viernes, 27 de septiembre de 2019

Roberto Sandoval, el empleado del CJNG que sigue libre.


Ricardo Ravelo.

Édgar Veytia, el ex Fiscal de Nayarit que desde el poder permitió la expansión del Cártel de Jalisco Nueva Generación en esa entidad, fue sentenciado a 20 años de prisión en Estados Unidos por fomentar el tráfico de drogas; sin embargo, el ex Gobernador Roberto Sandoval Castañeda –su jefe– sigue libre a pesar de que el Departamento del Tesoro también lo acusa de lavado de dinero y de proteger al mismo cártel con el que Veytia se vinculó.

Ahora que pesa en su contra una sentencia condenatoria, quedó claro que Veytia era un criminal que sirvió al narcotráfico desde la Fiscalía de Nayarit; durante su paso por ese cargo, el ex funcionario fue acusado de asesinatos, secuestros, despojo de propiedades, invasión de tierras, lavado de dinero, producción y distribución de drogas.

Era todo un capo, pues.

No obstante, el entonces Gobernador Roberto Sandoval –cuya riqueza descomunal lo delata como corrupto y presunto lavador de dinero del narco, según las investigaciones estadunidenses, lo mantuvo en el cargo y lo protegió de todas las acusaciones hasta que fue detenido en marzo de 2017 en Estados Unidos.

Bajo la protección del entonces Gobernador Sandoval Castañeda y de Édgar Veytia, el cártel de Jalisco expandió sus redes hacia Nayarit hasta convertir a ese estado en una de sus principales plazas, después de Jalisco, su base de operaciones.

De acuerdo con las investigaciones estadounidenses, Veytia utilizó la Fiscalía de Nayarit para operar en el crimen organizado al más alto nivel. El Gobernador Sandoval no sólo conocía dichas operaciones, sino que las protegió, pues a cambio también recibía fuertes sumas de dinero con las que compró ranchos, casas, ganado de alto registro, aunque él niega que su fortuna sea producto de la corrupción y de sus vínculos con el crimen organizado.

Pero en su caso no existe otra explicación: Cuando fue Alcalde de la ciudad de Tepic, Roberto Sandoval no tenía en qué caerse muerto. Después de ser Alcalde se lanzó como candidato del PRI a la gubernatura con el respaldo de Enrique Peña Nieto, quien lo consideró como uno de los “nuevos rostros del PRI”, la nueva generación de políticos que eran orgullo de ese partido.

Sandoval Castañeda aparecía públicamente y en los medios de comunicación como un Gobernador poderoso y no menos impune que se daba baños de pureza: defendía su honestidad a toda prueba, pues decía que él ahorraba dinero y que con mucho esfuerzo fue amasando su capital y el de su familia.

El tiempo demostró que no era así: Roberto Sandoval terminó enredado en una madeja de corrupción que construyeron tanto familiares suyos como amigos, crearon una red de empresas para asignarse millonarios contratos de obra pública que ellos mismos autorizaban y liquidaban. Esta estructura de corrupción le permitió aumentar su riqueza, la cual fue inocultable:

En abril de 2018, por ejemplo, la Fiscalía General de Nayarit embargó de manera precautoria dos ranchos propiedad de Sandoval Castañeda ubicados en las comunidades de Aután, municipio de San Blas.

Ambas propiedades aparecen en la investigación NAY/TEP-lll/CI/0031/18, con la cual las autoridades pudieron asegurar también cinco inmuebles más en la ciudad de Tepic.

Tras el embargo, Rodrigo González Barrios –vocero de la Comisión de la Verdad– dijo que los abogados del ex Gobernador Sandoval Castañeda interpusieron algunos amparos para que no se tocaran ambas propiedades.

En el expediente del caso se detalla que uno de los ranchos tiene una superficie de 58 hectáreas y fue comprado en 58 millones de pesos, pero el rancho más fastuoso, “El Sueño”, abarca 17 hectáreas y cuenta con ganado de alto registro. Está ubicado en la carretera que lleva del poblado de Villa Hidalgo, municipio de Santiago Ixcuintla, al de Aután, en San Blas.

Con base en las investigaciones se sabe que en esas dos propiedades Sandoval estaba asociado con el cantante Ezequiel Peña y con Joan Sebastian para criar caballos de raza azteca y española. Pero eso no es todo: la Comisión de la Verdad ha recibido otras denuncias que dan cuenta que Sandoval Castañeda posee otros ocho ranchos en Acaponeta, Tepic, Santiago Ixcuintla y Bahía de Bandera, los cuales están a nombre de testaferros.

Sobre el rancho “El Sueño” pobladores de Aután dicen que de un momento a otro ese predio se llenó de ganado de alto registro, caballos finos y borregos. Se afirma que esas tierras eran propiedad de José Castro, ejidatario de la zona, quien las vendió a otra persona y luego apareció como dueño el entonces Gobernador Roberto Sandoval. En “El Sueño” las fiestas eran frecuentes, dicen los lugareños: armaban unas fiestas con bandas musicales que duraban hasta la madrugada. “El Rancho” tiene un lago artificial, uno de sus más admirados atractivos.

Aunque Roberto Sandoval ha negado que su riqueza provenga de la corrupción institucional y menos del narcotráfico, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, así como la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, lo investigan por lavado de dinero, pues ambas áreas de investigación consideran que la riqueza que posee el ex mandatario no se apega a lo que ha devengado como funcionario público.

Según las investigaciones del Departamento del Tesoro, Roberto Sandoval participó en una variedad de actividades de corrupción y recibió sobornos del cártel de Jalisco; también está señalado de formar parte de la red de gobernadores que fueron utilizados, en el sexenio de Enrique Peña Nieto para desviar dinero del erario público hacia el PRI, cuyos fondos –según las investigaciones– se usaron para financiar las campañas de varios candidatos.

Otros delitos también pesan en su contra: enriquecimiento ilícito, uso indebido de funciones –en este caso porque condicionó la entrega de los recursos del Programa de Seguro Alimentario (Prosa)– a quienes no votaran por el PRI. Por este abuso, el Congreso estatal en Nayarit inhabilitó al ex mandatario por un lapso de 20 años para que no pueda ocupar ningún cargo público ni empleo alguno, cargos o comisiones que tengan que ver con el Servicio Público.

A pesar de todos estos señalamientos –en Estados Unidos las investigaciones siguen abiertas– Roberto Sandoval se ha defendido públicamente y asegura que no desvió ni un centavo del erario público y cuantas veces puede recurre a su frase ya hecha:

“Yo soy ganadero, crío ganado, mi padre me enseñó hace muchos años. Yo vendo caballos, no compro caballos. No desvié ni un solo peso; no me imagino donde pueden caber 2 mil millones de pesos”.

Respecto de las cinco propiedades aseguradas, dijo que dos las compró él, una es de su fundación, otra de su hija y la última no tiene relación con él o con su familia.

De los ex mandatarios priistas que cayeron en desgracia –Tomás Yarrington, Eugenio Hernández, Roberto Borge, Javier Duarte, César Duarte, entre otros–el único que falta por caer es Roberto Sandoval.

El ex Gobernador de Nayarit se mueve a sus anchas a lo largo y ancho de la República mexicana como si no tuviera cuentas pendientes con la justicia.

Sin embargo, de un momento a otro puede ser detenido. Le espera el mismo destino que su Fiscal, Édgar Veytia: una condena ejemplar por sus presuntos actos de corrupción y ligas con el narcotráfico.

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