viernes, 31 de julio de 2020

Dos clavos más a Calderón - Cárdenas Palomino y Pequeño - Estar en sus cabales - Peña, ¿bajo custodia?


Julio Astillero.

Aún no se define el impacto que el juicio a Genaro García Luna tendrá en la figura política de Felipe Calderón Hinojosa y ya están en línea de espera dos expedientes igualmente lesivos para quien ocupó de manera electoral fraudulenta Los Pinos de 2006 a 2012: Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García, operadores estelares del citado García Luna, han sido también señalados judicialmente en Estados Unidos como cómplices de maquinaciones desde el gobierno mexicano para favorecer al cártel de Sinaloa y realizar actos propios del crimen organizado.

No hay mucha cancha para la socarronería de Calderón Hinojosa ante las evidencias de que durante su gobierno se ejerció una narcopolítica terriblemente dañina para el país (suele decir que no sabía nada de este tipo de hechos: lo niego calderónicamente, se ha ironizado en redes sociales, sustituyendo su usual categóricamente).

Los señalamientos judiciales hechos en Nueva York mostrarían a Calderón como ente absolutamente falto de juicio para darse cuenta de lo que hacía su virtual vicepresidente policiaco, García Luna, y la banda criminal que lo acompañaba, con Cárdenas Palomino y Pequeño como feroces y voraces lugartenientes, o de otra manera resultaría que el político michoacano, entonces panista, sabía, permitía, promovía o incluso se beneficiaba, así fuera políticamente, de lo que hacían sus policías favoritos.

La ampliación del expediente García Luna hacia sus subordinados se dio a conocer dos días después de que Calderón Hinojosa señaló que el presidente Andrés Manuel López Obrador no parecía estar en sus cabales ni tener capacidad para gobernar. Lo hizo durante una especie de conciliábulo de políticos derechistas deseosos de concertar esfuerzos contra la pandemia del populismo, como dijo el propio Calderón.

Vía Zoom, a las cinco de la tarde en horario mexicano, sobre El caso Venezuela como amenaza hablaron Calderón Hinojosa, Andrés Pastrana y Jorge Quiroga, llamado Tuto (estos dos fueron presidentes de Colombia y Bolivia, respectivamente), más Antonio Ledezma, alcalde metropolitano de Caracas; Richard Blanco, diputado nacional de Venezuela, y Patricia Bullrich, presidenta de PRO Argentina. Calderón hizo ante ellos una descripción plena de lamentos por lo que a su entender sucede en México, asegurando que avanza el proceso de conversión de este país al modelo venezolano actual.

Calderón Hinojosa tiene ante sí un panorama complicado. Desde luego, los casos de García Luna y, ahora, Cárdenas Palomino y Pequeño García lo colocan en una situación histórica, ¿judicial? y políticamente desastrosa: su guerra contra el narcotráfico fue, además de tentativa fallida de legitimación electoral y política, un acto de criminalidad desde el máximo poder político nacional, con los recursos institucionales y el poder del Estado volcados en favor de un cártel, en detrimento de otros, con lo que se provocó un baño de sangre en el país, que aún continúa.

Pero, además, las delaciones de Emilio Lozoya en México podrían alcanzar a varios de sus allegados e incluso a él mismo como corresponsable de negocios iniciados o promovidos en su administración y continuados durante el peñismo. Todo ello con riesgos para su tan anhelado como supuesto salvavidas político, el partido México Libre, que promueve junto con su esposa, Margarita Zavala, con la esperanza de contar con un instrumento de defensa y ataque.

En tanto, otro ex ocupante de Los Pinos, Enrique Peña Nieto, está bajo custodia de policías españoles en Madrid a petición de autoridades mexicanas, según aseguró ayer el asesor antimafia Edgardo Buscaglia en una entrevista ( youtu.be/bEa0bmlyC6U), en la que advirtió que la Fiscalía General de la República debe agregar al expediente Lozoya la acusación de delincuencia organizada y no sólo de asociación delictuosa, para que no quede este proceso en una condición disminuida e insuficiente.

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