Alfredo
Jalife-Rahme.
El Reloj del
Día del Juicio Final del Boletín de los Científicos Atómicos, con casi 75 años
de vigencia, colocó por primera vez sus ominosas manecillas en segundos, en vez
de sus aterradores minutos.
El
prestigiado Boletín, que cuenta con 13 Premios Nobel, movió las manecillas de
los previos dos minutos para la medianoche a unos aterradores 100 segundos. Se
le podrá criticar que se trata de un amarillismo barato para llamar la atención
ya que 100 segundos equivalen a 1.66 minutos. A los dos minutos previos les
redujeron 0.34 segundos.
Así son los
artefactos mercadotécnicos para atraer la atención en forma dramática, lo cual
no obsta para subrayar su espeluznante contenido sobre el empeoramiento de la amenaza
nuclear, el incremento de las campañas de desinformación promovidas
cibernéticamente, y la consabida parálisis sobre el cambio climático
(https://bit.ly/38H8bJj).
El boletín
subraya que la “humanidad enfrenta dos simultáneos peligros existenciales –la
guerra nuclear y el cambio climático– que son combinados por una amenaza
multiplicadora, la guerra de la desinformación por la vía cibernética, que
socava la capacidad de respuesta de la sociedad” cuando la situación de la
seguridad internacional es urgente, no sólo por que tales amenazas existen,
sino debido a que los líderes (sic) del mundo han permitido que se erosione la
infraestructura política internacional para su manejo.
Trump ha
exacerbado la inseguridad internacional con su triple retiro unilateral: 1. Del
creativo acuerdo nuclear de Obama que descolgó con Irán; 2. Su repudio al
acuerdo climático de París; y 3. Su suspensión del INF– Tratado de Armas
Intermedias Nucleares de alcance entre 500 y 5 mil 500 kilómetros firmado en
1987 (https://bit.ly/38H3wXK).
El Boletín
penetra los dédalos de la desinformación cibernética, la novedad del siglo XXI:
la persistente corrupción (sic) de la ecósfera (sic) de la información, de la
que dependen la democracia y la pública toma de decisiones, ha escalado las
amenazas nuclear y climática cuando varios (sic) gobiernos usaron el año pasado
campañas de desinformación cibernética para sembrar desconfianza en las
instituciones y entre los países, socavando los esfuerzos domésticos e
internacionales para fomentar la paz y proteger al planeta.
Sobre su
verdadera expertise, el boletín aduce que es inexistente la cooperación de
Estados Unidos y Rusia en materia del control de armas nucleares y su desarme,
por lo que propone pasos posibles de acción para retroceder las manecillas del
Reloj del Juicio Final en materia nuclear: los líderes de EU y Rusia deben
regresar a la mesa de negociaciones para: reinstalar el tratado INF o tomar
otra acción para restringir una innecesaria carrera armamentista para misiles
de alcance intermedio; extender los límites del nuevo Tratado Estratégico de
Reducción de Armas Nucleares (START, por sus siglas en inglés) más allá de
2021; buscar mayores reducciones en armas nucleares; discutir la disminución
del estatuto de alerta de los arsenales nucleares en ambos países; limitar los
programas de modernización nuclear que amenazan crear una nueva carrera
armamentista nuclear; e iniciar charlas sobre la ciberguerra, defensa de
misiles y la militarización del espacio, la tecnología hipersónica (sic) y la
eliminación de armas nucleares en los campos de batalla.
Como que su
propositiva lista es demasiado extensa, mezclada y ambiciosa que habría que
jerarquizar mediante pequeños pasos y la edificación de confianza mutua entre
Rusia y EU.
Quien inició
la negativa cuan ominosa espiral nuclear hacia el abismo fue Baby Bush –lo cual
no alude el boletín– cuando se retiró unilateralmente en junio de 2002 del
Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM, por sus siglas en inglés) que inició en
1972 en conjunción con la ex URSS.
El retiro
unilateral del AMB por Baby Bush fue calificado de grave error por el zar Vlady
Putin (https://nyti.ms/2RPAwq6).
El inicio
del drama nuclear fue con Baby Bush, mientras que el retiro del INF por Trump
constituyó un clavo más en su féretro.
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