Sanjuana Martínez.
En toda historia que se digne de ser
buena habrá siempre un villano. En este drama nacional que vivimos de manera
cotidiana, en esta opereta, en este vodevil inverosímil por los excesos de la
clase política, existe un personaje de novela, una villana favorita llamada
Rosario Robles, la gran traidora de la izquierda.
Rosario
Robles apareció en el sexenio de Enrique
Peña Nieto como la personificación de la bajeza de la clase política que dice
gobernarnos. Se entregó a los brazos del PRI sin importar su origen ideológico,
ni sus principios supuestamente de izquierda.
Por un puesto se traicionó a sí misma
y también a sus ex compañeros militantes. De aquella Rosario Robles que formó
parte de la Organización de Izquierda Revolucionaria Línea de Masas (OIR-LM), una
agrupación de corte maoísta, no queda nada. De aquella líder estudiantil y líder sindical de la
UNAM donde ocupó la cartera de la Secretaría de la Mujer STUNAM, ya no queda ni
el recuerdo. Ni tampoco de la protegida por Cuauhtémoc Cárdenas dentro del Partido
de la Revolución Democrática (PRD) donde fue secretaria de organización,
diputada, organizadora de las Brigadas Amarillas que ampliaron la militancia
perredista por el país y jefa del gobierno del Distrito Federal.
La maoísta Rosario Robles se ha convertido
ahora en una neoliberal priista, una mujer a la que
persigue la sombra de la corrupción. Y no es cualquier corrupción, es la
corrupción más indigna, más infame, producto de la malversación de recursos
destinados para los pobres de México, que no son pocos: 70 millones de
personas, la mitad pobres alimenticios, gente que no obtuvo beneficios de su
Cruzada Nacional Contra el Hambre, un programa- fiasco de la Secretaria de
Desarrollo Social (Sedesol), cuyos recursos fueron a parar a otro lado.
Ahora sabemos,
gracias a la Auditoria Superior de la Federación (ASF), los secretos de su
gestión luego al frente de la Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y
Urbano (Sedatu), donde también encabezó programas que no cumplieron con su
objetivo. De acuerdo a la ASF, Robles
incurrió en un “mal uso” de recursos por 1, 792 millones de pesos dentro del
Programa de Apoyo a la Vivienda (PAV).
No es el único “desvío” que se le
investiga a Rosario Robles, entre 2013 y 2015 mientras estaba en la Sedesol,
este órgano fiscalizador descubrió una red de desvío multimillonarios a través
de universidades y empresas fantasma. Señala que incurrió en “probables daños o
perjuicios o ambos a la hacienda pública”, con montos de mil 740 millones en
2013, mil 17 millones en 2014 y mil 787 millones en 2015.
La más indignante de la corrupción en
las dependencias que han estado a cargo de la señora secretaria Rosario Robles,
es que se trata de programas sociales que no se cumplieron. Por ejemplo, la investigación de la ASF establece que, de las 123 mil 500 “acciones
de vivienda” que la Sedatu se comprometió a apoyar en 2016, se realizaron
únicamente 36 mil 600, es decir, una tercera parte. ¿Y qué paso con los 87 mil
restantes? Pues que Rosario Robles decidió no terminarlas o no empezarlas.
La
funcionaria ex maoísta del gobierno de Peña Nieto, aparece luego en televisión
nacional diciendo con la seguridad que le otorga saberse dentro del juego “juez
y parte”, que es la primera interesada en que se aclaren los desvíos señalados
por la ASF.
Rosario Robles insiste en señalar que
la asignación de contratos de manera directa, es decir, de manera discrecional
“es legal” y que la contratación de empresas es también absolutamente legal.
Lo que no dijo, la señora secretaria,
es que podrá ser legal lo que hace, pero no es ético. Tampoco explicó que un buen número de esas empresas son “fantasmas”, es
decir, empresas de papel para triangular recursos públicos. Igualmente dejo sin
explicación, la contratación de 40 asesores en la Sedatu, con sueldos
superiores a 60 mil pesos mensajes, bajo la modalidad de “prestadores de
servicios”, que son sus amigos, compañeros e incluso la entonces coordinadora
de campaña su hija Mariana Moguel Robles.
De manera
sorprendente, la ex maoísta, aparece en
televisión hablando de ella en tercera persona: “¿Por qué nada más señalan a
Rosario Robles? dice sobre ella misma, intentando defenderse de las evidencias
mostradas. “La primera y más interesada que la investigación se haga a fondo es
Rosario Robles”, señala una mujer que se desdobla, se distancia de sí misma, en
un yo mayestático para separarse de la sobra de la corrupción que la persigue
desde hace años.
Con la seguridad que proporciona la
impunidad de la cual ha gozado, ahora Rosario Robles nos
intenta convencer de que ella es una funcionaria intachable sin departamentos
en Miami o casas en el extranjero y por tanto dice haber solicitado a la Unidad
Financiera de Hacienda que hicieran un estudio de la evolución de sus finanzas
y a la PGR que le expliqué si está su nombre en algunas denuncias.
La señora Rosario Robles se equivoca.
Eso no demuestra su honradez, tampoco prueba su decencia. La triangulación del
dinero mal habido incluye el uso de prestanombres, la utilización de
estructuras financieras diseñadas especialmente para la opacidad y la
simulación.
¿Cuántos funcionarios y políticos
mexicanos se han enriquecido sin tener nada a su nombre? Decenas, cientos, la
lista no podríamos definirla porque para eso existen las empresas fantasma, los
esquemas de triangulación de la estafa maestra utilizando las universidades
estatales y los esbirros dispuestos a llevarse una buena tajada del pastel a
cambio de prestar su nombre al enriquecimiento ilícito de los servidores
públicos.
Las
revelaciones de la ASF tocan
directamente al candidato priista a la presidencia del PRI, José Antonio Meade,
pero él, como Rosario Robles, se ha deslindado de cualquier responsabilidad de
hacerse de la vista gorda al llegar a la Sedesol, luego de la ex maoísta,
funcionaria del gobierno de Peña Nieto.
Pero Rosario Robles es la villana
favorita desde antes, desde que declaró su amor “incondicional” por Carlos
Ahumada y se intentó justificar declarando: “mi error fue enamorarme”. Es la villana favorita desde que vendió a sus compañeros de
partido orquestando los video-escandalos junto a Ahumada, Carlos Salinas de
Gortari y Diego Fernández de Cevallos con el fin de exhibir en Televisa la
financiación ilegal del PRD y destruir a su acérrimo enemigo, Andrés Manuel
López Obrador para sacarlo de la carrera presidencial.
Pero
insisto, de aquella Rosario Robles que leía su libro de cabecera: “Cinco tesis
filosóficas de Mao Tse-Tung”, hemos pasado a la mujer que habla de sí misma en
tercera persona. En su libro “Con todo el corazón: una historia personal desde
la izquierda”, la ex maoísta dice:
“Soy una
mujer como todas. Que se equivoca… que se enamora, que tiene afectos y
desapegos… soy una mujer que ha puesto el corazón en todo. Eso a veces es
bueno, a veces no. Pero al igual que
todos exijo que se me juzgue por mis actos. Por mis hechos…”
Ojalá y así sea.
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