Arrancan las campañas electorales en
el Estado de México y arrecian las acusaciones y denuncias de irregularidades
entre los candidatos a gobernador, que se han estado dando con todo para tratar
de descalificar a sus adversarios y, supuestamente, cosechar votos
anticipadamente, sea con dádivas de todo tipo y ofrecimientos difíciles de
cumplir.
En Nayarit, una entidad que parecía
tranquila y segura para que el PRI conservara la gubernatura, la aprehensión en
San Diego, California, del fiscal general, Édgar Veytia Cambero, acusado por la
justicia de Estados Unidos de ser un narcotraficante a gran escala, le complicó
la elección a ese partido, mientras el actual mandatario priista, Roberto Sandoval, sigue fingiendo amnesia e
insiste en que desconocía las actividades ilícitas de su fiscal.
También este domingo se registró un hecho más del cinismo partidista que hoy
por hoy priva en la política, luego de que “por unanimidad, el Consejo General
del Instituto Electoral de Coahuila”, aprobó la candidatura del exgobernador
priista Humberto Moreira, como candidato plurinominal a diputado local por el
Partido Joven.
Tras dejar quebrado financieramente
ese estado por una deuda de más de 33 mil millones de pesos; de heredarle la
gubernatura a su hermano Rubén, hoy acusado públicamente de ilícitos; de haber
sido acusado y detenido en España por sus presuntos vínculos con el cártel de
Los Zetas, regresa a la política por la
puerta de atrás.
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