Dolia Estévez.
El mito de que el triunfo de Donald
Trump es resultado del fantasma del populismo que recorre el mundo (no de la
intervención de los servicios de espionaje rusos), refuerza la percepción de
que 2018 será el año en que Andrés Manuel López Obrador coseche la esperada victoria.
Al margen de las intenciones que pueda tener la Casa Blanca, en Washington no descartan que el líder de
Morena llegue a la Presidencia.
“AMLO parece estar bien posicionado
para ser el próximo Presidente de México. La
retórica virulentamente antimexicana de la campaña de Trump, y las medidas que
ha tomado como Presidente, han ayudado el mensaje nacionalista de AMLO y han
elevado sus posibilidades”, me dijo Michael Schifter, presidente del
Dialogo Interamericano, centro de reflexión política en esta capital.
Shannon O’Neill, especialista sobre
México en el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York, ve analogías entre
el auge de “El Peje” y el fenómeno Trump. Explica: “AMLO y Trump tienen muchas
cualidades similares—ambos son populistas en el sentido de insiders que se outo
proyectan como outsiders, haciendo campaña contra el status quo. Ambos tienen
poco interés en la complejidad de la política o los procesos institucionales”.
La autora de “Dos Naciones Indivisibles” tiene dudas en cuanto a si el cambio
de retórica de AMLO será también sustantivo.
Patricia Escamilla, consultara sobre
seguridad nacional y hasta hace poco experta sobre México en la Universidad de
Defensa Nacional (parte del Pentágono), considera que AMLO es la mejor opción
para una mejor relación bilateral que vele por los intereses de los mexicanos.
“El PAN y PRI ya demostraron que no
lucharán por el cambio en cuanto a la corrupción, la impunidad y la situación
socioeconómica de los mexicanos. AMLO tomaría
una postura más firme y clara en defensa del verdadero interés nacional frente
a Trump que el PRI, PAN y la que han tomado Peña y Videgaray. Tendría más
‘calzones’ para ponerse al ‘tú por tú’ con el bravucón de Trump que los otros
que pretenden que lo que quiere EU le conviene a México”.
Pero
think tanks partidarios de Trump apuestan a que no gane pues, dicen, llevaría a
una confrontación con Washington. “No entiendo la lógica detrás de la idea
de que necesitan a alguien que pueda antagonizar a Trump. ¿Por qué
antagonizarlo? Trabajen con él. La administración de Peña Nieto claramente
entiende esto, por eso quiere colaborar con el Presidente Trump. La gente no
puede ver a AMLO como la respuesta o el tipo de cambio que México necesita a
menos que deseen hacer retroceder la relación 30 años”, me dijo Ana Rosa
Quintana, especialista sobre América Latina de la conservadora Fundación
Heritage. No descarta que México pudiera
estar listo a dar un giro populista en reacción a las impopulares políticas de
Peña, “pero AMLO está muy, muy a la izquierda”.
A
sabiendas de que Trump será factor clave en las elecciones de 2018, López
Obrador ha trasladado su campaña a Estados Unidos, donde se presenta como el
único político capaz de enfrentar al bully en la Casa Blanca. En Los
Ángeles, San Francisco, Chicago, Nueva York, Washington y Laredo, se
autoproclamó paladín de los inmigrantes y defensor de la soberanía nacional.
AMLO
se esfuerza en tratar de convencer que ha cambiado, que ya no es un “peligro
para México” o el “mesías tropical”. En Nuevo York, explicó que se abstuvo de
pronunciarse sobre el proceso electoral estadounidense por respeto al pueblo
estadounidense. En Los Ángeles, dijo que el muro y la demagogia no empatan con
el “talento y la dignidad” del pueblo de Estados Unidos.
Su narrativa, sin embargo, proyecta
un doble mensaje. Exhorta a respetar a
Trump, pero al mismo tiempo alimenta el odio en su contra, comparándolo con
Hitler y tildándolo de “neofascista”.
Interesados en conocer mejor al
nuevo AMLO, el Instituto México del Woodrow Wilson Center y el Diálogo
Interamericano lo invitaron recientemente a regresar a Washington (estuvo aquí
hace dos semanas) a presentar su propuesta. Aún no hay fecha. En 2011, AMLO fue
uno de los primeros candidatos en visitar la capital estadounidense, desde hace
tiempo convertida en pasarela obligada de aspirantes presidenciales y políticos
mexicanos.
En
Estados Unidos, como en México, López Obrador es un personaje que polariza. La
posibilidad de que gane agrada a quienes consideran que el PRI y el PAN
fracasaron en transformar a México, pero desagrada a la derecha trumpista.
Puede ser que esta vez “El Peje” tenga la astucia requerida para ganar el poder
en 2018. La pregunta es si tendrá la inteligencia para ejercerlo.
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