La reacción
que hubiera brindado mayores aplausos y credibilidad era acusar a su
correligionaria. Demandar una investigación. Expulsar a la diputada y aclarar
que él jamás ha visto un centavo de ese medio millón de pesos que decían que
era para él. Proponer cambios para generar mayor rendición de cuentas y
controles dentro de Morena, entre otras acciones. Pero eso era aceptar que hay
fallas en Morena –como en todos los partidos- pero su reacción podría haber
abonado de manera seria para su credibilidad. Pero bueno, él hubiera no existe.
Sería injusto asumir que AMLO está al
tanto de todos los movimientos que hacen los miembros de su partido. Es decir,
no sabemos si conocía o tenía conocimiento de la reunión de Eva Cadena con los
“generosos” empresarios. Hay dos escenarios:
Si AMLO no sabía nada: 1) los hechos evidencian que hay
falta de controles internos dentro del partido en relación con donaciones
ilegales en efectivo. No podemos presumir que es un hecho aislado, sabemos que
uno de los más graves problemas de nuestra democracia es el dinero ilegal en
las campañas políticas; 2) Por el otro lado, ¿qué más no sabe AMLO que está
pasando en su partido dado que los controles internos no son efectivos?; 3) era
la oportunidad perfecta, dado su desconocimiento para hacer grandes cambios
dentro de su partido y darle sustancia real a su bandera anticorrupción.
Si AMLO sí sabía: 1) AMLO es como cualquier otro
político que dice una cosa y hace otra. Lucrar con dinero ilegal para su
partido es un delito. No importa si era para él o para su causa política, lo
que vimos en pantalla es un delito y de él saber lo que estaba pasando entonces
encubría a una delincuente; 2) entonces el candidato presidencial no tiene un
plan para combatir la corrupción en México; 3) es un profundo acto de
incongruencia política que provoca una desconfianza severa en el electorado.
A pesar de
ser un país que gusta de crear instituciones para atajar problemas. Ver casos
como el de Eva Cadena, Emilio Lozoya y sus contratos con Oberdrecht, los
diputados del PRI que fueron cercanos colaboradores de Javier Duarte y su
protección con fuero de la que actualmente gozan nos muestra –sin ninguna duda-
que algo está fallando de manera seria. Es decir, las instituciones no están
cumpliendo con su cometido.
La vorágine corrupta de nuestra clase
política sí puede ser atajada, perseguida, castigada. Me rehúso a creer que no
se puede, más bien sostengo que no se quiere. Sin embargo,
lo cierto es que los controles de fiscalización, denuncia, rendición de
cuentas, castigo y procuración de justicia no funcionan como deberían.
Decimos tener contralores internos que no generan ningún desincentivo para que
funcionarios no comentan actos de corrupción, tenemos leyes mejoradas que tipifican delitos que tengan que ver con
corrupción, pero no son usadas por los ministerios públicos y jamás alcanzan
una sentencia condenatoria.
En otras palabras, nuestro sistema
está fallando para perseguir la corrupción. Inclusive las fallas de fiscalización, por ejemplo,
no han sido modificadas de manera óptima en el nuevo Sistema Nacional
Anticorrupción. Cuando la FEADLE dice
que investigará el caso de Eva Cadena, la gran mayoría de la sociedad lo que
escucha es que nada pasará. La fascinación de las procuradurías por declarar
de manera fácil ante la prensa que investigarán y los resultados efectivos de
dicha investigación son dos mundos diferentes.
Nuestro sistema de incentivos para no
cometer actos de corrupción es inexistente. Los grandes casos de corrupción que
vemos pasar cada semana en la prensa nacional tienen un común denominador: se
puede ser corrupto sin prácticamente ninguna consecuencia.
Debemos transformarnos en un país en
donde los controles impidan que Javier Duarte pueda crear una red de empresas
fantasmas que desfalquen al estado o que se persiga al exdirector de Pemex,
Emilio Lozoya por recibir sobornos de la empresa brasileña.
El caso de
la morenista Eva Cadena y la reacción de AMLO son un botón de muestra sobre
cómo se hace política en este país. Si
AMLO quisiera ganar las elecciones del 2018 el caso de Eva Cadena se podría
haber convertido en una oportunidad inigualable. Podría haber dado la vuelta a
los ataques y lejos de negar los hechos podría haber dado señales (con hechos
también) que él enfrentará de manera diferente la corrupción. Sin embargo, no
fue así…. Es igual a los que dice combatir, porque para ganar se necesita
algo más que retórica.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.