sábado, 30 de noviembre de 2019

4T / Expertos advierten de ‘golpes blandos’ contra el gobierno.


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Por Alejandro Alegría.

Un año después de la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, se ha dado una división entre los grupos hegemónicos del empresariado del país. Mientras unos buscan acompañar al gobierno federal, otros lo han enfrentado mediante diversas estrategias, sostuvo Magdalena Galindo, catedrática de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista con La Jornada, explicó que la separación del poder económico del gobierno en turno comenzó en el sexenio de José López Portillo, cuando se nacionalizó la banca.

“Ahí se ve por vez primera que el Estado mexicano tiene que golpear a su fracción hegemónica nacional para favorecer al grupo dominante internacional, con el fin de garantizar el servicio de la deuda que se tenía con la banca privada mundial”.

Expresó que hubo desplazamiento de la hegemonía del interior del país hacia el exterior, pero ese poder del capital financiero internacional se ejerce en el interior de México. Con ello se iniciaron las políticas neoliberales para favorecer al capital internacional y se consolidaron en las administraciones subsecuentes, pues la política económica y la política fueron definidas por los organismos internacionales, como el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Derrotados, partidos que representan a la burguesía.

“La llegada de López Obrador a la Presidencia significa una transformación profunda en la correlación de fuerzas dentro de la sociedad mexicana, porque significa una derrota importante para los dos partidos que representan a la burguesía en México de modo directo”, subrayó.

“Se inicia no sólo una separación, sino un conjunto de acciones de la burguesía mexicana frente al Estado”.

Explicó que hay división dentro de los grupos hegemónicos, pues existen sectores que buscan acomodarse a las nuevas circunstancias y se han acercado a la Presidencia para continuar con la relación. En contraste, otros se han enfrentado al gobierno de López Obrador.

La estrategia de Estados Unidos para mantener su hegemonía en el mundo, como se ha visto en América Latina, es utilizar golpes blandos, lo cual se ha intentado utilizar en México de manera fallida, detalló.

La especialista agregó que, de acuerdo con el filósofo Gene Sharp, existen cuatro etapas. La primera es el ablandamiento, en la que se trata de “desilusionar a la gente, decirle que no hay realmente una transformación y que no había razón para impulsar a ese gobierno progresista”, tal como ha sucedido en Bolivia, Venezuela o Argentina.

La segunda son campañas formales de desprestigio del gobierno, como acusaciones de autoritarismo o pretender convertirse en dictador. “Hemos tenido campañas verdaderamente furiosas contra las políticas establecidas por el gobierno de López Obrador”, dijo.

La tercera es “calentar las calles”, pues se organizan marchas con los sectores afectados por las nuevas condiciones. “Éstas también ya las vimos en el caso de México”, apuntó.

La cuarta es de desestabilización, en la cual se hacen acusaciones jurídicas, como es el caso de los amparos contra la construcción del aeropuerto de Santa Lucía o por la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco.

“Hay demandas jurídicas para detener el proceso de transformación que está en marcha”, sostuvo.

En esta etapa el poder hegemónico tiene la posibilidad de “detener la economía”, al paralizar las inversiones o acaparar los bienes, como alimentos y medicinas –es el caso de los fármacos para niños con cáncer–, pues busca “llevar a la gente a la desesperación”.

Magdalena Galindo expresó que, hasta el momento, una fuga de capitales no se ha dado. Por lo contrario, han llegado recursos financieros del extranjero, aunque eso, dijo, puede ser peligroso.

La quinta fase es el golpe blando, que pasa por la destitución de modo jurídico, aprovechando algún resquicio o acusación falsa de corrupción, pero “no hemos llegado porque tampoco han sido muy exitosas las maniobras”.

En ese sentido, manifestó que hay focos rojos que deben poner alerta, como lo dicho por el general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa y el asesinato de miembros de la familia Lebaron. En este último caso no queda claro si fue cometido por grupos de la delincuencia organizada y sus razones. Pero también las declaraciones del presidente estadunidense, Donald Trump, para considerar terroristas a los narcotraficantes.

La catedrática de la UNAM sostuvo que hay otros empresarios, como Ricardo Salinas Pliego y Carlos Slim Helú, que han cooperado con el gobierno actual, con el objetivo de continuar con sus actividades y obtener utilidades.

Aunado a ello, indicó, los programas sociales fortalecen el mercado interno, “que era uno de los problemas de un amplio sector de la burguesía, no de las cúpulas, no de las grandes empresas mexicanas”, porque estaba estrangulado y grupos de empresarios realizan ahí su plusvalía.

“Hay un sector al que sí le interesa que se recupere el mercado interno. Es el que no está ligado a las exportaciones”.

Subrayó que es falso, como algunos sectores de la iniciativa privada afirman, que los programas sociales generen informalidad, pues desde el punto de vista del economista británico John Maynard Keynes no importa que se emplee el gasto público para abrir hoyos en las calles y luego taparlos. “Lo que importa es que ese gasto va a generar ocupación y, a su vez, consumo”.

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