Sanjuana Martínez.
México vive una profunda crisis
institucional. Y no es casual. Más bien es intencionadamente provocada por
Enrique Peña Nieto para sostener al Partido Revolucionario Institucional (PRI)
en el poder.
Para ello, Peña Nieto ha ido desmantelando las
instituciones estratégicas en la procuración de justicia. Esta consumando, lo
que se llama, un golpe a la legalidad y la cultura de la justicia.
Primero nos dejó sin Procurador,
aunque sinceramente tener a Raúl Cervantes y no tenerlo apenas hace la
diferencia. Pero su puesto ha quedado acéfalo, algo muy grave para un supuesto
estado de derecho como el nuestro.
Cervantes se
fue arropado en la bandera de mártir. Dijo que renunció para no “detener más
las urgentes leyes que México necesita” y para que los señores diputados
“tengan altura de miras y aprueben en breve las leyes que aseguren una Fiscalía
General y fiscalías eficaces, autónomas e independientes en todas las
entidades”. Claro, y como nosotros nos
chupamos el dedo, creemos las “honorables” intenciones del señor Ferrari,
digo, señor Cervantes. Un procurador que nunca fue independiente, que trabajó
poco o nada por la justicia y que finalmente se aprovechó de su cargo para
cometer todo tipo de excesos.
Pero su punto final en la PGR tiene
otro motivo con miras al 2018. El alfil de Peña Nieto quería ser fiscal carnal.
Primero para asegurar la impunidad del gabinete de Peña y otros ilustres
priistas y aliados; y luego para garantizar unas elecciones de Estado en el
2018.
No pudieron.
Pero dejaron una PGR desmantelada,
arrasada en su actividad y prestigio; una institución desacreditada, con pésima
fama y cuya imagen para los mexicanos es la de una guarida de incompetentes en
donde lo menos que hacen es procurar justicia, sobre-todo contra los suyos. El
caso Odebrecht es una muestra de la protección y complicidad de la PGR cuando
se trata de procesar a los funcionarios del partido en el poder.
Finalmente, la PGR sin independencia ni mucho menos
prestigio se queda bajo la dirección de un interino que le queda muy grande la
silla. Se trata de Alberto Elías Beltrán que nomás llegar al puesto empezó
a agachar la cabeza frente a su jefe Peña Nieto y participó en el segundo golpe
a la legalidad instrumentalizado desde Presidencia. Y destituyó a Santiago
Nieto, titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos
Electorales (FEPADE) bajo el argumento de haber faltado al “código de conducta”
de la PGR.
Lo que no dice Elías Beltrán es que
lo corrió para proteger a Emilio Lozoya Austin, el cerebro del mega escándalo
de sobornos de la empresa brasileña Odebrecht a la candidatura de Peña Nieto a
la presidencia.
Por lo tanto, nos quedamos sin
Procurador, sin Fiscal y ahora sin jefe de la FEPADE, la institución que se
dedica a investigar y sancionar los delitos electorales. El estira y afloja, para dejar o
correr a Santiago Nieto nos deja en claro todo lo que nos estamos jugando en
este momento. Finalmente pudieron más
las presiones y las amenazas. Santiago Nieto aceptó su remoción y todos tan
contentos.
Frente a la jugada de Peña Nieto para
desmantelar intencionadamente nuestras instituciones, solo nos queda algo muy
claro: las elecciones del 2018 serán las más sucias de la historia.
Quedan pocos
meses para que inicie el bombardeo de propaganda y campañas sucias. Los mexicanos tenemos que prepararnos para
saber discernir claramente la intención de cada mensaje y cada mensajero.
La madurez democrática será medida en las urnas. Nuestra conciencia tiene que actuar para separar la podredumbre del
cambio. Y entonces, emitir libremente nuestra voluntad.
Tenemos que estar conscientes que
esta crisis institucional provocada por Peña Nieto y su gabinete no tiene
salida y cada día será más profundo el quiebre del Estado con el fin de no
garantizar la limpieza exigida en unas elecciones.
La jugada de Peña Nieto se encamina
no solo a desmantelar el sistema de procuración de justicia, sino también otras,
como la producción petrolera que en este sexenio ha caído a un millón 730 mil
barriles diarios, después de la nefasta reforma energética.
El PRI ha
decidido que Pemex solo produzca lo que consumimos de petróleo, pero pronto la
crisis se agravará y tendremos que importar gasolina. Para ello, en los últimos
40 años, los presidentes del PAN y del
PRI han decidido no construir refinerías. De esta manera va quedando
desmantelada la industria petrolera mexicana, hoy privatizada.
No es el único desmantelamiento que
nos está dejando el perverso sexenio peñista. Peña Nieto, también se ha
encargado de desmantelar la educación y la cultura. La educación básica y media
es un desastre gracias a la reforma y en este momento hay quiebra técnica en
siete universidades públicas por los recortes. Todas están afectadas, aunque
las más dañadas son las autónomas de Morelos, Zacatecas, Estado de México,
Nayarit, Tabasco, Oaxaca y la Michoacana en Hidalgo.
Obviamente, el desmantelamiento de Peña Nieto se está
tornando masivo. También desmanteló la política salarial que se encuentra en la
peor de América y se atrevió a destruir el bolsillo de los trabajadores.
El sexenio de Peña Nieto se traduce
pues, en una auténtica ruina para los mexicanos. Pero el PRI y sus aliados del
frente democrático (PRD, PAN y Movimiento Ciudadano) quieren mantenerse en el
poder y sostener sus privilegios. Pretenden ganar las elecciones del 2018,
aunque hayan arruinado la vida de los mexicanos.
Sin
Procurador, sin Fiscal Anticorrupción, sin titular de la Fepade, la PGR anuncia que está investigando a 2
mil funcionarios por corrupción, asegurando que ahora utiliza un “nuevo modelo”
de impartición de justicia que dará grandes resultados.
No se rían, por favor, el gobierno
sigue creyendo que nos chupamos el dedo. Pero ustedes y yo, sabemos que todo es
una puesta en escena encaminada al sabotaje de las elecciones del 2018.
Como estará
el patio, que, hasta Angelica Rivera, “La
Gaviota” ha utilizado nuevamente su revista oficial Hola para mostrarnos que
“El show debe seguir” declarando su amor incondicional al inquilino de Los
Pinos y a su hermosa y unida familia.
Atentos. La
guerra sucia apenas empieza.
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