Leonardo Kourchenko.
Por
si alguien sostiene aún la peregrina idea de que la corrupción no es el tema
que más lastima a los ciudadanos, revise usted los acontecimientos de los
últimos dos días.
Orden
de aprehensión girada en contra del exgobernador de Chihuahua, César Duarte,
quien aparentemente, se refugió en los Estados Unidos. Se trata de una
investigación local, del nuevo gobierno de Javier Corral, y es por ende, la
Procuraduría del estado quien emite las acusaciones y solicita la orden. Ignoro
si tiene la capacidad legal y jurídica para solicitar a los Estados Unidos, que
“se le busque, encuentre y detenga” como señalan los protocolos
internacionales. Para ello debería intervenir la Procuraduría General de la
República, en manos del PRI por el momento, y donde el elemento esencial para proceder jurídicamente en estas
investigaciones, es la voluntad política. Nada más.
Corral
y Chihuahua corren el grave riesgo de que se trate de pirotecnia que no se
sustente, como el triste caso de El Bronco contra Rodrigo Medina en Nuevo León.
En
los mismos días, el procurador de justicia del estado de Nayarit es detenido en
el cruce fronterizo entre Tijuana y San Isidro, donde le informan que hay orden
de aprehensión en su contra en los Estados Unidos, por delitos mucho mayores,
como conspiración para actos criminales, fabricación y transportación de
enervantes a territorio estadounidense, vínculos con el narcotráfico, etc. Un
funcionario ejemplar del que su gobernador afirma, no sabía nada. Muy
informado el gobernador.
Un
juez otorga un amparo en el escandaloso caso de Los Porkys, aquel de los
cuatro adolescentes que violaron a una menor en Veracruz. Por sospecha fundada,
el Consejo Federal de la Judicatura suspende al juez, y ordena una
investigación. Van a averiguar si hay o
no sustento para dicho amparo, y si el señor juez fue sobornado, coaccionado de
alguna forma.
Por si faltaran más casos, ahí tiene usted al otro hampón distintivo
de los gobernadores estatales Roberto Borge de Quintana Roo, hoy exgobernador,
de quien aparecen ventas de terrenos, adjudicaciones y demás corruptelas desde
el gobierno.
¿Qué
nos pasó en los últimos 6 años? ¿Qué le pasó al país donde funcionarios no sólo
priistas, sino también del PAN y del PRD se convirtieron en unos corruptos
ejemplares?
¿Se relajó el sistema de justicia?
¿Los fiscales fueron incapaces de construir casos sólidos y firmes, de
evidencias incontrovertibles para consignar a los responsables? ¿O se trata de fondo de un problema de
voluntad política?
Tal vez se trate de una combinación
de factores. De investigaciones pobres, fraudes sofisticados, pruebas
insuficientes y todo esto coronado por
una absoluta ausencia de voluntad política desde la cúpula del poder para
perseguir y encarcelar a los culpables.
¿Qué
me dice usted del vergonzoso caso del diputado Tarín, que pretendía rendir
protesta ante la Cámara para obtener el fuero? Se lo impidieron diputados de
oposición, aunque consiguió una suspensión a la orden de detención.
La
ciudadanía se cansa. Todas las semanas aparecen señalamientos, acusaciones –con
frecuencia sólidas y fundadas– de casos de corrupción.
Le cuento la más reciente, que ahora
apenas investigamos.
Una
denuncia ciudadana, con fotografías y videos del sitio, nos hace saber que el
Nevado de Toluca está siendo talado en una de sus caras.
Especialmente
aquella que no es visible desde las carreteras que conducen a Morelia, Valle de
Bravo o Zitácuaro. Sino la faceta que se orienta hacia la ciudad de Toluca.
Cuando ciudadanos de paseo por la zona se toparon con una tala extendida,
considerable, en una de las laderas del coloso, se acercaron a preguntar y
aparecieron múltiples guardias quienes los sacaron del lugar y les dijeron que
se trataba de una obra de reforestación.
Corren
versiones aún no confirmadas de políticos mexiquenses que han decidido mandarse
hacer algunas mansiones en esa zona boscosa del Nevado.
Preguntamos en la Semarnat y nos dijeron que estaban investigando,
pero que no era nada de lo que se decía. Hasta ahora, no hemos recibido un
reporte amplio y completo sobre una tala inexplicable en una zona forestal
“dizque” protegida.
Me
pregunto si los señores políticos no ven, no tienen la misma percepción de
cansancio y hartazgo, hastío diría, por parte de la ciudadanía. Me pregunto si
los señores del PRI que pretendían proteger al ex responsable de compras del
prófugo Javier Duarte con el fuero legislativo en San Lázaro, no ven el estado
de gravedad que enfrenta México por la corrupción rampante y escandalosa.
Ya no siquiera me atrevo a asegurar
que los electores manifestarán su desacuerdo en los próximos comicios. Tal vez
veamos una abundante y extendida abstención, que no es otra cosa que apatía y
frustración.
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