Salvador
Camarena.
No fueron
convocados ni el efímero embajador Miguel Basáñez ni Eduardo Medina Mora, hoy
ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y primer representante
del gobierno de Enrique Peña Nieto ante Estados Unidos.
Sí
estuvieron en cambio dos ex cancilleres, Jorge G. Castañeda y Bernardo
Sepúlveda Amor, y el ex subsecretario para América del Norte, Sergio Alcocer.
Ocurrió el 3
de abril. Fue en la Cancillería y reunió al secretario de Relaciones
Exteriores, Luis Videgaray Caso, con un grupo de conocedores de la relación
entre México y Estados Unidos (EU).
Estaba
programada para una hora, pero duró más de tres, lo que sería una señal del
buen diálogo que se dio en ese cónclave.
“Fue un
ejercicio muy interesante, donde todo el que quiso habló, y donde a Videgaray
se le vio escuchar, explicar y aceptar los comentarios de buen modo”, comentó
una fuente con conocimiento de primera mano de la reunión.
Consultada
al respecto, una fuente oficial explica que el grupo no se armó pensando en que
estuvieran todos los exembajadores ante Washington –de ahí las ausencias de
Basáñez y Medina Mora–, sino que acudiera gente conocedora e involucrada en la
relación con el vecino del norte. Por ejemplo, agrega esta fuente, estuvieron
representantes de la iniciativa privada como Manuel Medina Mora, expresidente
de Citibank México o el empresario Juan Gallardo Thurlow.
Aunque
estuvieron otros exembajadores ante Estados Unidos, como son Jorge Montaño y el
propio Carlos de Icaza González, hoy subsecretario para Europa, destaca de la
reunión, sin duda, el hecho de que se haya invitado tanto a Castañeda como a
Arturo Sarukhán, quien no pudo asistir, representante de México ante EU en el
anterior sexenio, antes cónsul en Nueva York y una voz que la actual administración
había desdeñado.
“Sí, estamos
escuchando”, dijo la fuente oficial, que agregó que más que una reunión secreta
se planteó como sesión de la que no se diría nada, con el afán de estimular que
cada uno de los participantes expusiera libremente sus opiniones. Como nombre
se le puso Consejo Asesor en Materia de Política Exterior.
Según las fuentes
consultadas, el tema central versó en torno a la estrategia gubernamental de
negociar en paquete todas las agendas pendientes con el gobierno de Donald
Trump: comercio (TLCAN), seguridad y migración.
Aunque el
gobierno de México se ve sacudido cada que Trump se salta las trancas (sus
reiterados mensajes de que México pagará por el muro, que han cobrado vigor en
las últimas horas) o cada vez que la política migratoria marca una afrenta para
los derechos de los mexicanos (la deportación la semana pasada de un dreamer y
de una mexicana madre de cuatro ciudadanos estadounidenses, que estaba
atendiendo a un procedimiento migratorio), en la Cancillería sostienen que la
mejor de sus cartas está en el condicionamiento de cada agenda antes que en
separar las mismas.
A los temas
de derechos humanos hemos respondido y responderemos puntualmente, pero sí,
hablamos de que ir más allá en esas negociaciones iría supeditado a avanzar en
las otras agendas, comentó la fuente oficial ayer.
La otra
fuente destacó que a Videgaray se le vio fluido al abordar la agenda conjunta
que involucra a la Secretaría de Economía, pero un tanto rígido con respecto a
la que toca a las labores de Gobernación.
La reunión,
en la que por supuesto estuvo el hoy embajador Gerónimo Gutiérrez, concluyó
tras las palabras de Videgaray, luego de la intervención del subsecretario del
área y también exembajador en Washington, Carlos Sada.
Dentro de
muchas cosas criticables, una buena señal este diálogo en SRE.
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