jueves, 30 de mayo de 2019

Entender los asesinatos.


Javier Risco.

Hace un par de días el equipo de Data Cívica y del Área de Derechos Sexuales y Reproductivos del Programa de Derechos a la Salud del Centro de Investigación y Docencia Económicas, presentaron uno de los trabajos más contundentes y claros sobre el asesinato de mujeres en México. 45 páginas bien documentadas, tituladas “Claves para entender y prevenir los asesinatos de mujeres en México”, en las cuáles se explica con datos proporcionados por el INEGI la manera en la que matan a las mujeres en nuestro país, el lugar donde son más vulnerables, los estados donde parece un fenómeno fuera de control y, por último, qué necesitamos para prevenirlos.

Ayer el diario El Universal publicaba en portada una nota titulada: “Cada dos horas y media matan a una mujer en México”, ahí la reportera Alicia Pereda utilizaba las cifras del primer cuatrimestre de este año del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, las estadísticas señalaban que “del 1 de enero al 30 de abril de 2019 se habían cometido mil 199 feminicidios y homicidios dolosos”.

Sin embargo, es necesaria la aclaración hecha en el estudio de Data Cívica y del CIDE sobre la diferencia entre ambas fuentes, por un lado, el INEGI, y por otro, el Secretariado, “los datos del INEGI tienen como fuente los registros administrativos, como certificados de defunción, y su unidad de observación son las personas registradas muertas (se refiere a estos casos como “presuntos homicidios”). Los datos del SESNSP, por su parte, se nutren de información reportada por fiscalías y procuradurías estatales; es decir, datos que tienen como unidad de observación las investigaciones penales abiertas (…) Además de que los datos del INEGI permiten medir el número de víctimas desde 1990 –a diferencia de los del SESNSP–, incluyen mucha más información sobre ellas, así como el lugar y los modos en el que ocurrieron los asesinatos”, así que los datos del INEGI, aunque son más tardados (se actualizan cada año), permiten una medición y un análisis mucho más preciso, los del Secretariado están lejos de mostrarnos el rigor para poder planear medidas de prevención.

Y es en este último punto en el que me quiero centrar, “problema que no entendemos, problema que no podemos resolver”, sentencia en las conclusiones. Tanto Data Cívica como el CIDE ponen a la cabeza de sus preocupaciones la escasez de datos sobre asesinatos de mujeres en México y la falta de variables a la hora de registrar el homicidio, ¿cómo vamos a enfrentar esta crisis humanitaria si el Estado no es capaz de generar información rápida y oportuna para combatirla? “El resultado de que la gran mayoría de los registros no incluyan ni información de la violencia familiar ni del parentesco del presunto agresor con la víctima, es que no podemos falsear ni probar por completo con estos datos una de las hipótesis más analizadas desde la teoría feminista: que los cónyuges y familiares de las mujeres perpetran un porcentaje desproporcionado de sus homicidios. Además de las variables incompletas relacionadas con la persona que perpetró el presunto homicidio, están aquellas relacionadas con la víctima y el modo de comisión del asesinato (…) Entre las variables que no existen aún, pero que deberían de existir, están aquellas que describirían mejor quiénes son las víctimas, quiénes son los agresores y cómo fue el evento. Se necesita una variable que permita identificar a víctimas que fueron asesinadas en un mismo evento. Además, se necesita información no sólo de dónde ocurrió el homicidio, sino también del lugar en el que fue encontrado el cuerpo”.

Son importantes las políticas públicas para proteger a la mujer, la aplicación de la alerta de género a nivel nacional, leyes que castiguen de manera más severa el abuso físico, pero el gobierno no puede emprender una verdadera batalla contra la violencia hacia las mujeres si no tiene información detallada de cómo las asesinan.

Y no sólo para la realización de políticas gubernamentales, sino también para la evaluación de las mismas, cómo medir un programa contra la violencia doméstica si no sabemos cuántas mujeres mueren en su casa en manos de su pareja.

Este trabajo es un gran punto de partida para este gobierno, como su título lo dice, son las “claves para entender los asesinatos de mujeres”, deberíamos de leerlo todos, atesorarlo como un documento salvavidas –nunca mejor aplicado– nos queda compartirlo, darlo a conocer y hacer algo para prevenir esta tragedia, que hoy parece imparable.

(Estudio completo: https://bit.ly/2wt8ZAE)

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