Enrique
Galván Ochoa.
El Banco
de México recortó el jueves la tasa clave de interés por segunda vez
consecutiva, a 7.75 por ciento (era de 8 por ciento), seguirá siendo de las más
altas del mundo, no obstante que en varios países hay una marcada tendencia a
bajarlas radicalmente, ante el riesgo de una recesión global. La decisión fue
dividida. Dos de los cinco miembros de la junta de gobierno votaron por bajarla
más, en 50 puntos base, a 7.5 por ciento. Tomando en cuenta la disminución de
la inflación general (se desaceleró a 2.99% a tasa anual, la menor en los
pasados tres años), la amplitud de las condiciones de holgura de la economía y
el comportamiento reciente de las curvas de rendimiento externas e internas, la
junta de gobierno decidió por mayoría disminuir en 25 puntos base el objetivo
para la tasa, dijo Banxico. La decisión tendrá repercusiones en distintos
ámbitos. Desde luego no se espera una salida de capitales, sigue siendo muy
atractiva, en Estados Unidos recientemente bajó a un rango de 1.75 por ciento a
2 por ciento, por lo tanto, no afectará al peso. Vista de ese ángulo, se
reconoce la prudencia de Banxico. (El enemigo actual de nuestra moneda es
Trump. El procedimiento para su destitución iniciado por el Partido Demócrata
provocará un retraso en la firma del nuevo acuerdo comercial). Para los
consumidores y las empresas de México es una mala noticia la tímida rebaja. El
CAT (costo anual total) de las tarjetas de crédito continuará arriba de 50 por
ciento anual, uno de los mayores del planeta.
El Bonillazo
es inconstitucional.
Después
de dos campañas electorales consecutivas –la primera para senador, luego para
gobernador– es explicable que Jaime Bonilla, aunque presume de millonario, esté
muy gastado. Y posiblemente piensa que dos años en el gobierno no serán
suficientes para reponerse y quiere quedarse cinco, aunque fue electo sólo para
dos. Ayer la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, fue muy clara.
“Expresé hace meses, o hace semanas, mi opinión personal como abogada, la
reforma o la llamada ley Bonilla es en mi opinión inconstitucional. No he
cambiado de postura, punto, la sostengo”, dijo en respuesta a un cuestionamiento
de la senadora priísta Beatriz Paredes, que le exigió frenar esa reforma.
Obviamente, Olga no puede tener dos interpretaciones distintas de la
Constitución, una como jurista y otra como secretaria de Gobernación.
Graue se
quedará otros cuatro años.
El próximo
rector de la UNAM será el actual, Enrique Graue. En su primer periodo ha hecho
un papel discreto, flotó sobre el oleaje turbulento de la campaña presidencial
y ha sido menos protagónico que José Narro Robles, quien escondía en la barriga
multitud de felinos priístas. También suena Luis Raúl González Pérez,
presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, aunque Fernández
Noroña tiene más posibilidades de convertirse en Papa que González Pérez de
llegar a la rectoría.
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