Sanjuana
Martínez.
Acostumbrados
a la porcelana inglesa desde las mieles del poder, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción
Nacional (PAN), ambos seriamente castigados por el electorado en las últimas
elecciones, exhiben su propia descomposición desde la oposición.
Se trata de una oposición llorona,
simplona, superflua, vacía de contenido. Seguramente la falta de costumbre los
tiene desubicados. No encajan, no cuadran, no se hallan, no saben ni por donde,
tampoco atinan a tomar posiciones, ni siquiera definiciones en temas
importantes.
Pobrecitos.
A la primera, los otrora hombres
poderosos del poder, les sale el clasismo porque toman fruta en vasos de cartón
como el senador Miguel Ángel Osorio Chong. El poderoso político que ha
disfrutado durante décadas los beneficios millonarios de estar en el poder, se
revuelve en su asiento porque les dan jícama en un vaso de cartón.
Mientras sobrevivimos a un país en
ruinas dejado por él y su patrón Enrique Peña Nieto, para el senador Osorio
Chong, lo más importante es la vajilla de porcelana que antes disfrutaban los
príncipes del Senado acostumbrados a multimillonarios dispendios y por eso
llora amargamente, porque rechaza indignado, los vasos de cartón ecológico que
no le gusta usar y denuncia este tipo de “austeridad populista extremista”.
El líder
parlamentario del PRI y coordinador de los senadores, va más allá en su quehacer de oposición. En lugar de aclarar el caso
de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, cuya operación de Estado
desde su puesto de Secretario de Gobernación, ha dejado en la impunidad esta
enorme tragedia, el senador Osorio Chong ha preferido el silencio hermético y
únicamente lo rompe para defenderse diciendo que él impulso “las
investigaciones” de lo ocurrido en Iguala, Guerrero.
Pero
comprendan por favor, el senador Osorio
Chong no sabe hacer oposición. No la conoce. Es natural. Tal vez por eso en
lugar de debatir, acusa y acusa. Ahora denuncia un “acuerdo mordaza” del grupo
mayoritario de Morena que acordó disminuir a la mitad los tiempos de uso de la
tribuna de los príncipes del Senado y el Congreso. Porque eso han sido hasta
ahora. Diputados y senadores han sido una especie de realeza por encima del
nivel de vida del resto de los ciudadanos, con sus bonos, gastos especiales,
primas, autoregalos millonarios y demás beneficios que parece haber llegado a
su fin.
Y aunque no
lo crean, existe algo llamado “justicia
poética”. Y eso es lo que estamos viendo. La verdad, da mucho gusto ver las
rabietas de Osorio Chong y sus compañeros de bancada. Increíblemente, los
priistas se quejan ahora del “autoritarismo” del grupo mayoritario, cuando en
el pasado, ellos fueron el grupo mayoritario e hicieron y deshicieron a su
antojo, reformas y tranzas varias para sus intereses.
Pero si a gustos gustosos vamos, lo
mejor de los últimos días ha sido ver a los panistas encabezados por Damián
Zepeda y Gustavo Madero Muñoz con un esparadrapo en forma de cruz en su boca
para denunciar la supuesta “mordaza” del grupo mayoritario al reducir los
tiempos en tribuna. Fue todo un espectáculo poético.
La verdad, los mexicanos ya nos
merecíamos este tipo de shows. Es maravilloso presenciar los llamados “choques”
entre la oposición y Morena, ver como los indignados abandonan el recinto
arropados en la bandera de víctimas.
Ver a los senadores y diputados
priistas y panistas tomar una cucharada de su propio chocolate, es
verdaderamente placentero. En particular, porque da gusto que empiecen a sentir
el castigo de los ciudadanos. Las urnas fueron una fuente de inspiración a la
hora de votar. Y esto es lo que se merecen el PRI y el PAN por incrementar 30
millones más de pobres, por arruinar la economía de los trabajadores con sus
reformas pactadas, por privatizar la educación y lanzar al abismo a la
educación pública, por militarizar las calles e provocar la muerte de 250 mil
mexicanos durante sus últimos sexenios, por aumentar de manera acelerada la
riqueza de los ricos de México y convertir la desigualdad social en el pan de
cada día.
Ya les
tocaba. Lo único malo de estas pataletas
de los legisladores príncipes priistas y panistas, es que no están haciendo una
verdadera oposición. Y su falta de experiencia se traduce en un mal mayor para
los ciudadanos. No aportan.
Convendría recomendarles a diputados
y senadores de la oposición, tomar unos talleres, cursos o diplomados de “cómo
hacer oposición”. Es urgente que tracen una verdadera agenda legislativa para
encaminar sus luchas no a sus intereses, sino al bienestar del pueblo, algo que
tienen francamente olvidado hace años.
Diputados y
senadores deben considerar seriamente
los acuerdos, la conciliación, las iniciativas por coalición. De esa manera,
pensarán más en lo que le conviene a los ciudadanos. Nos urgen reformas
sociales, nos urgen medidas de bienestar ciudadano, nos urgen cambios radicales
en la política salarial de los trabajadores.
Pero si la oposición del PAN, por
conducto del senador inefable Rafael Moreno Valle, maniobra contra el convenio
sobre la libertad sindical discutido hace unos días, ¿qué podemos esperar de
esta oposición?
Por lo
pronto, sugiero queridos lectores, que vayan por palomitas porque el show patético de los opositores se está
poniendo bueno.
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