Salvador Camarena.
Miguel Ángel Mancera nombró por fin
al comisionado para la reconstrucción de la Ciudad de México. El encargo recayó
en Ricardo Becerra, que ya formaba parte de la Secretaría de Desarrollo
Económico de la capital.
Hombre articulado, colaborador del
IFE de Woldenberg, columnista, el de Becerra es un nombramiento que luce
atinado, pues más que especialista en un campo del urbanismo o la ingeniería,
le tocará trazar políticas públicas con respecto a la era post-19S.
“El Gobierno de la CDMX cuenta con la
capacidad para responder y hacerlo pronto, el desafío es hacerlo con empatía y
sin desperdicio de recursos. Tenemos la obligación de ofrecer información
sistemática, jerarquizada para el control del jefe de Gobierno y la solicitud
de la población”,
dijo Becerra ayer al ser nombrado.
Le toca honrar eso de la empatía y de
que sí ocurra la entrega de la información requerida por los ciudadanos.
A favor de que Becerra tenga éxito en
su complejo encargo tenemos que al mismo tiempo Mancera nombró como
subcomisionados a gente reconocida en su medio, como el politólogo Mauricio
Merino o el ingeniero Sergio Alcocer.
En contra de que Becerra salga
adelante está el factor de que 27 dependencias de la administración Mancera
fungirán como consejo consultivo de la comisión.
Ojalá Becerra tenga el apoyo de los
ciudadanos para sobrevivir a esa olla de grillos.
El sismo del
reciente 19 de septiembre despertó a los chilangos de la ilusión de que todo
estaba aprendido, y ya nada era mejorable, luego de lo avanzado tras el
terremoto de 1985.
La tragedia
nos recordó que la corrupción, el desorden administrativo, la voracidad de
empresarios sin escrúpulos y la laxitud en la vigilancia se pagan caro.
A la par de
lo que harán comisionado y subcomisionados de la reconstrucción, cabe
preguntarse si en otras instancias ha ocurrido la obligada reflexión sobre si
en los puestos de vigilancia o reacción están las personas idóneas, sobre todo
porque, insisto, el 19S nos recordó que no es cierto que ya nunca nos iba a
pasar nada en un sismo.
Sería increíble si no fuera la marca
de la casa (de la casa mancerista y de la casa meyerista) constatar que a pesar
de las evidentes fallas (escuela Rébsamen, helipuerto, etcétera) en el Invea
sigue, tan campante, cobrando el señor Meyer Klip. No tienen remedio.
A la luz de lo sacudido, otra
pregunta clave es si tenemos en las delegaciones a las mejores personas al
frente de las oficinas de Protección Civil.
Ayer hablé
casi media hora por teléfono con Cynthia Murrieta, directora de Protección
Civil de la delegación Cuauhtémoc, una demarcación que, como ella misma me
dijo, tiene, no de hoy, sino desde hace años, “mil 500 inmuebles en riesgo”.
Quise
preguntarle sobre sus credenciales para la tarea que realiza desde 2015, fecha
en que debutó en la materia. No me supo decir si tiene o no la certificación
que la ley le exige para ejercer ese puesto. Está en proceso de obtenerlo,
terminó por reconocer Comunicación Social de la Cuauhtémoc.
“Yo no sé si
la certificación me haría mejor servidora en Protección Civil. Pero nadie ha
trabajado con más pasión el tema, nadie ha rescatado más gente... Soy la mejor
directora de Protección Civil. No se necesita un curso para sensibilizar a los
funcionarios, se necesita caminar en la calle”, me argumentó ayer Cynthia
Murrieta.
La desgracia del 19S enlutó a cientos
y dejó sin techo a más. Ante la eventualidad de otro sismo, ojalá todos
revisemos si tenemos a las mejores personas en los puestos debidos.
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