miércoles, 31 de mayo de 2017

Una posible derrota del PRI pone a muchos en el ojo del huracán, pero sobre todo a Ruiz Esparza.

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El hilo más delgado en la trama de presunta corrupción que cubre al Gobierno federal y, de paso, al Estado de México, tiene nombre y apellido: Gerardo Ruiz Esparza.

Si cualquiera de los candidatos de oposición gana en el Estado de México este domingo, y si cumplen sus promesas de auditar los últimos tres gobiernos, pasarán por él, inevitablemente: Ruiz Esparza ha sido el hombre encargado de la obra pública del Grupo Atlacomulco durante más de una década. Él ha llevado la relación con empresas cuestionadas y bajo sospecha como Grupo Higa y OHL México.

Al finalizar el sexenio, este funcionario nacido en Ciudad de México pero adaptado a los quehaceres mexiquenses, acumulará dos administraciones consecutivas en el mismo puesto. Primero estuvo en el Estado de México con Enrique Peña Nieto como Gobernador; y luego a nivel federal, a donde que llegó cuando el PRI regresó a Los Pinos.


Hubo poca sorpresa cuando Peña Nieto presentó a los miembros de su Gabinete y entre ellos apareció Ruiz Esparza para dirigir la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Era algo natural: él lo acompañó en el Estado de México, en la Secretaría de Comunicaciones, y desde mucho antes forjó una amistad con los Del Mazo. Es decir, ya formaba parte del círculo, de la familia.

Todo lucía bien para Ruiz Esparza. Fue un funcionario de perfil reservado, alejado de las fiestas, de los aparentes lujos, de las fotografías. Pero eso ya no funcionó cuando las acusaciones de presunta corrupción se le acumularon al Presidente de la República y recayeron directamente en los grandes negocios entre el Gobierno y las empresas desarrolladoras de infraestructura.

En el ojo del huracán muchas veces en este sexenio, el Secretario fue austero en su respuesta frente a las acusaciones. La mayoría de las veces, negó los hechos. En varias ocasiones ni siquiera dijo o escribió algo que lo exculpara. En otros momentos, en medio de las críticas, simplemente se siguió con las licitaciones puestas en duda. Y solo una vez, en cinco años, ordenó una investigación a la Secretaría de la Función Pública (SFP).

Se le acusó de favoritismo, de reuniones secretas con empresarios, de recibir sobornos. Hasta donde se tiene conocimiento, la Procuraduría General de la República (PGR), en manos de otro priista connotado (Raúl Cervantes) no lo investiga. Tampoco tiene en proceso algún procedimiento de la Secretaría de la Función Pública.

En los momentos más álgidos por las acusaciones de corrupción, Ruiz Esparza estuvo en los titulares de la prensa. También estuvieron José Andrés de Oteyza, presidente de OHL México, o Apolinar Mena, el titular de Comunicaciones del Estado de México.

De Oteyza ya no está en la empresa española. Mena fue removido –y luego rescatado– por el Gobernador Eruviel Ávila.

Ruiz Esparza, sin embargo, nunca se despeinó.

Si se le compara con Luis Videgaray Caso, otro miembro del Gabinete que acompañó a Peña Nieto desde el Estado de México y quien era considerado la mano derecha del Presidente, sobre Ruiz Esparza jamás ha caído la sombra de su separación. Videgaray sí salió, cuestionado por muchos eventos, entre ellos por su relación con Grupo Higa, que le vendió una casa en Malinalco.

D acuerdo con el periodista Francisco Cruz Jiménez y con el abogado Paulo Díez Gargari, figuras que han seguido sus pasos, el posible descrédito que agrega el Secretario Ruiz Esparza a la administración de Peña Nieto no importa; “el beneficio” de tenerlo adentro, dicen ambos, es mayor.

Pero retenerlo hoy también agrega inseguridad frente al proceso electoral del próximo domingo. En el mar de posibles resultados, Ruiz Esparza es el personaje con mayor vulnerabilidad política en el caso de que el Revolucionario Institucional (PRI), su partido, pierda por primera vez en 88 años.

Los candidatos de oposición convirtieron en promesa de campaña que de llegar a Toluca, los archivos de Grupo Higa y OHL se abrirán. Y caso de ocurrir, en ellos saldrá el nombre del Secretario.

 “Es muy claro que Gerardo Ruiz Esparza le genera un daño muy grave de imagen al Presidente. Desde hace mucho tiempo. Pero si el Presidente ha decidido no moverlo de su puesto y además, decide protegerlo y no denunciar las irregularidades que se cometen a través de la SCT, es porque el beneficio que obtiene de que Ruiz Esparza esté ahí es mayor al daño que le causa. Salvo que haya alguna consideración de otro tipo, eso ocurre”, comentó Paulo Díez en entrevista con SinEmbargo.

El abogado, que ha interpuesto tres denuncias en contra de Ruiz Esparza ante la Procuraduría General de la República (PGR), define como “siniestro” el papel que representa Ruiz Esparza en la administración pública.

Cuando OHL comenzó a operar en el Estado de México, para luego convertirse en la constructora de cabecera, en España ya era una empresa con un cúmulo de acusaciones sobre presunta corrupción. A pesar de ello, se le dio la licitación SCEM-CCA-01-17 para la construcción y operación del Viaducto Elevado Bicentenario. Luego las licitaciones continuaron llegando.

Oteyza presumió los números a sus superiores en España: México –y más concretamente el Estado de México– otorgaba el 21 por ciento de los ingresos totales.

Luego de la serie de audios que fueron publicados de manera anónima en Youtube, comenzaron a rodar cabezas en OHL y la última fue la de José Andrés de Oteyza. Sin embargo, su salida no fue por las acusaciones de corrupción, sino por “motivos personales”. Poco se sabe de él, luego del 29 de abril de 2016, fecha en que dejó la empresa.

Francisco Cruz, periodista que ha investigado al grupo priista mexiquense, se explica el poder de Ruiz Esparza por la información que guarda, que es la de las grandes obras de infraestructura.

“Si el PRI pierde el Estado de México, Ruiz Esparza es uno de los que más debe temer y el gran reto para la oposición será primero abrir todo el desastre administrativo que es Eruviel Ávila; luego abrir todo el cochinero que dejaron Videgaray y Peña Nieto, lo que incluye contratos con Higa y con OHL. Ahí está Ruiz Esparza, sin duda y será abrir todo ese lado oscuro del gobierno del Estado de México”, comentó.

De acuerdo con Cruz Jiménez, Ruiz Esparza siempre estuvo detrás de los Del Mazo, razón por la que también puede explicarse la elección de Del Mazo Maza como candidato a Gobernador. Desde entonces, agregó el periodista, Ruiz Esparza no se alejó del Edomex.

Con Del Mazo padre realizó su primera obra: el Aeropuerto Internacional de Toluca, hoy propiedad de OHL y considerado por varios, un “elefante blanco”.

Luego de su paseo por varias instancias federales, llegó a la Secretaría de Comunicaciones del Estado de México, con Peña Nieto como Gobernador. Ahí coordinó la construcción del Circuito Exterior Mexiquense, el Viaducto Elevado Bicentenario, el libramiento Nororiente de Toluca, la Autopista Toluca-Zitácuaro, la Autopista Valle de Bravo y las gestiones para dotar conexión de banda ancha a 125 municipios mexiquenses.

Sobre muchas de esas obras pesan acusaciones de corrupción.

“Si él [Ruiz Esparza] ha logrado salir bien librado es porque más que cuidadoso, lo que ha hecho con el apoyo del Presidente es tratar de protegerse, pero bajo un esquema que ya no pertenece al México de hoy; este esquema de negar todo categóricamente sin proporcionar ningún tipo de evidencia. Se hace tonto y está con la esperanza de que el tiempo hará que todo se olvide. Pero la ciudadanía toma un papel cada vez más importante de exigencia de información, que no le permitirá a Ruiz Esparza salirse con la suya. Lo ha pospuesto, no hay duda de eso, pero a veces los procesos legales toman su tiempo. Pero no hay duda que todo se sabrá”, comentó al respecto Paulo Díez.

Ya en el Gobierno federal, a Ruiz Esparza le cayeron encima los proyectores luego de la licitación del Tren de Alta Velocidad México-Querétaro, en la que había ganado una filial de grupo Higa y que luego fue cancelada.

Días después se conoció la “casa blanca” de la familia presidencial, con un valor de 86 millones de pesos y que fue propiedad de Armando Hinojosa Cantú, dueño de Higa.

Hinojosa Cantú, un empresario tamaulipeco de poca monta, se convirtió en un próspero constructor de obra multimillonaria en apenas unos años. Siempre con créditos y contratos de los gobiernos del Estado de México y ahora, del Gobierno federal. Y siempre, cerca, estuvo Ruiz Esparza.

Luego vino la Transición Digital Terrestre, la licitación del Tren México-Toluca, la promesa de dos nuevos canales de televisión abierta, el conflicto de interés con Grupo Higa, los contratos millonarios con OHL, la concentración del mercado de las telecomunicaciones y la radiodifusión, el fracaso del Satélite Centenario y cientos de obras canceladas. Todo esto con altos costos políticos y económicos. Pero Ruiz Esparza se mantuvo de pie.

Al ser cuestionado en eventos donde aparece la prensa sobre su comportamiento o sobre su estrecha relación con las empresas constructoras, Ruiz Esparza se torna molesto. Lo niega en persona y a través de su cuenta de Twitter [@gruizesp]. Pero las acusaciones se acumulan.

Está el audio en el que se le escucha hablar con Pablo Wallentin, ex director de Relaciones Institucionales de OHL. Ahí se acuerda el supuesto pago de vacaciones para el Secretario y la entrega de información privilegiada a esa empresa sobre la licitación de la Autopista La Raza-Indios Verdes-Santa Clara.

Wallentin reclama a su asistente que Ruiz Esparza tuviera que pagar los gastos de estancia en un lugar que no se especifica, cuando el acuerdo era que éstos se cargarían a su propia tarjeta de crédito.

“Oiga, la voy agarrar a patadas. A Ruiz Esparza le cobraron sus estancias. Esa no me la acabo. Son nuestros invitados. Me van a reventar, ¿eh? ¿Cuánto fue la estancia y quién la pagó? Si lo pagaron las tarjetas de ellos, que les hagan un reembolso de inmediato y que lo carguen a la mía”, se le escucha decir a Wallentin, en una plática con quien parece ser su secretaria dentro de la empresa.

Esparza tuiteó, simplemente: “Rechazo categóricamente que la empresa OHL me haya pagado algún gasto de vacación o de cualquier otro tipo”.

“¡Su amigo Ruiz Esparza!”, dijo el funcionario federal en otra llamada para presentarse con el ex presidente de la OHL México, José Andrés de Oteyza.

El Secretario simplemente lo negó.

Ninguna instancia federal, hasta donde se sabe, lo investiga. Sus palabras bastaron.

En días pasados, en su cuenta de Twitter, Ruiz Esparza escribió, como una especie de colofón para todos los cuestionamientos:

“El conflicto de interés en una licitación debe declararlo la empresa participante”.

“La importancia de señalar a Ruiz Esparza es porque en él convergen siempre todas estas irregularidades, ilegalidades y delitos. Yo al inicio pensé que probablemente Gerardo Ruiz Esparza tendría mal informado o asesoraría mal al Presidente, pero hoy no tengo duda de que el Presidente sabe perfectamente lo que ocurre con Ruiz Esparza y ha decidido protegerlo. Muchas de las conductas de Ruiz Esparza son claramente delictivas y por eso lo he denunciado penalmente en la Procuraduría en la que no tenemos un fiscal independiente sino a un amigo del Presidente, hasta el día de hoy sólo ha atrasado esas denuncia”, señaló Paulo Díez.

EN CAMPAÑA POR EDOMEX.

El pasado viernes, Díez Gargari presentó una nueva denuncia en contra de Ruiz Esparza por el cobro ilegal al Gobierno federal, derivado de una táctica que creó cuando estaba en el Estado de México.

El equipo mexiquense conformado por Peña Nieto, Ruiz Esparza y Luis Videgaray “se acordó” de un dinero que la entidad “perdió en 1997”. Eran 50 millones que el Gobierno federal no reembolsó como consecuencia del rescate carretero.

En el poder estatal presionaron para que el Gobierno federal lo devolviera, no sin antes sumarle una tasa de interés anual de 10 puntos reales por encima de la inflación. Así, el monto alcanzó los 3 mil 671 millones de pesos. Lo lograron recuperar cuando ya estuvieron en Los Pinos, de acuerdo con el abogado.

Díez Gargari dijo que el dinero fue utilizado para la elección del Estado de México porque no hubo registro alguno. Sólo una cuenta que hoy está en ceros.

El día de ayer, para no ir más lejos, Andrés Manuel López Obrador, a quien también le obsesiona el Grupo Atlacomulco, abordó el tema de la autopista Atizapán-Atlacomulco. La licitación fue otorgada a OHL porque resultó la ganadora frente a Promotora de Desarrollo de América Latina, que fue declarada como “no solvente”, a pesar de ser empresa propiedad de Carlos Slim, el hombre más rico de América Latina y uno de los multimillonarios del mundo.

El Secretario, otra vez, se limitó a escribir desde su cuenta de Twitter.

Dijo que la empresa Promotora fue descalificada conforme a la Ley por no presentar un elevado porcentaje del desglose de costos y que quien quiera conocer la verdad sobre la licitación, puede consultarla en la página web de la SCT.

Ninguna autoridad, que se sepa, lo investiga.


Sus palabras son suficientes.

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