Salvador Camarena.
Algunas
preguntas a los capitalinos.
¿Les gusta
lo que está pasando en la CDMX? ¿Les parece correcta la voracidad inmobiliaria
tolerada por panistas sordos de Benito Juárez, morenos omisos de la Cuauhtémoc,
perredistas indolentes de la Álvaro Obregón, priistas amenazadores de
Cuajimalpa?
¿Les gusta
que los movimientos vecinales sean desdeñados lo mismo en la definición de
políticas de transporte y movilidad, lo mismo en temas ambientales como la poda
indiscriminada, lo mismo en las definiciones del uso del espacio público?
¿Les gusta
que los delegados sean hoy el mini-me de los gobernadores, en su mayoría
funcionarios que obedecen no a los electores sino a su grupo político? ¿Señores
y señoras que siempre tienen un pretexto antes que una solución? ¿Les gusta que
haya remedos de dinastías perredistas en la Madero, en Iztacalco, en Venustiano
Carranza, en Coyoacán?
¿Respondiste
afirmativamente a una o varias de las preguntas anteriores? Entonces lo que
ocurrirá hoy en la Asamblea Legislativa no es tema que te incumba.
Pero si respondiste que no a alguno
de esos cuestionamientos, pues más te vale que no dejes de atender la
retrógrada maniobra que están a punto de cometer tus (sí, no le saques, son
tuyos, tus los pagas, al menos hoy hazte cargo de ellos) diputados.
Sucede que
el día de ayer, hasta el momento de entregar esta columna (8:30 pm) en una comisión de la Asamblea Legislativa
se cocinaba, al vapor, una iniciativa que cancelará la representación plural en
las nacientes alcaldías de la Ciudad de México.
Lo que la Asamblea quiere es que el
alcalde que gane las próximas elecciones sea, ni más ni menos, un rey chiquito.
Uno que tenga una corte de paleros de su mismo grupo que constituiría la
mayoría de los nacientes cabildos.
Así, en vez de que del proceso electoral
capitalino surja un concejo que refleje la calidad plural del voto, y se
integre por diez concejales que hayan sido votados en sus barrios (algunos de
ellos incluso independientes, es decir, sin partido), en vez de ello el ganador
de la alcaldía se llevaría de facto una aplanadora que le garantizaría una
cómoda mayoría, así que la discusión de usos de suelo, permisos, programas,
manejo de recursos, etcétera se volverá una simulación, pues el alcalde tendrá
de saque el sí a todo en la bolsa.
Aunque un alcalde, una alcaldesa,
gane con 30% de los votos, tendrá 60% de la representación en los asientos en
el concejo.
Ahora ponle
caras: ¿Te gustaría que Jorge Romero (o
cualquiera de sus hombres de paja) sea el próximo alcalde de la Benito Juárez y
que presuma de que ahora las decisiones son más democráticas, pues el cabildo
respalda siempre lo que su alcalde decide?
En Coyoacán los Toledo ya se vieron
toda una eternidad con ese manto de legitimidad, lo mismo en Álvaro Obregón
Leonel Luna, y en Cuajimalpa el priista Adrián Rubalcava...
PANy PRD son los autores de este
retroceso que está a punto de consumarse. Creen que garantizando poder absoluto en enclaves que
hoy tienen lograrán quedarse con parte del pastel que no les coma Morena en el
2018.
Porque si
esto prospera querrá decir que el PAN aceptó volverse estéril voz en las
delegaciones perredistas, y que el PRD renuncia de facto a ser oposición activa
en la Miguel Hidalgo y la BJ.
¿No te gusta lo que se avecina? Díselos
en twitter hoy hoy hoy (fecha de votación en el pleno de la ALDF). Jijos, ¿para
eso querían Constitución? Qué bárbaros.
Consulta
http://alcaldiasabiertas.org/exige/
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