Por EFE
El nuevo
Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) reemplazará
este miércoles al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en
vigor desde 1994, lo que algunos ven como una nueva era y otros como ajustes
que derivan en más proteccionismo.
Para
cumplir a plenitud con el T-MEC, el Congreso mexicano tendrá una sesión
extraordinaria este lunes y martes en la que deberá ajustar seis leyes y un
tratado internacional de medio ambiente, tras el retraso causado por
desacuerdos y la pandemia de la COVID-19.
Aun así, a
México le tomará tres años ajustarse por completo al nuevo marco jurídico del
T-MEC, explicó a Efe Juan Francisco Torres, socio director del despacho
internacional Hogan Lovells.
Estos son
las claves que diferencian al T-MEC del TLCAN, en términos prácticos para
México.
LOS DERECHOS
LABORALES
El
principal reclamo de los sindicatos de Estados Unidos y Canadá fue que en
México hubiese garantía de la democracia sindical, las negociaciones
colectivas, el aumento al salario mínimo y la creación de un sistema de
tribunales que resuelvan las disputas laborales.
“En el
tema laboral eso es un gran cambio porque, desde nuestro punto de vista, no
estamos jugando sobre una cancha equitativa, si en los sueldos en México y los
derechos laborales no hay ciertas medidas básicas para protegerlos”, expresó esta semana Christopher
Landau, Embajador de Estados Unidos en México.
En
particular, en México preocupan los nuevos paneles de solución de
controversias laborales que podrían derivar en sanciones o aranceles para
industrias que no respeten los derechos de los trabajadores.
“La queja
es que esto puede prestarse a una medida proteccionista o a un abuso de ese
sistema en que se trate de reclamar que México no esté haciendo algo para
presionarlo y que haga otras cosas, que es lo que tal vez políticamente están
buscando”, expuso el
abogado de Hogan Lovells.
LAS REGLAS
DE ORIGEN
Dentro de
las medidas que impulsó Estados Unidos está aumentar de 62.5 a 75 por ciento
las reglas de origen del contenido de los automóviles fabricados en la región,
un aumento gradual hasta 2023.
También contempla
un requisito de integración de 70 por ciento de acero y aluminio de la región,
de acuerdo con la Comisión de Comercio Exterior y Asuntos Internacionales de la
Confederación mexicana de Cámaras Industriales (Concamin).
La medida
más complicada para México es la que obliga a que 40 por ciento del vehículo lo
fabriquen trabajadores con salarios superiores a 16 dólares la hora, pues el
salario mínimo nacional es de 123 pesos diarios (poco más de 5 dólares).
Esto refleja
que, mientras el TLCAN fue un acuerdo “liberalizador”, el T-MEC es uno más
restrictivo, señaló a Efe Armando Ortega, presidente de la Cámara Nacional de
Comercio del Canadá en México (CanCham).
“No queda
claro si eso le va a dar al sector automotor de la región mayor competitividad,
sobre todo ahora que ya están en boga los vehículos de tecnología avanzada, los
eléctricos, los autónomos”, manifestó.
ACTUALIZACIONES.
El T-MEC
también incluye nuevos capítulos de comercio digital, medio ambiente,
competitividad, anticorrupción, buenas prácticas regulatorias, y pequeñas y
medianas empresas.
Por otra
parte, implica cambios a la Ley de Propiedad Industrial sobre el manejo de
patentes de la industria farmacéutica, con mucho poder en Estados Unidos, que
ponen en duda todavía la producción de medicamentos genéricos en México.
“Nos
preocupa mucho y nos ocupa el tema de los registros sanitarios en el T-MEC para
el cumplimiento de restricciones del FDA (Administración de Drogas y Alimentos
de EU) y la ley de bioterrorismo”, declaró a Efe Gerardo Tajonar, presidente de
la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de México.
LA VIGENCIA.
A México
le tomará tres años tener el marco jurídico completo para el T-MEC, pero tiene
una vigencia de cinco años, a diferencia del TLCAN, que no caducaba.
Esta
revisión periódica no es la “mejor solución”, consideró Torres, al enfatizar
que el T-MEC es en realidad una respuesta a las presiones políticas del
Presidente estadounidense, Donald Trump, quien ordenó su negociación en 2017 al
acusar al TLCAN de ser “el peor acuerdo comercial de la historia”.
“Es un
argumento político que vendió y ante el temor de que en algún momento el
Presidente Trump amaneciera de malas y renunciara al TLCAN, pues las partes a
regañadientes decidieron negociar un nuevo tratado”, opinó el abogado.
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