Arnoldo
Cuellar.
Ayer, el
Gobernador de Guanajuato se ganó espacios en los medios nacionales al apoyar la
iniciativa del Presidente norteamericano para declarar como actividad
terrorista la que realizan los cárteles del crimen organizado en el país.
A las pocas
horas de su declaración, en el municipio de Cuerámaro, entre 500 y mil
personas, según distintas reseñas, desbordaron una protesta que reclamaba
justicia para cuatro jovencitas muertas en un accidente vial provocado por un
menor de edad en aparente estado de ebriedad.
En ese
pequeño municipio de menos de treinta mil habitantes, una multitud
enardecida quiso reclamar a la Alcaldesa Ana Bueno, del Partido Acción
Nacional, la aparente liberación del joven conductor que impactó a una
motocicleta donde viajaban cuatro mujeres adolescentes.
La falta
de diálogo por parte de la Presidenta Municipal, la ausencia de mediación desde
el Gobierno del estado y la imprudencia de elementos policiales, provocaron que
la protesta se saliera de cauce y terminara con agresiones y vandalismo contra
las viviendas de la familia del presunto responsable y de la propia alcaldesa.
Incendios,
destrucción de mobiliario y ataques a vehículos públicos y privados provocaron
que la policía lanzara disparos al aire y empleara toletes y escudos
protectores. Resulta inconcebible la ausencia de cualquier tipo de
interlocución, el abandono en el que fue dejada la autoridad municipal por el
Gobierno estatal, la falta de previsión y la propia incapacidad de la
funcionaria para buscar conductos de atención a los reclamos.
No fue lo
único que ocurrió. Un descompuesto y caótico operativo de la Fiscalía del
Estado respaldada por corporaciones federales desató el caos y paralizó a una
vasta región entre Juventino Rosas, Celaya, Villagrán y Comonfort. Las clases
se suspendieron, hubo bloqueos con vehículos incendiados, tableteos de armas de
fuego y una gran incertidumbre.
Al final,
el operativo parece dar magros resultados, aunque trata de justificarse con el
presunto decomiso de explosivos, armas, droga y dinero falso, además de tres
detenidos.
Por si algo
faltara el inicio de la semana registra ya alrededor de tres decenas de
asesinatos, balaceras contra edificios de vivienda en Salamanca y un ataque a
un policía en Irapuato, quien logró contratacar y abatir a su agresor.
Vivimos
una realidad atroz a la que no escapa prácticamente ningún municipio de la
entidad. Las estructuras de Gobierno parecen y están rebasadas. Lucen
indefensas, paralizadas e incapaces de proteger a quienes son su razón de
existir: los ciudadanos.
Así, mientras
el Gobernador de Guanajuato busca referentes en Singapur, Alemania y Finlandia;
o mientras quiere intervenir en la diplomacia internacional del país, aquí, a
unos minutos de los esplendorosos edificios donde despacha sin tocar el piso,
la pradera se incendia por falta de política, por soberbia, por abandono.
Se vale
soñar, pero hay horas y momentos para ello. Tarde o temprano hay que
despertar y enfrentar la realidad.
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