundancia de información ha hecho, a la vez, que
haya un escrutinio social (en otras ocasiones impensable) deseoso de encontrar
satisfacción ante dudas y preguntas operativas. Resulta desolador confirmar la
increíble capacidad de enredo procesal entre fuerzas de élite y la
impresionante respuesta de un cártel que, en efecto, no podrá tener la fuerza
de combate del Estado mexicano pero, en su terreno y en sus términos, doblegó a
las autoridades constituidas.
Coincidiendo,
como una amplia franja social lo hace, en la importancia de preservar vidas e
impedir que una confrontación de ese calibre afectara a población no inmiscuida
en la batalla, el informe del culiacanazo constituye una especie de acta
notarial respecto del enorme poder del crimen organizado y la ineficaz o cuando
menos dispersa capacidad de respuesta de los gobiernos, sobre todo el federal.
No es, ni remotamente, que se abogue por una opción de exterminio o un
ahogamiento en sangre de esa insurrección del cártel sinaloense, pero no basta
con informar y condolerse de ciertas pifias. El manejo de un tema tan candente,
como quedó demostrado, no fue bien realizado por mandos superiores, civiles o
militares, y el Estado o, más concretamente, el gobierno federal, exhibió
carencias y tropiezos que no deben quedar sólo en una exhibición videográfica y
declarativa que es plausible, pero insuficiente.
El conflicto
entre facciones de Morena, además de su desaseada realidad documental, llegaron
ayer a un momento crítico, luego de que el tribunal electoral federal desechó
todo lo relativo a las accidentadas asambleas distritales hasta ahora
realizadas y anuló el proceso electoral interno en curso. La decisión judicial
fue por unanimidad de los magistrados participantes y se centró en la
inviabilidad del padrón morenista en los términos autorizados por la
convocatoria oficial.
Bertha
Luján, connotada aspirante a presidir Morena, estalló en contra de esta
resolución de los juzgadores electorales, a quienes advirtió que la historia
los va a juzgar, además de anunciar que se va a empezar a investigar su
situación patrimonial, porque ahí es donde están las ganancias, los dineros que
reciben por este tipo de actitudes. También tachó de traidores a la 4T a
quienes promovieron que la instancia electoral federal resolviera sobre temas
que consideró absolutamente internos del partido en mención.
Astillas
Con
Rosario Robles como jefa, el poblano Juan Carlos Lastiri Quirós fue dos veces
subsecretario: tanto en Desarrollo Social como en Desarrollo Agrario,
Territorial y Urbano. Ayer fue detenido por policías y es de suponerse que sus
declaraciones habrán de sumar cargos a los que ya enfrenta la citada Robles Y,
mientras han batallado los morenistas y sus aliados para definir la sucesión en
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, con objeciones desde diversos
flancos contra los integrantes de la terna que incluye a Rosario Piedra Ibarra,
Arturo Peimbert Calvo y José de Jesús Orozco,
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