El hilo más delgado en la trama de
presunta corrupción que cubre al Gobierno federal y, de paso, al Estado de
México, tiene nombre y apellido: Gerardo Ruiz Esparza.
Si
cualquiera de los candidatos de oposición gana en el Estado de México este
domingo, y si cumplen sus promesas de auditar los últimos tres gobiernos,
pasarán por él, inevitablemente: Ruiz
Esparza ha sido el hombre encargado de la obra pública del Grupo Atlacomulco
durante más de una década. Él ha llevado la relación con empresas cuestionadas
y bajo sospecha como Grupo Higa y OHL México.
Al finalizar
el sexenio, este funcionario nacido en Ciudad de México pero adaptado a los
quehaceres mexiquenses, acumulará dos
administraciones consecutivas en el mismo puesto. Primero estuvo en el Estado
de México con Enrique Peña Nieto como Gobernador; y luego a nivel federal, a
donde que llegó cuando el PRI regresó a Los Pinos.
Hubo poca sorpresa cuando Peña Nieto
presentó a los miembros de su Gabinete y entre ellos apareció Ruiz Esparza para
dirigir la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Era algo natural:
él lo acompañó en el Estado de México, en la Secretaría de Comunicaciones, y
desde mucho antes forjó una amistad con los Del Mazo. Es decir, ya formaba
parte del círculo, de la familia.
Todo lucía bien para Ruiz Esparza.
Fue un funcionario de perfil reservado, alejado de las fiestas, de los
aparentes lujos, de las fotografías. Pero eso ya no funcionó cuando las
acusaciones de presunta corrupción se le acumularon al Presidente de la
República y recayeron directamente en los grandes negocios entre el Gobierno y
las empresas desarrolladoras de infraestructura.
En el ojo
del huracán muchas veces en este sexenio, el
Secretario fue austero en su respuesta frente a las acusaciones. La mayoría de
las veces, negó los hechos. En varias ocasiones ni siquiera dijo o escribió
algo que lo exculpara. En otros momentos, en medio de las críticas, simplemente
se siguió con las licitaciones puestas en duda. Y solo una vez, en cinco años,
ordenó una investigación a la Secretaría de la Función Pública (SFP).
Se le acusó de favoritismo, de
reuniones secretas con empresarios, de recibir sobornos. Hasta donde se tiene conocimiento,
la Procuraduría General de la República (PGR),
en manos de otro priista connotado (Raúl Cervantes) no lo investiga. Tampoco tiene en proceso algún
procedimiento de la Secretaría de la Función Pública.
En los
momentos más álgidos por las acusaciones de corrupción, Ruiz Esparza estuvo en los titulares de la prensa. También estuvieron
José Andrés de Oteyza, presidente de OHL México, o Apolinar Mena, el titular de
Comunicaciones del Estado de México.
De Oteyza ya no está en la empresa
española. Mena fue removido –y luego rescatado– por el Gobernador Eruviel
Ávila.
Ruiz Esparza, sin embargo, nunca se
despeinó.
Si se le
compara con Luis Videgaray Caso, otro miembro del Gabinete que acompañó a Peña
Nieto desde el Estado de México y quien era considerado la mano derecha del
Presidente, sobre Ruiz Esparza jamás ha
caído la sombra de su separación. Videgaray sí salió, cuestionado por
muchos eventos, entre ellos por su relación con Grupo Higa, que le vendió una
casa en Malinalco.
D acuerdo
con el periodista Francisco Cruz Jiménez y con el abogado Paulo Díez Gargari,
figuras que han seguido sus pasos, el
posible descrédito que agrega el Secretario Ruiz Esparza a la administración de
Peña Nieto no importa; “el beneficio” de tenerlo adentro, dicen ambos, es
mayor.
Pero
retenerlo hoy también agrega inseguridad frente al proceso electoral del
próximo domingo. En el mar de posibles resultados, Ruiz Esparza es el personaje con mayor vulnerabilidad política en el
caso de que el Revolucionario Institucional (PRI), su partido, pierda por
primera vez en 88 años.
Los candidatos de oposición
convirtieron en promesa de campaña que de llegar a Toluca, los archivos de
Grupo Higa y OHL se abrirán. Y caso de ocurrir, en ellos saldrá el nombre del
Secretario.
“Es muy claro que Gerardo Ruiz Esparza le
genera un daño muy grave de imagen al Presidente. Desde hace mucho tiempo. Pero
si el Presidente ha decidido no moverlo de su puesto y además, decide
protegerlo y no denunciar las irregularidades que se cometen a través de la
SCT, es porque el beneficio que obtiene de que Ruiz Esparza esté ahí es mayor
al daño que le causa. Salvo que haya alguna consideración de otro tipo, eso
ocurre”, comentó Paulo Díez en entrevista con SinEmbargo.
El abogado, que ha interpuesto tres
denuncias en contra de Ruiz Esparza ante la Procuraduría General de la
República (PGR), define como “siniestro” el papel que representa Ruiz Esparza
en la administración pública.
Cuando OHL
comenzó a operar en el Estado de México, para luego convertirse en la
constructora de cabecera, en España ya era una empresa con un cúmulo de
acusaciones sobre presunta corrupción. A
pesar de ello, se le dio la licitación SCEM-CCA-01-17 para la construcción y
operación del Viaducto Elevado Bicentenario. Luego las licitaciones continuaron
llegando.
Oteyza
presumió los números a sus superiores en España: México –y más concretamente el Estado de México– otorgaba el 21 por
ciento de los ingresos totales.
Luego de la serie de audios que
fueron publicados de manera anónima en Youtube, comenzaron a rodar cabezas en
OHL y la última fue la de José Andrés de Oteyza. Sin embargo, su salida no fue
por las acusaciones de corrupción, sino por “motivos personales”. Poco se sabe
de él, luego del 29 de abril de 2016, fecha en que dejó la empresa.
Francisco
Cruz, periodista que ha investigado al grupo priista mexiquense, se explica el poder de Ruiz Esparza por la
información que guarda, que es la de las grandes obras de infraestructura.
“Si el PRI pierde el Estado de
México, Ruiz Esparza es uno de los que más debe temer y el gran reto para la
oposición será primero abrir todo el desastre administrativo que es Eruviel
Ávila; luego abrir todo el cochinero que dejaron Videgaray y Peña Nieto, lo que
incluye contratos con Higa y con OHL. Ahí está Ruiz Esparza, sin duda y será
abrir todo ese lado oscuro del gobierno del Estado de México”, comentó.
De acuerdo
con Cruz Jiménez, Ruiz Esparza siempre estuvo detrás de los Del Mazo, razón por
la que también puede explicarse la elección de Del Mazo Maza como candidato a
Gobernador. Desde entonces, agregó el periodista, Ruiz Esparza no se alejó del
Edomex.
Con Del Mazo padre realizó su primera
obra: el Aeropuerto Internacional de Toluca, hoy propiedad de OHL y considerado
por varios, un “elefante blanco”.
Luego de su
paseo por varias instancias federales, llegó a la Secretaría de Comunicaciones
del Estado de México, con Peña Nieto
como Gobernador. Ahí coordinó la construcción del Circuito Exterior Mexiquense,
el Viaducto Elevado Bicentenario, el libramiento Nororiente de Toluca, la
Autopista Toluca-Zitácuaro, la Autopista Valle de Bravo y las gestiones para
dotar conexión de banda ancha a 125 municipios mexiquenses.
Sobre muchas de esas obras pesan
acusaciones de corrupción.
“Si él [Ruiz Esparza] ha logrado
salir bien librado es porque más que cuidadoso, lo que ha hecho con el apoyo
del Presidente es tratar de protegerse, pero bajo un esquema que ya no
pertenece al México de hoy; este esquema de negar todo categóricamente sin proporcionar
ningún tipo de evidencia. Se hace tonto y está con la esperanza de que el
tiempo hará que todo se olvide. Pero la ciudadanía toma un papel cada vez más
importante de exigencia de información, que no le permitirá a Ruiz Esparza
salirse con la suya.
Lo ha pospuesto, no hay duda de eso, pero a veces los procesos legales toman su
tiempo. Pero no hay duda que todo se sabrá”, comentó al respecto Paulo Díez.
Ya en el
Gobierno federal, a Ruiz Esparza le
cayeron encima los proyectores luego de la licitación del Tren de Alta
Velocidad México-Querétaro, en la que había ganado una filial de grupo Higa y
que luego fue cancelada.
Días después se conoció la “casa
blanca” de la familia presidencial, con un valor de 86 millones de pesos y que
fue propiedad de Armando Hinojosa Cantú, dueño de Higa.
Hinojosa
Cantú, un empresario tamaulipeco de poca monta, se convirtió en un próspero
constructor de obra multimillonaria en apenas unos años. Siempre con créditos y
contratos de los gobiernos del Estado de México y ahora, del Gobierno federal.
Y siempre, cerca, estuvo Ruiz Esparza.
Luego vino la Transición Digital
Terrestre, la licitación del Tren México-Toluca, la promesa de dos nuevos
canales de televisión abierta, el conflicto de interés con Grupo Higa, los
contratos millonarios con OHL, la concentración del mercado de las
telecomunicaciones y la radiodifusión, el fracaso del Satélite Centenario y
cientos de obras canceladas. Todo esto con altos costos políticos y económicos.
Pero Ruiz Esparza se mantuvo de pie.
Al ser
cuestionado en eventos donde aparece la prensa sobre su comportamiento o sobre
su estrecha relación con las empresas constructoras, Ruiz Esparza se torna
molesto. Lo niega en persona y a través de su cuenta de Twitter [@gruizesp]. Pero las acusaciones se acumulan.
Está el
audio en el que se le escucha hablar con Pablo Wallentin, ex director de
Relaciones Institucionales de OHL. Ahí se acuerda el supuesto pago de
vacaciones para el Secretario y la entrega de información privilegiada a esa
empresa sobre la licitación de la Autopista La Raza-Indios Verdes-Santa Clara.
Wallentin
reclama a su asistente que Ruiz Esparza tuviera que pagar los gastos de
estancia en un lugar que no se especifica, cuando el acuerdo era que éstos se
cargarían a su propia tarjeta de crédito.
“Oiga, la
voy agarrar a patadas. A Ruiz Esparza le cobraron sus estancias. Esa no me la
acabo. Son nuestros invitados. Me van a reventar, ¿eh? ¿Cuánto fue la estancia
y quién la pagó? Si lo pagaron las tarjetas de ellos, que les hagan un
reembolso de inmediato y que lo carguen a la mía”, se le escucha decir a
Wallentin, en una plática con quien parece ser su secretaria dentro de la
empresa.
Esparza tuiteó, simplemente: “Rechazo
categóricamente que la empresa OHL me haya pagado algún gasto de vacación o de
cualquier otro tipo”.
“¡Su amigo
Ruiz Esparza!”, dijo el funcionario federal en otra llamada para presentarse
con el ex presidente de la OHL México, José Andrés de Oteyza.
El
Secretario simplemente lo negó.
Ninguna instancia federal, hasta
donde se sabe, lo investiga. Sus palabras bastaron.
En días
pasados, en su cuenta de Twitter, Ruiz Esparza escribió, como una especie de
colofón para todos los cuestionamientos:
“El conflicto de interés en una
licitación debe declararlo la empresa participante”.
“La importancia de señalar a Ruiz
Esparza es porque en él convergen siempre todas estas irregularidades,
ilegalidades y delitos. Yo al inicio pensé que probablemente Gerardo Ruiz Esparza tendría mal
informado o asesoraría mal al Presidente, pero hoy no tengo duda de que el Presidente sabe perfectamente lo que ocurre
con Ruiz Esparza y ha decidido protegerlo. Muchas de las conductas de Ruiz
Esparza son claramente delictivas y por eso lo he denunciado penalmente en la
Procuraduría en la que no tenemos un fiscal independiente sino a un amigo del
Presidente, hasta el día de hoy sólo ha atrasado esas denuncia”, señaló
Paulo Díez.
EN CAMPAÑA
POR EDOMEX.
El pasado
viernes, Díez Gargari presentó una nueva denuncia en contra de Ruiz Esparza por
el cobro ilegal al Gobierno federal, derivado de una táctica que creó cuando
estaba en el Estado de México.
El equipo
mexiquense conformado por Peña Nieto, Ruiz Esparza y Luis Videgaray “se acordó”
de un dinero que la entidad “perdió en 1997”. Eran 50 millones que el Gobierno
federal no reembolsó como consecuencia del rescate carretero.
En el poder estatal presionaron para
que el Gobierno federal lo devolviera, no sin antes sumarle una tasa de interés
anual de 10 puntos reales por encima de la inflación. Así, el monto alcanzó los
3 mil 671 millones de pesos. Lo lograron recuperar cuando ya estuvieron en Los
Pinos, de acuerdo con el abogado.
Díez Gargari
dijo que el dinero fue utilizado para la
elección del Estado de México porque no hubo registro alguno. Sólo una cuenta
que hoy está en ceros.
El día de
ayer, para no ir más lejos, Andrés Manuel López Obrador, a quien también le
obsesiona el Grupo Atlacomulco, abordó el tema de la autopista
Atizapán-Atlacomulco. La licitación fue otorgada a OHL porque resultó la
ganadora frente a Promotora de Desarrollo de América Latina, que fue declarada
como “no solvente”, a pesar de ser empresa propiedad de Carlos Slim, el hombre
más rico de América Latina y uno de los multimillonarios del mundo.
El Secretario, otra vez, se limitó a
escribir desde su cuenta de Twitter.
Dijo que la empresa Promotora fue
descalificada conforme a la Ley por no presentar un elevado porcentaje del
desglose de costos y que quien quiera conocer la verdad sobre la licitación,
puede consultarla en la página web de la SCT.
Ninguna
autoridad, que se sepa, lo investiga.
Sus palabras
son suficientes.
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