La
Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM) urgió este día al Gobierno federal
establecer una estrategia para rescatar la producción de maíz, en caso de que
Estados Unidos decida cerrar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN).
En un
encuentro con medios, Juan Pablo Rojas Pérez, presidente de la CNPAMM, resaltó que la cadena de producción y de
consumo de maíz es la más importante en México, por lo que es necesario que se
limiten las importaciones de maíz amarillo según las temporadas.
“Hoy vemos con verdadera preocupación
el que en México no estamos viendo hacia el futuro económico productivo
primario”, acusó
Rojas.
En nuestro
país hay cerca de 2.7 millones de
productores de maíz blanco. De ellos, acaso un millón recibe apoyos del
gobierno, explicó.
El problema, en ese sentido, no sólo
es la cantidad de apoyos y de subsidios que reciben los productores mexicanos
sino la calidad de los mismos -porque no hay control ni seguimiento en la
aplicación de las políticas públicas existentes-.
A nivel
nacional, “lo que necesitamos es
subsidios diferenciados por tipo de productor que deben de ir acompañados con
financiamiento diferenciado por tipo de productor y de región”, porque “los
subsidios y la parte del consumo y la comercialización es el principal
incentivo para que los productores inviertan en la infraestructura que se
necesita” para salir adelante, dijo Rojas.
Para el
productor también es un problema el
intermediarismo excesivo. “No le incrementan el valor del maíz blanco al productor,
pero sí al industrial y el productor. Entonces [el productor] no tiene utilidad significativa. Hacemos un llamado a
los gobiernos estatales y federal […] para que trabajemos juntos para que no se
vean las alianzas como acciones monopólicas”.
En el caso
del TLCAN, el presidente de la CNPAMM comentó
que la negociación “nos genera la inquietud y la necesidad de exigirle al nuevo
gobierno que debemos de plantear ciertas restricciones a las importaciones para
impulsar la producción nacional. Deben de ser limitadas de acuerdo a la
temporalidad -como sucede en Estados Unidos- y no [durante] todo el año”.
Es necesario que produzcamos al menos
el 80 por ciento del maíz que consumimos. El resto puede ser de importación,
pero si el productor importa más de un 20 por ciento, debe conllevar un
arancel, comentó
Juan Pablo Rojas Pérez.
Según él, el año pasado México importó 14.7 millones
de toneladas de maíz amarillo de Estados Unidos -donde la tercera parte de la
producción de maíz incluye productos genéticamente modificados o transgénicos-.
Para este
año, la proyección de importaciones desde el vecino del norte aumentará en un
20 por ciento -debido al aumento en los combustibles, a la debilidad del peso
frente al dólar, entre otros factores que afectan el valor final del producto
de consumo-. Es decir que, según la
CNPAMM, importaremos entre 16.8 y 19.2 millones de toneladas de maíz amarillo.
No obstante, en los millones de
toneladas de maíz que importa México año con año, existe una “gran oportunidad
para el gobierno [mexicano] y para nosotros los productores. Pero requerimos
recursos financieros para tener acceso a la tecnología que nos genere la
seguridad de [venta y de calidad de] la cosecha, además de más producción” para
competir con los mercados internacionales, refirió Rojas.
México produce 25 millones de
toneladas de maíz blanco y amarillo, pero consumimos 38 toneladas de ambos.
En su
opinión, “para hacerle frente a la
competencia global debemos generar una política agrícola que asegure los
recursos financieros de calidad, con tasas de interés estables o rentables para
el productor -sea pequeño, mediano o grande- “. Debe de incentivarse el consumo
de maíz nacional.
Mientras no resolvamos estas dos
cuestiones -la de los controles de importación por temporadas y la
implementación de políticas públicas diferenciadas-, el precio de la tortilla
no podrá bajar.
“La tortilla puede valer, en
promedio, 10 pesos el kilo ya en la mesa del consumidor –varía en tres y cuatro
pesos según la región–. Y puede valer menos siempre y cuando el industrial
compre directamente al productor. Hoy, ellos tienen un costo de producción de hasta 14 o 15
pesos. Hace falta regulación en la producción y comercialización de maíz”,
urgió Rojas.
Para la
cosecha de octubre de este año, la CNPAMM espera
una producción de 3 millones de toneladas de maíz blanco, que sí los
industriales a nivel nacional compraran -en lugar de irse exportado-, se darían
cuenta de que consumiendo los productos locales van a tener mayor utilidad, detalló.
Por otro
lado, Rojas se vio preocupado por la
importación de productos transgénicos que pone “en riesgo las variedades
animales y genéticas. Y en este caso están en riesgo la propiedad intelectual
de nuestros maíces criollos”, dijo.
A pesar de
los problemas que los tratados comerciales internacionales implican, el productor también observa buenas
oportunidades con la Unión Europea, donde la necesidad de productos tropicales
es la posibilidad de expandir el mercado primario de México.
“Buscamos que el productor tenga
seguridad de la venta de su producción. Y que el industrial tenga la seguridad
del producto y los tiempos de producción para garantizar su utilidad y
estabilizar los precios de la canasta básica. Ello para contrarrestar las
importaciones de maíz amarillo”, refirió el presidente de la CNPAMM.
Sin embargo,
concluyó, “toda la sociedad mexicana
tiene la culpa y es responsable de lo que está viviendo la sociedad mexicana”.
Y en ese sentido, debemos de actuar para salir adelante y evitar que el
productor se vea contagiado de la corrupción de los gobiernos estatales y
local.
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