Dolia Estévez.
Andrés Manuel López Obrador fue la voz ausente en la primera
gran Cumbre de Libertad de Prensa realizada en el Museo Nacional de
Antropología el 18 de junio. El Presidente de los mexicanos prefirió conversar
por videoconferencia con el quinto hombre más rico del mundo y fundador de
Facebook a responder preguntas urgentes sobre la peor crisis de seguridad por
la que atraviesa el gremio periodístico y el impacto de esta en el futuro de la
democracia mexicana.
“Es prerrogativa del Presidente escoger sus prioridades. AMLO
consideró que platicar con Mark Zuckerberg era más importante que la cumbre
nuestra. Nos decepcionó que no haya acudido”, me dijo Jan-Albert Hootsen,
representante en México del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ),
organización con sede en Nueva York que patrocinó el evento.
Cuando le pregunté si sabía por qué no había asistido, me
respondió: “No dieron respuesta. Sólo que lo iban a ver después”. El país del
eterno mañana.
Desde el 1 de febrero, el CPJ formalizó la invitación
enviándole una carta firmada a través de Jesús Cantú, del área de Comunicación
Social. En el texto de tres páginas dirigido a AMLO al que tuve acceso, el CPJ
hace hincapié en la importancia de sostener “discusiones francas y abiertas”
para buscar un “terreno común” entre el gremio periodístico, la sociedad civil
y el gobierno federal sobre cuáles deben ser las acciones que su sexenio puede
emprender para combatir la impunidad y fortalecer la protección de los
periodistas.
La misiva reconoce el compromiso del actual gobierno a
combatir la censura y la violencia contra la prensa, así como haberle otorgado
un espacio en la mañanera a la viuda del periodista asesinado Javier Valdez.
El CPJ le dio la opción de escoger entre varias fechas: 25,
26 y 27 de marzo o 10 de abril. Su participación se daría a través de una
entrevista durante el evento que conduciría Carmen Aristegui y/o Adela Navarro.
Hootsen me dijo que cubrió decenas de mañaneras con el
interés principal de entrar en contacto personal con la vocería de AMLO. Logró
una reunión privada con Jesús Ramírez Cuevas y varios encuentros posteriores.
Ramírez le dijo que había comentado con AMLO el tema de la invitación pero que
marzo y abril no eran buenas fechas, y mayo tampoco. El CPJ entonces cambió la
fecha para junio. Pero de nada sirvió. “No nos dieron respuesta”, reiteró
Hootsen.
Mientras, Adela Navarro, directora de Zeta Tijuana y miembro
del Consejo Consultivo del CPJ, atajó otro flanco: se comunicó con Julio
Scherer Ibarra, Consejero Jurídico de AMLO. “Scherer no estaba enterado”, me
dijo Adela. “Le pedí que recibiera a mis compañeros”. El 13 de marzo a las 12
del día en Palacio Nacional, el hijo del periodista cuya lucha marcó un hito en
la defensa de la libertad de prensa recibió a Hootsen y Alexandra Ellerbeck,
coordinadora para Norteamérica del CPJ. ¿Qué pasó después? “Nunca dijeron que
no”, me dijo Adela.
El extraordinario esfuerzo por invitar a AMLO resultó
infructuoso. Scherer Ibarra y Ramírez Cuevas no tuvieron la cortesía de
contestar. Al final dejaron que el CPJ sacara sus conclusiones. El silencio es
la respuesta más pusilánime ante la indiferencia.
Faltando diez días para la cumbre, Hootsen buscó a Olga
Sánchez Cordero. Habló con ella en el marco de la inauguración del Memorial”
Circular de Morelia”, en el sótano de lo que fue la Dirección Federal de
Seguridad, en la colonia Roma. La secretaria de Gobernación escuchó atenta.
Poco después, el CPJ fue informado que Alejandro Encinas representaría a
Gobernación.
Al pronunciar las palabras de bienvenida, Joel Simon,
director ejecutivo del CPJ, ofreció un alarmante diagnóstico: México es el país
más peligroso del hemisferio y el de mayor violencia mortal contra la prensa en
el mundo en 2019. Recordó que en la década de los 1990, cuando fue corresponsal
extranjero en México, cubrió el “ascenso de un popular político regional y
desertor priista llamado AMLO”. Lo visitó varias veces en su casa. “Era fácil
hablar con AMLO, pues reconocía la dependencia en los medios para transmitir su
mensaje y alcanzar el poder al que aspiraba”. Tres décadas después, “me
decepciona que haya permitido que sus diferencias con los medios se hayan
convertido en algo tan personal”.
Con todo, Simon consideró que sigue siendo el Presidente más
accesible en la historia de México.
En el primer panel sobre impunidad y crímenes, Adela Navarro
alertó contra el mensaje que AMLO está dando a la sociedad: “Nos parece muy
preocupante que el Presidente se reconcilie con la mafia del poder a la que
hizo consejera, que se reconcilie con los corruptos a quienes no persigue,
incluso con gente ligada al crimen organizado al que ofreció una amnistía, y
sin embargo con la prensa sigue enfrentado. A la prensa la califica de
sensacionalista, amarillista, fifí y eso abona a este clima hostil en el que
nos hemos desarrollado los periodistas en los últimos años”.
Encinas reconoció que el esfuerzo ha sido insuficiente. Lo
atribuyó a la incapacidad del Estado y a la corrupción. Sostuvo que mientras no
cambie la violencia no va a cambiar la violencia contra los reporteros.
Consideró que el tema central es el combate a la impunidad que estimó en 97 por
ciento. Dijo que se tiene que pasar de la denuncia a la acción penal y
esclarecimiento de los hechos. “No es sencillo. Son muchas las inercias”.
Presidencia terminó siendo representada por Jesús Cantú.
También participó Tatiana Clouthier. Los funcionarios federales escucharon
estoicos los reclamos y palparon la desilusión de los asistentes por la
inexplicable ausencia de AMLO. Un día antes se le mandó decir que podía
presentarse impromptu en cualquier momento durante la jornada que duró todo el
día.
AMLO dejó pasar una oportunidad histórica que, como dijo
Simon, es pasajera. Su presencia hubiera enviado el inequívoco mensaje de que
sí quiere transformar la relación medios-poder y enfrentar la situación de
violencia e impunidad contra la prensa, que los asesinatos y agresiones bajo su
gobierno no serán tolerados y que la publicidad oficial no será usada para
comprar a los medios.
El Presidente no quiso compartir con nosotros ni media hora
de su tiempo. Hacerlo hubiera marcado un ayer y un hoy en la complicidad por
comisión u omisión de sexenios pasados. Está en su derecho de escoger sus
prioridades. El evento claramente no fue una de ellas. Le resultó incómodo.
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