Martín Moreno.
Hagamos, lectores de esta columna, un ejercicio:
Supongamos que un
inmueble está en litigio, que el juicio queda en estatus indefinido, y que el
presidente de la República o cualquier jefe delegacional dispusiera: “Como
nadie reclama la propiedad, entonces yo me la quedo”.
Sería, a todas luces,
un delito. Un abuso de poder. Una ilegalidad.
Pues bien, el ex jefe
de Gobierno de la CDMX y actual Senador por el PRD (partido que siempre
despreció), Miguel Ángel Mancera, cometió ese delito cuando despachaba desde el
Zócalo. Abierto. Impune. Leemos:
“Uno de los predios no
declarados por Mancera se localiza en la calle Melchor Ocampo 373, colonia
Anzures, delegación Miguel Hidalgo. Mide 176.72 metros cuadrados y está
abandonado. Los muros están grafiteados y los vidrios de las ventanas, rotos.
Consuelo Mendizabal viuda de Orozco era la albacea, pero falleció, por lo que
el terreno quedó en el limbo jurídico y Mancera se aprovechó de esta situación
para hacerse de él”. (Revista
Proceso 2184 /Raúl Monge y Sara Pantoja/ Mancera y los hermanos Serna,
coleccionistas de propiedades).
¿Qué tal con el ex jefe
de Gobierno, a quien le urgía el fuero senatorial para, en caso de ser
investigado, protegerse de sus pillerías?
La información del
semanario es indignante:
“Hasta antes de que
Miguel Ángel Mancera Espinosa dejara el gobierno de la Ciudad de México, él y
los hermanos Julio César y Luis Ernesto Serna Chávez poseían un patrimonio
inmobiliario superior a los 130 millones de pesos, sin incluir cuentas
bancarias, autos o joyas, según su declaración patrimonial de 2016, la única
que hicieron pública.
Sin embargo, la cifra
se queda corta, pues en la recta final de su gestión, Mancera y Luis Ernesto
–quien fue su secretario particular en el gobierno de la Ciudad de México– se
hicieron de más propiedades, de las que ya no rindieron cuentas; ni siquiera
las registraron a sus nombres, según documentos consultados por los reporteros.
Y aunque la mitad de
los bienes oficialmente reconocidos por los tres –que incluyen locales comerciales–
pertenecen al exjefe de gobierno capitalino, el valor y la fastuosidad de las
propiedades de Luis Ernesto supera con mucho a las de su ex patrón. Hasta 2016
el valor catastral de las de Mancera era de 43.5 millones de pesos; el de las
de Luis Ernesto era de 77.9 millones.
Los hermanos Serna y Mancera labraron su patrimonio como funcionarios de la burocracia gubernamental
capitalina. La mayoría de las propiedades –las del exjefe de gobierno en
particular– presuntamente fueron compradas a desarrolladores inmobiliarios a
quienes posteriormente incorporó a su gabinete: algunos incluso se convirtieron
en sus socios”.
Y el conflicto de interés agraviante:
“Un par de ejemplos: Simón
Neumann Ladenzon y Fausto Galván Escobar, El Compadre. El primero fue titular
de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) en los dos primeros
años del sexenio mancerista y posteriormente fungió como asesor; el segundo fue
coordinador general de Gestión para el Crecimiento y Desarrollo de la Ciudad,
de la Secretaría de Economía, y renunció al cargo en febrero pasado, después de
que el portal La Silla Rota reveló el entramado de intereses que Mancera y
Neumann tejieron a su paso por el gobierno de la capital.
Mancera –quien hoy
coordina la bancada del PRD en el Senado, llegó a ese cuerpo colegiado aun
cuando no milita en ningún partido y fue postulado por el PAN por la
circunscripción de Chiapas– amasó su fortuna inmobiliaria en menos de 12 años,
primero como titular de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) y luego como
jefe de gobierno de la Ciudad de México”.
Hasta aquí la información de Proceso.
Por eso, Mancera debe
ser investigado.
Hijo fuera de matrimonio del señor Mancera, Miguel Ángel se
apersonó de adolescente en la casa de la familia principal para reclamar sus
derechos. Convivió con sus medios hermanos y fue aceptado. Con el tiempo, el
hoy senador se hizo abogado
El negocio de la familia Mancera – Los Bísquets de Obregón-,
tuvo algunos conflictos jurídicos, por lo cual Miguel Ángel se ofreció para
solucionarlos. Como premio, fue nombrado responsable jurídico del próspero
negocio de comida.
Nadie reclama que
Miguel Ángel Mancera haya hecho un patrimonio trabajando para Los Bísquets de Obregón. ¡Por supuesto que
no! Es un negocio privado y como tal, quien trabaja adecuadamente, tiene todo
el derecho de recibir un beneficio financiero. Pero ese no es el problema con
Mancera.
Su problema, es la
corrupción que lo rodeó cuando fue jefe de Gobierno.
Su problema, es su
enriquecimiento inexplicable.
Su problema, es su
íntima relación financiera con los hermanitos Serna – también millonarios-, y a
quienes conoce desde la Secundaria.
Su problema, es el
abuso de poder en el que incurrió.
Su problema, señor
Mancera, es que se benefició económicamente desde el cargo más alto del
gobierno capitalino.
Por eso, Mancera debe
ser investigado.
Marcelo Ebrard no baja
de traidor a Mancera, quien no ha desmentido haber revelado a Los Pinos que
Ebrard filtró la información sobre la Casa Blanca de La Gaviota, lo que le
costó el destierro a Marcelo. Mancera se la debe a su ex jefe. “Yo me enteré de los problemas de la Línea 12 por la prensa; Miguel
Ángel jamás habló conmigo”, ha dicho Marcelo. Golpe bajo, sin duda. Y en
política, las traiciones suelen pagarse muy caro.
Claudia Sheinbaum tiene
pésima opinión de Mancera, cuya administración – afirmó a El Universal la jefa
de Gobierno electa-, estuvo marcada por la corrupción. “(La corrupción) fue en
todo. Se privilegió al mercado en el uso de suelo y no hubo planeación.
Asumieron que la ciudad se tenía que redensificar y por lo tanto crecer, sin
importar cómo ni dónde, ni a costa de qué”, advirtió.
AMLO detesta a Mancera,
y eso también es pésima noticia para Míster Bísquet. Tan lo aborrece, qué
durante su campaña electoral, acompañado de Ebrard en Nayarit, López Obrador
prefirió buscar otro restaurante porque en el que había elegido, se encontraba comiendo
Mancera. “Vámonos a otra parte. No quiero estar junto a Mancera…”, dijo AMLO en esa ocasión.
En algunos niveles, inclusive, ya se ha hablado de que el gobierno de Peña Nieto, con tal de no ser
investigado, estaría dispuesto, a cambio, a entregar un grueso expediente sobre
Mancera y sus pillerías.
Por su enriquecimiento
inexplicable.
Por sus conflictos de
interés.
Por su abuso de poder.
Por ello, Mancera debe
ser investigado.
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