Arnoldo Cuellar.
El cambio de gobierno
en Guanajuato, en medio de la peor crisis de credibilidad que haya vivido el
país hacia sus instituciones públicas, deja mucho que desear.
Diego Sinhue Rodríguez,
un político de nueva generación que llega al cargo como una solución de
continuidad del gobernador que pronto será conocido como el más corrupto de la
historia de Guanajuato, ha decidido ser cómplice y no ejercer el derecho a
contar una nueva historia.
El gabinete legal y ampliado de Sinhue repite a la mayor parte de los integrantes del gobierno de Márquez,
bien ratificados, bien reciclados. Hoy Guanajuato no ve una renovación, sino un
continuismo.
Lo más delicado, el tema de la seguridad fue resuelto de la
peor manera. Los dos responsables del
mayor deterioro que Guanajuato ha vivido en su tranquilidad refrendan sus
puestos: Carlos Zamarripa y Alvar Cabeza de Vaca seguirán gozando de
privilegios, impunidad y poder, mientras el estado se desangra y la sociedad ve
disminuidos sus niveles de confianza y tranquilidad.
No solo eso. La
posibilidad de hablar y criticar los designios de los responsables de las políticas
públicas amenaza con acotarse. Diego Sinhue Rodríguez inaugura una etapa de
gobierno en la que se limita la posibilidad de hacer preguntas y buscar
explicaciones. Diego ha proscrito en su arranque como gobernador las ruedas de
prensa con preguntas y respuestas.
El contexto, en
general, resulta ominoso. El hecho de que Guanajuato haya registrado la única
victoria electoral del PAN en México ha convencido al panismo largamente
gobernante de que están convertidos en un bastión, cuando la verdad es que hoy
parecen más un reducto.
Habría que procesar la decisión de las urnas en julio de
2018, antes que hacer hipótesis fantasiosas. Los ciudadanos no parecen cansados del PAN, el PRI o el PRD, sino de
todos los políticos con sus promesas falsas, sus incumplimientos recurrentes y
su cinismo permanente. Morena representa algo distinto que muy pronto puede ser
igual, pero eso no les dará puntos a los otros contendientes.
Hoy. Diego Sinhue Rodríguez tendría que plantearse ser mejor
que Miguel Márquez, con mucho. No tiene su carisma que tanto aguantó, hasta los
negocios de sus compadres, pero puede ser un mejor gobernante. Sin embargo,
ratificar a medio gabinete lo único que dice es que no hizo la tarea.
Sinhue está recibiendo este día lo que probablemente sea el
mejor contrato de su vida: gobernar el estado que lo vio nacer, más allá de las
circunstancias que lo llevaron a ello.
No esmerarse en ofrecer
las mejores opciones, recoger el cascajo que le deja Márquez, improvisar,
incorporar dudosos fichajes foráneos y respetar complicidades, solo habla de
que sigue sin estar listo para la tarea.
Padeceremos todos las
consecuencias, pero no podemos quedarnos callados, por lo menos no todos.
POSTDATA
Hace unos días dejé la
dirección del portal de Internet Zona Franca, donde ejercí un periodismo libre,
creativo y colaborativo por casi ocho años. Ha sido hasta ahora la mejor etapa
de mi vida profesional, que no es corta, por cierto.
Hay muchas interrogantes
al respecto. Solo les diré que mi retirada de ese proyecto, dolorosa, por
cierto, tiene que ver con la posibilidad de seguir escribiendo con la libertad
que lo hago aquí.
Nos seguiremos leyendo.
Y muchas gracias por la solidaridad.
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