Atzayaelh
Torres.
Cuando por
fin se aprobó la reforma energética y se vislumbraba un ‘nuevo y perfecto
horizonte’ para la industria petrolera nacional, y también para Pemex, se
acordó convertir sus filiales en subsidiarias, separando algunas actividades y
fusionando otras. Maniobra que le darían una mayor flexibilidad para maximizar
el valor del bla bla bla (copie y pegue aquí cualquier discurso oficial entre
diciembre de 2012 y diciembre de 2013).
Entonces Emilio Lozoya y su flamante
equipo de financieros y economistas decidieron, con el aval de Pedro Joaquín
Coldwell, meter a Pemex Fertilizantes en ese nuevo Pemex garante del desarrollo
y punta de lanza para bla bla bla (haga lo mismo que en el párrafo anterior).
La realidad es que Pemex
Fertilizantes ha sido un parásito operativo y financiero que hoy no solo
confirman que su razón de ser se fundamentó en corruptelas, sino que corre el
riesgo de convertir a Lozoya en el segundo director de Pemex que pisa la
cárcel.
Entre 2016 y
el primer trimestre de este año, el (no)
negocio de Fertilizantes le acarreó pérdidas a Pemex por 11 mil 800 millones de
pesos, mientras que en ese periodo ha conseguido ventas por solo 13 mil 500
millones de pesos. Un fraude.
Seamos
francos, Pemex Fertilizantes fue creado
con ese plan; las plantas 60 por ciento chatarras de AHMSA se adquirieron para
supuestamente fortalecer esa línea innecesaria de negocio.
Con plena alevosía se pagó por un
problema.
El Comité de Estrategia de
Inversiones del Consejo de Administración de Pemex emitió su opinión favorable
sobre el proyecto, de acuerdo con un acta de la que tengo copia, firmada, por
cierto, por Guillermo García Alcocer como representante de Coldwell en la
Sener, y que el Consejero Independiente Carlos Elizondo Meyer, quiero pensar
que por un acto de conciencia, prefirió dejar en blanco el espacio que le
correspondía.
Otros que firmaron 'la sentencia',
dando su opinión favorable de ese quebranto fueron Jorge Borja Navarrete,
Consejero Independiente; Eduardo Camero, en representación de la Secretaría de
Hacienda; Héctor Márquez Solís, por parte de la Secretaría de Economía; y
Enrique Tejeda Cannobio, secretario técnico del Comité.
Un argumento que confirma la alevosía
es que en esa sesión, el Comité reconoce que le dio el visto bueno sin un
análisis de riesgos en la operación, ventajas y desventajas de incluir a un
socio en la parte inicial del proyecto, un due dilligence firmado por un
directivo de la empresa (hazme el FAVOR), y si no fuera poco, la información
referente a los pasivos contingentes. La operación se avaló, dijo el Comité,
bajo la condición de presentar dichos documentos ante al Consejo (ja).
Una cosa es
cierta y que podemos palpar en el caso de Fertilizantes: Pemex está arrastrando negocios que le dejan más pérdidas que ingresos
y esta coyuntura podría servirle al Gobierno (en el afán por “rescatarla”, como
sostiene el Presidente López Obrador) para tirar por la borda aquellas cosas
que pesan tanto que la hunden.
Por lo pronto, ¿y cómo decirlo sin
ser ofensivo? aunque cocinen al lechón, el chiquero sigue ahí.
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