Después
de la salida de 12 de los 20 senadores que integraban la bancada del Partido de
la Revolución Democrática (PRD) en el Senado de la República, la que llegó a
ser la segunda fuerza política en el país se achica cada vez más y se concentra
en las “tribus” o corrientes de opinión más cercanas al Partido Revolucionario
Institucional (PRI) y al llamado Grupo Atlacomulco, dijeron analistas y
legisladores que renunciaron a la bancada consultados por SinEmbargo.
El
partido está hoy en manos de dos tribus: la que apoyó al Presidente Enrique
Peña Nieto y se sumó en diciembre de 2012 al PRI y Partido Acción Nacional
(PAN) en el Pacto por México, Nueva Izquierda o “Los Chuchos”, encabezada por
Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalva; y la corriente originaria del
Estado de México, señalada también de estar ligada al Jefe del Ejecutivo
Federal, Alternativa Democrática Nacional (ADN) que dirige Héctor Bautista
López.
“ADN
y Nueva Izquierda tendrán diferencias cosméticas pero las motiva la lucha
descarnada por cargos burocráticos, pero no un proyecto ideológico. Jesús
Ortega cuando llegó a la dirigencia destrozó los estatutos del partido para
generar alianzas con el PAN argumentando que era para detener al PRI, pero esta inercia antipriista que pregonó
Ortega fue destrozada en 2012 cuando Zambrano firmó el Pacto por México. El
punto es que se han convertido en compañeros de ruta del partido en el poder”,
dijo Héctor Quintanar Pérez, politólogo de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El martes, la bancada perredista en
el Senado de la República se vio reducida de 20 a ocho senadores, debido a una
fractura por la lucha entre los legisladores y el Comité Ejecutivo Nacional
(CEN) por nombrar al nuevo Coordinador en sustitución de Miguel Barbosa Huerta,
y por el apoyo de la mayoría de la fracción al aspirante puntero en las
encuestas a la Presidencia de la República en 2018, Andrés Manuel López
Obrador.
Los senadores que se quedaron en la
bancada perredista, y que votaron por Dolores Padierna Luna como coordinadora
del Grupo Parlamentario, pertenecen a las tres corrientes más importantes ADN,
Nueva Izquierda e Izquierda Democrática Nacional (IDN), así como a los
Galileos.
Con
la renuncia de los 12 legisladores, la bancada del Sol Azteca se asemeja en
tamaño al Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y al Partido del Trabajo
(PT), pues ambos poseen siete senadores en su grupo parlamentario.
María Eugenia Valdés Vega, investigadora
experta en procesos electorales, padrón electoral y sistema político de la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), explicó que la fractura entre los
senadores significa la pérdida de cuadros y bases, y que el PRD finalmente se quedó en unas cuantas manos de las cúpulas de las
tribus dominantes.
“Se
está quedando en los hueso, la carne se le está yendo. Se está quedando la
estructura, el esqueleto. Es un problema porque hay una división que va a ir
desde las cúpulas hasta las bases; porque
estos que se salen no son cualquier militante, son gente de peso, todos ellos
están haciendo cálculos para lo que sigue”, consideró la analista.
Valdés Vega explicó que en la
división al interior del partido juega un papel importante la elección de Jefe
de Gobierno de la Ciudad de México prevista también en 2018, a la par de la
sucesión presidencial.
El
PRD, se estará jugando su supervivencia en la Ciudad de México en contra del
partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), razón suficiente para no
apoyar la candidatura de López Obrador como el aspirante a la Presidencia de la
República más competitivo de la izquierda, anotó.
“Será
muy difícil que el PRD gane la Ciudad de México, a pesar de que tiene bastiones
importantes como la Gustavo A. Madero, Iztapalapa y Coyoacán. La gente que se
está quedando en el partido son los que tienen estructura en sus estados como
en Michoacán y Morelos”, explicó.
“El
PRD está cambiando de nombre, ahora se va a llamar Morena [Movimiento Regeneración
Nacional], porque pareciera ser que se está configurando como el PRD recargado.
Morena fue una división del PRD y eso está pasando, está perdiendo presencia el
PRD y la está asumiendo Morena”, dijo el legislador que también decidió
salirse de la bancada del Sol Azteca y tampoco participar en la fracción que se
formó alrededor de Barbosa Huerta.
Ríos Piter agregó que el PRD se “está desgranado” desde hace tiempo, porque
el poder se concentró en el interés de las cúpulas de las “tribus”, sin consolidar
una visión colectiva de proyecto.
“Es preocupante porque se va perdiendo un proyecto alternativo de nación
que fue el PRD, sin consolidarse uno nuevo en la izquierda, porque Morena es
una especie de comité de campaña de un personaje”, consideró.
El Senador Benjamín Robles Montoya,
quien renunció al PRD en 2016 para postularse como candidato a la gubernatura
de Oaxaca por el PT, aún continuaba en la bancada perredista y el martes
decidió renunciar para integrarse a un nuevo grupo parlamentario.
Robles
Montoya señaló que el PRD es un partido constituido por “corrientes que están
acostumbradas a pactar entre ellas, que en lugar de fortalecer el partido, lo
debilitan”.
“Hoy
están llevando al PRD a que se convierta en una fuerza política de izquierda
pequeña. Morena está por encima, hay otros como Movimiento Ciudadano [MC] y
PT haciendo un esfuerzo y, así como van
a las cosas, pueden tener mejores resultados que el PRD en 2018”, indicó.
Para
el analista Héctor Quintanar, el Sol Azteca está en peligro de extinción y de
convertirse en un partido más pequeño que MC y el PT.
“Lo
que le queda al partido no es una militancia creyente en términos políticos, es
gente que está ahí por razones de clientelismo, pero eso no le alcanzará para
ser un partido electoralmente competitivo. Yo creo que aspira a volverse un
satélite más, como MC y PT en el mejor de los casos, pero hay quien ve su total
extinción. Es muy ilustrador ver donde Nueva Izquierda siempre tuvo el
control del partido, Aguascalientes, de donde es Jesús Ortega, por ejemplo, el
PRD es un rumor y de milagro salva más de 2 por ciento de los votos. Esa
desbandada de senadores confirma que donde Nueva Izquierda y la línea de Ortega
ha tenido el control del partido, terminan al borde de la extinción”, reiteró.
De
acuerdo con analistas consultados, la crisis del PRD y la redistribución de las
fuerzas al interior del partido se agudizó con la firma del Pacto por México
que Zambrano Grijalva encabezó; aún y con la negativa de la entonces segunda
corriente más importante Izquierda Democrática Nacional (IDN) que encabeza René
Bejarano Martínez, pero con el apoyo de corrientes entonces más pequeñas.
“Las tribus fueron un mal congénito
del PRD. Hubo un tiempo que pareció que podrían ser sanas manifestaciones de
diversas posiciones políticas, de una democracia interna, pero no tenían base
en la ideas, no era una cuestión
teórica, sino una situación cruda de lucha por cuotas de poder y lucha
clientelar entre ellas”, explicó la especialista María Eugenia Valdés.
Las diferencias en torno al Pacto
por México llevó a una redistribución de fuerzas en septiembre de 2014 cuando
se renovó el Consejo Nacional perredista para poder elegir al dirigente
nacional que sustituiría a Jesús Zambrano. En ese momento, ADN se erigió como la segunda “tribu” más importante una corriente
originaria del Estado de México, cuyo dirigente Héctor Bautista López, ha sido
ligado en una relación estrecha con el Grupo Atlacomulco y el Presidente Peña
Nieto.
El PRD entonces se dividió: la
corriente de Jesús Ortega obtuvo 36 por ciento de los votos; ADN consiguió 21.9
por ciento y desplazó a un tercer lugar a lDN, la corriente de René Bejarano,
la cual obtuvo 16 por ciento de los votos.
En ese momento, en septiembre de
2014, la corriente Vanguardia Progresista, que encabeza Héctor Serrano Cortés,
ex Secretario de Gobierno en la administración del Jefe de Gobierno Miguel
Ángel Mancera, era incipiente y se encontraba en una etapa de formación.
La “tribu” de Mancera y de Serrano
se unió a Nueva Izquierda y a la corriente del Estado de México ADN en las
elecciones internas de 2014 para elegir con 70 por ciento de los votos a Carlos
Navarrete Ruiz como dirigente nacional y a Héctor Bautista como secretario
general. Ambas se impusieron sobre el bloque de René Bejarano que impulsó a la
fórmula que proponía a Carlos Sotelo García para la presidencia, y a Gilberto
Ensástiga Santiago para la secretaría general.
Con
Carlos Navarrete Ruiz al frente y el escándalo de la desaparición de los 43
normalistas de Ayotzinapa, en donde la participación de un Alcalde perredista y
sus nexos con el crimen organizado fueron clave en crimen, la fuerza política
profundizó la crisis interna y externa que venía arrastrando desde su firma en
el Pacto por México.
Al escándalo sobrevinieron las
renuncias de los ex Jefes de Gobierno de la Ciudad de México postulados por el
PRD, Marcelo Ebrard Casaubón, Alejandro Encinas Rodríguez, y la del fundador y
hasta entonces líder moral del partido, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Con
ellas también llegó una oleada de renuncias de líderes importantes tanto a
nivel nacional como estatal.
La
crisis fue reconocida por el dirigente nacional Carlos Navarrete quien renunció
a su posición en 2015, luego de las elecciones intermedias en donde el PRD
perdió frente a Morena, la mayoría de las delegaciones que gobernaba en la
Ciudad de México.
En la capital del país, la corriente
Vanguardia Progresista, de Héctor Serrano, se consolidó e incluso desplazó a
una de las “tribus” más fuertes, IDN de Bejarano.
Los
grupos internos acordaron entonces llevar a la presidencia del partido a Agustín
Basave Benítez, un académico que pretendía mantenerse al margen de las
corrientes y que tras siete meses de gestión renunció por desacuerdos con “Los
Chuchos” o Nueva Izquierda, y las pugnas internas.
Para la sustitución de Basave las
corrientes Nueva Izquierda, ADN, IDN, el Grupo Galileos, Foro Nuevo Sol y
Vanguardia Progresista acordaron colocar en la presidencia del partido a
Alejandra Barrales Magdaleno, cercana a Mancera, y como secretaria a Beatriz
Mojica Morga, quien pertenece a “Los Chuchos”.
A
ocho meses de la gestión de Barrales, coinciden politólogos, dirigen un PRD que
atraviesa sus horas más negras por la fractura interna y la fuga de liderazgos.
Además, se sumó el escándalo que la
dirigente enfrentó, luego de que la cadena Univisión reveló que posee un
departamento de casi un millón de dólares en Miami, Florida, que no declaró en
su 3de3.
Luz María Beristain Navarrete, una
de las senadoras perredistas que renunció a la bancada, consideró que en el PRD
hay de nuevo un “reacomodo de fuerzas”.
“Hay una especie de reacomodo que
tiene que ver con las afinidades políticas, queremos seguir unidos con los
compañeros que antes estaban en el PRD. Es esencial generar que la izquierda se
amalgame, se una. Todos sabemos que la izquierda unida sí podría dar una pelea
real y acceder a la posibilidad de gobernar el país, pero si seguimos
dividiéndonos no”, dijo.
Beristain
Navarrete explicó que se trata de una fractura interna entre los líderes que
apoyan a López Obrador para la sucesión presidencial de 2018 y los que no.
“Yo
soy perredista, quiero a mi partido y debe de pensar en grande, en ser el
aglutinador de todos las fuerzas de la izquierda. Estos enconos tiene que ver
con preferencias políticas, no son personales”, añadió.
Sin embargo, el martes por la tarde
Alejandra Barrales pidió la renuncia al partido de los legisladores que
abandonaron la bancada, a través de su cuenta de Twitter @Ale_ BarralesM:
“Por congruencia, espero que quienes
hoy renunciaron a @SenadoresPRD, también presenten su renuncia al partido”.
La dirigente también escribió: “Los
senadores que hoy renunciaron, hace tiempo tomaron la decisión de ser parte de
otro proyecto, hoy simplemente lo reconocieron”.
Luz
María Beristain destacó que “es una especie de suicidio no estar vinculados, coordinados
con la persona que tiene la posibilidad real a la Presidencia. Yo respeto a
Alejandra, es una persona que tiene sus razones, analizaremos la situación,
estaremos atentos al respecto, hay que valorarlo, aunque es la líder del
partido, ella no tiene la última palabra”.
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