Por AP
A pesar de la
reacción negativa de México, de empresas estadounidenses y del Capitolio, el
Presidente Donald Trump mantuvo el viernes su amenaza de aplicar un arancel de
5 por ciento a las importaciones mexicanas a menos que el vecino del sur frene
el arribo de migrantes centroamericanos a la frontera común.
Fabricantes estadounidenses dijeron
que los aranceles -que entrarían en vigor el 10 de junio- tendrían
consecuencias devastadoras, tanto para ellos como para los consumidores en
Estados Unidos. Los mercados bursátiles cayeron como consecuencia de los planes
de Trump.
“Imponer aranceles en bienes
provenientes de México es exactamente la decisión equivocada”, afirmó Neil Bradley, vicepresidente
ejecutivo de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, la cual está explorando acciones legales en respuesta a los gravámenes.
Un análisis
de la organización indica que un arancel
de 5 por ciento a los bienes importados de México, que en 2018 tuvieron un
valor de 346,500 millones de dólares impactaría con 17,000 millones a la
economía estadounidense y esta cifra podría ascender a 86,000 millones de
dólares si las tarifas llegan a un 25 por ciento como planteó Trump.
De acuerdo
con el esquema del mandatario, habría un incremento escalonado de 5 por ciento
mensual si las autoridades de ese país no observan una caída sustantiva de la
inmigración de personas indocumentadas procedentes de Centroamérica.
“Estos aranceles los pagarán las
familias y empresas estadounidenses si no se hace algo para resolver los
problemas reales en la frontera. En lugar de ello, el Congreso y el Presidente
necesitan trabajar juntos para solucionar los problemas serios en la frontera”, agregó.
México se convirtió recientemente en
el principal socio comercial de Estados Unidos, superando a China. Los estados
con mayores afectaciones serían Texas, que compra el 30 por ciento de lo que se
exporta desde el sur de la frontera y que absorbería un impacto de 5,350
millones de dólares; Michigan con 16 por ciento de cuota y California, que
compra un 13 por ciento.
La Cámara de Comercio de Estados
Unidos es la organización empresarial más grande del mundo y representa los
intereses de más de 3 millones de empresas de todos los tamaños, sectores y
regiones. Sus miembros van desde tiendas familiares y locales hasta importantes
asociaciones de la industria y grandes corporaciones.
REPUBLICANOS
LE DICEN QUE NO.
Algunos de los copartidarios
republicanos de Trump en el Congreso se opusieron al arancel. Los senadores
republicanos han hecho visitas casi semanales a la Casa Blanca para tratar de
instar a Trump a dejar de lado sus guerras comerciales, y este último anuncio
hizo que rápidamente manifestaran su descontento, con la esperanza de lograr
que el mandatario dé marcha atrás.
El senador
republicano John Cornyn, de Texas, apoya el compromiso de Trump de proteger la
frontera, dijo un asesor, pero se opone
a los aranceles de manera generalizada, “los cuales dañarán
desproporcionadamente a Texas”.
Algunos senadores clave en el tema
comercial también se pronunciaron. El senador republicano Pat Toomey, quien ha
cuestionado la capacidad del gobierno para usar las leyes sobre amenazas a la
seguridad nacional para otras importaciones, dijo que los aranceles eran “un
aumento general de impuestos” a los artículos que los estadounidenses compran
en México y “el remedio incorrecto”.
El senador Chuck Grassley, usualmente
un aliado de Trump y presidente de la Comisión de Finanzas del Senado, criticó
la medida del mandatario y dijo que era un “mal manejo de la autoridad
presidencial en aranceles” que afectará a los consumidores estadounidenses y
“pondrá en serio riesgo la aprobación del T-MEC”.
Por su
parte, la senadora republicana de Iowa Joni
Ernst dijo que el sustento de granjeros y otros productores de su estado está
en riesgo, al igual que el T-MEC.
“Si el Presidente continúa con esto,
me temo que el progreso para que este acuerdo comercial cruce la línea de meta
se habrá dilapidado”,
dijo.
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