Por Neldy
San Martín.
Ahora que la Fiscalía General de la
República retoma las investigaciones contra el exdirector de Pemex, Emilio
Lozoya Austin, se reactivó el capítulo de la empresa Evya, a la que la
paraestatal favoreció con 27 contratos por casi 11 mil millones de pesos.
Javier Camargo cuenta cómo fue despojado de esa compañía –que cambió su nombre
por el de Avalon Marine– en julio de 2014, con el aval del entonces director de
Pemex.
Emilio Lozoya Austin, exdirector general de Petróleos
Mexicanos (Pemex), fue el artífice de
una trama de corrupción, tráfico de influencias y amenazas para apoderarse de
la compañía Evya, que tenía 27 contratos por 10 mil 901 millones de pesos con
Pemex, pero, sobre todo, era la administradora de un patio de 14 hectáreas para
la fabricación de plataformas petroleras en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco,
denuncia el fundador de aquella firma, Javier Camargo Salinas.
El
empresario petrolero señala que Lozoya
lo citó el 12 de mayo de 2014 en la Torre de Pemex para anunciarle que unos
inversionistas, entre ellos Fausto Miranda –del despacho SAI Asesores, de Jaime
Serra Puche, quien fue secretario de Hacienda en la administración de Ernesto
Zedillo– y Ricardo Maldonado, secretario del consejo de administración de Grupo
Televisa, iban a salvar su empresa.
En ese
momento, Evya estaba bajo la sospecha de
un escándalo similar al de Oceanografía. El 14 de abril de ese año había sido
señalada de un supuesto fraude de 30 millones de dólares a Banamex-Citigroup.
Lozoya en
ese momento era el hombre fuerte de la todavía paraestatal y Camargo Salinas
confiaba en él.
“Al maestro Lozoya lo vi como seis
veces. En principio le sentí mucho aprecio. Ese día –el 14 de mayo– me dijo: te
voy a presentar a unas personas con las que vas a negociar y te van a dejar un
porcentaje de esto”,
cuenta Camargo cinco años después de aquella reunión. Fue la última vez que vio
a Lozoya, dice.
“Me enredaron en esta injusticia, o
me enredé yo. No supe hacer las cosas para defender todo esto. Todo fue bajo
amenaza de Lozoya”,
dice a la reportera.
–¿Cuál fue la amenaza? –se le pregunta.
–Que de lo contrario –me comentó–,
sufriría las consecuencias. Concretamente no me dijo, pero era muy fácil
sospecharlo, viendo que la PGR iba por Amado Yáñez, dueño de Oceanografía.
La época de
los contratos.
Eran tiempos de incertidumbre para
las empresas de Javier Camargo y su hermano Enrique. quienes habían sido
beneficiadas por Pemex con decenas de contratos para obras, servicios,
mantenimiento y rehabilitación de instalaciones en tierra y costa afuera,
durante los sexenios panistas.
En el
periodo de 2006 a 2014, dos de las
empresas de los hermanos Camargo: Representaciones y Distribuciones Evya,
fundada en 1991, y Grupo Evya, en 2009, llegaron a tener 68 contratos de obras
y servicios con Pemex Exploración y Producción (PEP), según información de la
petrolera; otras 45 por licitación pública, 13 por invitación, y 10 por
adjudicación directa. Evya, aunque en menor escala, era competencia directa de
Oceanografía.
Los problemas de Evya comenzaron con
el señalamiento del presunto fraude a Citigroup el 14 de abril de 2014 y
continuaron el 21, cuando el área de auditoría interna de PEP solicitó una
revisión a 20 contratos otorgados a Representaciones y Distribuciones Evya y
dos a Grupo Evya (oficio No. OIC-AAI-PEP-18-575-140-2014).
Sin embargo,
tres días antes de la supuesta reunión
entre Lozoya y Camargo, la visita de inspección a los contratos fue cancelada,
“derivado de los ajustes y cargas de trabajo del Órgano Interno de Control de
PEP” (oficio 369).
“Ya tenía Lozoya la intención de
quedarse con la empresa y los contratos de alguna manera”, dice Camargo en la entrevista en la
que explica que los bancos congelaron
sus créditos por las auditorías a los contratos.
Y añade: “Nos dejaron prácticamente sin liquidez,
con lo cual nos vimos obligados a ceder las acciones de la empresa”.
De los 27 contratos obtenidos por
Evya, uno de los principales era el número 428233864, cuya copia tiene Proceso, para realizar “obras para la instalación,
rehabilitación, desmantelamiento de infraestructuras e interconexiones de
equipos en las instalaciones de Pemex Exploración y Producción con apoyo de un
Barco Grúa DP II y equipos diversos”, por mil 359 millones de pesos.
Lozoya
defiende a Evya.
El 14 de
junio 2014, Lozoya, entonces director de
Pemex, fue llamado a comparecer a la Cámara de Diputados ante la llamada
“Comisión Oceanografía”, en torno a la “tibieza” en las sanciones de la todavía
paraestatal a la empresa de Amado Yáñez, acusada de un desfalco por unos 400
millones de dólares a Banamex.
Lozoya también tuvo que explicar otros escándalos
de corrupción que en ese momento habían salido a la luz, como el presunto
fraude de Evya.
Ese día, sin
titubear, Lozoya deslindó a Evya de la
sombra de un fraude: “Sobre la empresa Evya –les dijo a los diputados–, en este
caso no ha habido incumplimiento en los contratos, los han cumplido en tiempo y
forma.
“Entendemos, a partir de la
información que los medios de comunicación han circulado, que hubo
irregularidades en la información que le proveían a las instituciones
bancarias, pero al día de hoy, lo que Petróleos Mexicanos tiene conocimiento es
que no se falsificó documentación de Petróleos Mexicanos, porque, si ese fuera
el caso, lo denunciaremos.”
En ese momento Lozoya llevaba un año
y siete meses al frente de Pemex.
El ex contralor
de Petróleos Mexicanos Daniel Ramírez
Ruiz, quien acompañó a Lozoya en la comparecencia aquel día, dijo a los
legisladores que de los 68 contratos de Representaciones y Distribuciones Evya
y Grupo Evya con Pemex de 2006 a 2014, el Órgano de Control Interno de la
petrolera llevó a cabo ocho auditorías. También informó que la Auditoría
Superior de la Federación realizó tres auditorías a Representaciones y
Distribuciones Evya.
“La problemática más importante que
se detectó fue: irregularidades en el procedimiento de rescisión, falta de
documentación comprobatoria, falta de acreditación de gastos no recuperables”, apuntó.
Hoy Camargo considera que las
declaraciones de Lozoya ante los diputados buscaban lavarle la cara a Evya como
parte de su plan para adueñarse de la empresa.
De hecho, la
estrategia estaba en marcha. Un mes
después Camargo recibió a los inversionistas presuntamente enviados por Lozoya.
La cita fue el 10 de julio de 2014 en las oficinas de Evya, ubicadas en el patio
de construcción de 14 hectáreas en Dos Bocas.
A la reunión acudieron Fausto Miranda
y Ricardo Maldonado, socio del despacho Mijares, Angoitia, Cortés &
Fuentes. Uno de los fundadores de esa firma era Alfonso de Angoitia, CEO de
Televisa. En ese encuentro también estuvieron Joshua Fink, hijo de Laurence
Fink, presidente ejecutivo de la mayor gestora de fondos del mundo: BlackRock,
e Ignacio Quesada, director gerente de Alvarez & Marsal Holdings LLC, según
la copia del correo electrónico con el que se gestionaron los accesos al patio.
Quesada es el personaje clave que une
las piezas. Cercano colaborador de Ernesto Cordero, a quien acompañó en las
secretarías de Desarrollo Social y Hacienda, fue director corporativo de
finanzas de Pemex de enero de 2011 a mayo de 2013, donde coincidió con Lozoya.
Alvarez & Marsal se encargó de
revisar los 27 contratos de la empresa para asegurarse de que Evya era
rentable, de acuerdo con Camargo y la copia del estudio obtenida por Proceso.
Según el documento, de los contratos por 10 mil 901 millones de pesos, ya se
habían ejercido 5 mil 551 millones y faltaban por ejercer otros 5 mil 386
millones.
Fausto Miranda ofreció mil millones
de pesos para salvar a la empresa.
“Me piden que hagamos un movimiento
de acciones y yo me quedo con el 30% y ellos con las demás acciones”. Dijeron
que la empresa iba a crecer y listo; si no, yo sufriría las consecuencias. Hubo
varias amenazas”,
refiere Camargo.
Y añade: “Una noche antes me habló Lozoya y me
dijo: ‘No aceptes que te den menos del 30’. ¡Ah caray!, ¿cómo que menos del
30?, si tengo el 100”.
Ese día le informaron que en
apariencia seguirá siendo el presidente de Evya, pero no tendrá ninguna
capacidad de mando.
Despojo y
quiebra.
Camargo cedió la empresa a Fausto
Miranda y en el consejo asesor puso a Ricardo Maldonado, mediante una reforma a
los estatutos de la sociedad Representaciones y Distribuciones Evya, cuya copia obtuvo Proceso.
Los estatutos se modificaron ante el
notario público Patricio Bandala para que Miranda se convirtiera en el
principal accionista y Camargo quedara, según una cláusula, como presidente sin
derecho al voto de calidad.
Además, agregaron una cláusula de “venta
obligatoria” para que cuando el accionista mayoritario quisiera vender sus
acciones el accionista minoritario no tuviera otra opción.
Así, Camargo se convirtió en empleado de su
propia empresa. No tenía ninguna función y recibía un salario mensual de 300
mil pesos.
El 18 de
abril de 2016, Representaciones y
Distribuciones Evya desapareció al cambiar su denominación social a Avalon
Marine, y Miranda cedió los derechos del contrato del barco grúa de Evya a
Avalon Marine con el aval de Pemex.
El convenio de Evya con la
Administración Portuaria Integral de Dos Bocas para el uso, aprovechamiento,
construcción y explotación del patio cuya administración tenía Evya desde 2004,
terminó en manos de otras de las empresas de Miranda: DM47, según el convenio
modificatorio del 4 de septiembre de 2017.
“De manera irregular, DM47 de Fausto
Miranda se quedó con el activo más importante que teníamos, el patio de Dos
Bocas. Estratégicamente situado, era el mejor patio del país para construcción
y mantenimiento de plataformas”, asegura Camargo.
En ese tiempo comenzaron a florecer
varias empresas de Miranda: MDA24, el 8 de agosto de 2016; MDA47, el 31 de mayo
de 2017; MDA80, el 1 de enero de 2017, y MDA27 el 24 de mayo de 2018, las
últimas tres en sociedad con Maldonado y otros miembros del bufete jurídico
Mijares, Angoitia, Cortés y Fuentes, según las actas constitutivas consultadas por Proceso.
Con Miranda
al frente, Avalon Marine se endeudó; se
fue a la quiebra y terminó en concurso mercantil, según la sentencia de
declaratoria del 25 de octubre de 2017. En el concurso mercantil omitieron el
principal activo de Avalon: el barco grúa, y señalaron que el patio está
desmantelado, sin activos.
“Fausto Miranda me pidió mi 5% de
acciones para poder vender el buque grúa a la empresa Demar, pese al concurso
mercantil. Si ellos hubieran declarado esos activos de acuerdo a la ley, la
empresa no hubiera caído en el supuesto del concurso mercantil, porque la
empresa iba a ser solvente. Entonces podían reestructurarla”, según Camargo.
Curiosamente,
las empresas MDA24 y Grupo Evya aparecen
como las principales acreedoras en el concurso mercantil.
Actualmente Fausto Miranda es presidente de RV2,
Sociedad Anónima Promotora de Inversión, cuya principal accionista es Paloma
Díaz Infante Meade, según el acta constitutiva. Familiar del excandidato
presidencial José Antonio Meade, ella fue parte del consejo de administración
de Grupo Evya.
Mientras que
Lozoya acaba de ser inhabilitado y la FGR retoma las investigaciones en su
contra, Avalon Marine –antes Representaciones y Distribuciones Evya– se hunde en medio de demandas,
amparos, juicios y suma más de 500 acreedores.
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