Enrique
Galván Ochoa.
Más allá
de los cálculos y las proyecciones sobre el PIB, la inflación, el petróleo y
todos los demás factores que justificadamente preocupan a los analistas –a
otros no les preocupan, pero juegan con ellos para echar la culpa de todo al
presidente López Obrador–, existe una situación inaudita. El sector salud,
incluyendo al IMSS y el Issste, será uno de los que recibirán mayores recursos
del presupuesto federal el próximo año: 667 mil 236 millones de pesos. Ahora
les voy a dar un dato comparativo increíble. El costo financiero de la deuda
pública será de 723 mil 898 millones. Más claro: serán mayores los recursos
para abonar a la deuda que los asignados al sector salud. Esto sería terrible
en cualquier época, pero más ahora que estamos viviendo la peor crisis
sanitaria de los tiempos recientes. El renglón deuda pública incluye abonar
intereses, comisiones y costos adicionales. Incluso comprende una partida para
abonar al Fobaproa, que fue maquinado de tal suerte que su carga siga creciendo
más cada año aun cuando el gobierno le inyecte recursos. Es la carga heredada
del prianismo, suma alrededor de 12 billones de pesos, pero aumenta cada día
por efecto de la devaluación y los refinanciamientos. Lo mas triste es que no
sabemos adónde se fue el dinero de los préstamos. Ni siquiera dejaron una red
de hospitales bien equipada, que en estos momentos ayudaría a solventar la
crisis.
Se sostienen
ventas del súper.
En
agosto, las ventas en términos nominales en tiendas iguales, considerando las
que tienen más de un año de operación, bajaron 3.0 por ciento. A tiendas
totales, que incluyen las que fueron abiertas en los pasados 12 meses, la baja
fue de 0.2 por ciento respecto al mismo mes de agosto. Es decir, se sostuvieron
las ventas a pesar de que centenares de miles de personas están sin empleo. Las
ventas acumuladas ascendieron a 802 mil 300 millones de pesos. Es el reporte
mensual de las cadenas comerciales que forman la Asociación Nacional de Tiendas
de Autoservicio y Departamentales. Agrupan en conjunto a más de 62 mil tiendas.
¿Cómo es que no se han desplomado las ventas y el consumo? Hay dos factores: el
continuo envio de dólares de nuestros paisanos y los programas sociales del obierno de la 4T. Hay familias que reciben alrededor de 10 mil pesos
mensuales, entre el bono a los adultos mayores, a los jóvenes, a las madres
solteras, y demás. Otra cosa: no han sido gravados con impuestos la comida y
las medicinas, como ha venido insistiendo por años el prianismo. Cuando
escuchen hablar de una reforma fiscal, se están refiriendo a eso.
Santander,
galardón.
La
revista Euromoney reconoció a Santander –que globalmente dirige Ana Botín, y en
México Héctor Grisi– como el Mejor Banco del Mundo para pymes, así como en
Diversidad e Inclusión. Le otorgó el premio Excelencia en el liderazgo de 2020.
Es la tercera vez en cinco años que Santander gana el premio por sus servicios
para pymes y la primera que es nombrado Mejor Banco en Diversidad e Inclusión.
Publicidad
presidencial.
A veces
me tienta la idea de convertirme en el peor crítico del presidente López
Obrador. Eso me redituaría la celebridad que regala a través de la mañanera a
los periodistas que hasta lo ofenden personalmente. Como que ya le tomaron la
medida: lo provocan y listo. Ya no hay chayote, pero los chayoteros ganan
millones de pesos en la publicidad que les obsequia el Presidente. Tiene un
director de comunicación social, Jesús Ramírez Cuevas, quien supuestamente
debería hablarle con la verdad. A veces pienso también que Jesús o no es la
persona para ocupar esa responsabilidad o ya se alió con el enemigo. Y no sé
qué sería peor.
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