Salvador Camarena.
El 21 de noviembre de 2014, el
presidente Enrique Peña Nieto pronunció
un discurso sobre el hartazgo de la sociedad mexicana frente a la violencia.
“La sociedad, con razón, está harta
de sentirse vulnerable, está cansada de la impunidad y de la delincuencia. Y
ante este sentir social, los policías, ministerios públicos, procuradores,
fiscales, jueces y magistrados deben poner su máximo empeño para que en todo el
país rija el imperio de la ley. Entre todos tenemos que construir un México en
paz, un México seguro y de tranquilidad para las familias. Ese es el país que
los mexicanos exigen y merecen”.
Con esas palabras, el presidente
inauguraba el primer Encuentro Nacional de Procuración y Administración de
Justicia. “Éste es el foro propicio para refrendar nuestro compromiso con un
sistema de justicia más eficaz, más transparente y, sobre todo, más confiable”,
agregó. Entre quienes lo escuchaban ese
día, entre quienes fueron llamados a construir un sistema de justicia confiable
y eficaz estaba Égdar Veytia, quien entonces llevaba año y medio como fiscal de
Nayarit, y quien fue detenido hace dos días en San Diego, California, acusado
de traficar drogas hacia Estados Unidos.
La prensa nayarita dio cuenta de la
asistencia de Veytia al acto (http://bit.ly/2nBR72A), que incluyó una foto de
Peña Nieto con los asistentes, entre ellos, el entonces procurador general de
la República, Jesús Murillo Karam y, por supuesto, el fiscal hoy detenido en
Estados Unidos, a quien en las próximas horas le serán leídos los cargos de los
que es acusado.
Pero
esa no es, para nada, la única ocasión en que Veytia tendría acceso a reuniones
de alto nivel donde se discutirían temas claves de seguridad. Tan sólo hace
20 días, el 10 de marzo, la Fiscalía de Nayarit estuvo presente en una jornada
de trabajo de los procuradores de Querétaro, Jalisco, Michoacán,
Aguascalientes, Guanajuato y Colima. Esta
reunión estuvo presidida por Raúl Cervantes, procurador general de la República
y se llevó a cabo en Querétaro.
Un
boletín de la Procuraduría sostiene que en ese encuentro se alcanzaron
“acuerdos importantes” y diversos funcionarios del más alto nivel dieron
información a los asistentes. Por ejemplo, el comisario de la Agencia de
Investigación Criminal, Vidal Díaz Leal Ochoa, habló a los procuradores de los protocolos nacionales de actuación,
secuestro, destrucción de plantíos ilícitos y aseguramientos.
Si
las acusaciones en Estados Unidos en contra de Veytia se prueban ciertas, si
este fiscal resulta narcotraficante, entonces quedará claro que las máximas
autoridades de procuración de justicia, seguridad pública, inteligencia e
investigación de México habrán protagonizado en el caso del fiscal de Nayarit
un ridículo, en su escala, comparable al ocurrido en la administración
Zedillo con el general Jesús Gutiérrez Rebollo, que pasó de zar antidrogas a la
cárcel, acusado de nexos con narcotraficantes.
¿Qué
sabían en Gobernación, en el Cisen, en las áreas de inteligencia de la Marina y
el Ejército, en las de investigación de la PGR sobre Veytia? ¿Hicieron algo las
autoridades con los distintos reportes periodísticos, si bien pocos, que a lo
largo de los años registraron señalamientos en contra de él? ¿Qué dicen las
pruebas de confianza que se le aplicaron a este fiscal, elegido en febrero de
2013 y que se supone que duraría siete años en el cargo?
Desde
el presidente de la República hasta la ex procuradora Arely Gómez, pasando por
procuradores y jueces, Veytia convivió con buena parte de los actores que deben
dar seguridad al país.
Si en Estados Unidos se prueba que
es un criminal, si se prueba que era el zorro en el gallinero, qué pinche
ridículo internacional.
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