Javier Risco.
Antier el
oficio INM/DGCVM/0118/2020 publicado por la Secretaría de Gobernación y el
Instituto Nacional de Migración prendió todas las alertas, en un párrafo
anulaba todos los esfuerzos humanitarios de organizaciones religiosas y no
gubernamentales que trabajan por los derechos de los migrantes que llegan a
nuestro país. “Suspender temporalmente el ingreso a Estaciones Migratorias y
Estancias Provisionales de integrantes de Asociaciones Religiosas e Integrantes
de Organizaciones de la Sociedad Civil, a partir de la notificación del
presento libelo, reprogramándose su ingreso hasta nuevo aviso”, señalaba el
oficio. Las principales ONG’s levantaron la voz inmediatamente, el escándalo
escaló porque violaba tratados internacionales y porque era una regresión absurda.
Minutos después, la Secretaría de Gobernación publicó que desconocía el oficio
y que no contaba con su autorización. Esto no detuvo la confusión. Oootra vez
el Instituto Nacional de Migración salió a confirmar la veracidad del oficio.
Algo tan delicado como la atención y el cuidado de los derechos del migrante,
llevado a una loca tragicomedia de enredos. La Secretaría de Gobernación, un
desastre.
Sin embargo,
de esta crisis rescato la rápida reacción de ONU México, de la ACNUR (la
Agencia de la ONU para los Refugiados), de UNICEF, de la Oficina de Migración
de la ONU en nuestro país, y de decenas de pequeñas organizaciones que a lo
largo de todo el país suman esfuerzos para atender las estaciones migratorias y
las estancias provisionales y vieron en ese párrafo un atropello monumental. Me
tranquilizó también la reacción que leí en redes sociales: leí indignación,
varios periodistas abriendo espacios a estas voces, buscando una explicación al
párrafo de la Segob, reporteros en la frontera tocando las puertas de estas
estaciones... todo sucedió en un periodo de tres o cuatro horas, pensé, por un
momento, que el ánimo de este país es el de privilegiar los derechos de los
migrantes y protegerlos; sin embargo, se quedó en espejismo.
Ayer,
Consulta Mitofsky publicó su más reciente encuesta sobre “crisis migratoria”.
La fotografía que nos muestra es la de una sociedad que ha pasado en algunos
años de ser un país de puertas abiertas a uno que ha caído en la trampa del
discurso de odio, de la discriminación.
Abre con
esta pregunta: "¿Con cuál postura está más de acuerdo?" Un arrollador
79.6 por ciento de los encuestados responde: “Es mejor ayudarles a regresar a
sus países para que no ocupen empleos que son de los mexicanos o se provoque un
posible aumento en la inseguridad”; apenas un 14.4 por ciento está del lado de
“por razones humanitarias en México debemos recibir a todos los migrantes
centroamericanos y ofrecerles trabajo y seguridad social”. Respecto al
sentimiento que les genera ver a los migrantes centroamericanos siendo
detenidos por la Guardia Nacional, 46.4 por ciento siente aprobación y un 25.7
por ciento, tristeza, el resto se divide en enojo, alegría e indiferencia. Ante
la propuesta hecha por el Presidente de darles trabajo a los migrantes, 54.1 por
ciento está en desacuerdo y 44.3 por ciento, a favor, y sobre la mano dura del
gobierno mexicano después de la crisis arancelaria, 65.1 por ciento de los
encuestados está de acuerdo en haber endurecido las medidas y sólo un 28.1 por
ciento, en contra. Y tal vez la más peligrosa, cuando les preguntaron a los
mexicanos "¿qué opinión tienen de los siguientes países…?" De Canadá,
85.9 por ciento buena; de Estados Unidos, 43.2 por ciento buena; de Guatemala,
48.3 por ciento mala; de Honduras, 68.8 por ciento mala; y de El Salvador, 63.9
por ciento mala. Cuánto nos daña un discurso de odio, qué fácil es
acostumbrarse a separar, a señalar. ¿Hacia dónde nos llevará esta herida que
tardará mucho en cerrar? Así iniciamos este 2020, ojalá la protección de los
derechos humanos se imponga en la mente del Ejecutivo, antes que la aprobación
de una mayoría que está del lado incorrecto de la historia; no cabe duda,
millones de mexicanos no dudarían en votar por Trump.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.