Por Itxaro
Arteta.
Marcos
Nahmad, científico mexicano especializado en biología cuantitativa, consiguió
que lo aceptaran para hacer una estancia académica en un centro de
investigación en Chicago, Estados Unidos. Negoció que le pagaran el hospedaje y
él puso de su bolsa los boletos de avión. Ya estaba todo aprobado por el Centro
de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), al que pertenece, pero
ayer se enteró de que ahora tendrá que conseguir la autorización firmada de
puño y letra del presidente Andrés Manuel López Obrador.
A partir de ahora, los más de 600
científicos del Cinvestav tendrán que pedir la autorización presidencial para
hacer viajes académicos al extranjero, derivado del memorándum de austeridad
enviado por López Obrador el 3 de mayo pasado para toda la administración
pública que en su punto 9 señaló: “Toda comisión al extranjero deberá ser
solicitada por escrito, justificada y autorizada por el Titular del Ejecutivo
Federal”.
Después de varias semanas en que las
autoridades del Cinvestav estuvieron en contacto con la Secretaría de Educación
Pública (SEP), de la que dependen, para ver si estas medidas para funcionarios
públicos también les aplicaban, la semana pasada confirmaron que sí y este
lunes el director convocó al Consejo Académico para hacerlo extensivo a todos
los departamentos, cuenta Nahmad.
“Originalmente, a mí me habían dicho:
tú no te preocupes porque seguramente esto va a aplicar para las nuevas comisiones.
Pero hoy en la mañana me citó de nuevo mi jefe de departamento y me dijo: te
tengo una mala noticia, me acaban de avisar que sí te afecta. Entonces yo tengo
ya comprometido mi boleto de avión con fondos propios, pero la reserva de
hospedaje, que quedaría muy mal con otra institución si no voy”, señala.
Nahmad hace
investigación multidisciplinaria en biología del desarrollo con modelos
matemáticos y datos computacionales para analizar cómo crecen los órganos del
cuerpo y el momento en que se detienen. Desde enero empezó a tramitar que lo
aceptaran para este intercambio académico y ya tenía la aprobación del
departamento de Fisiología Biofísica y Neurociencias, y de la dirección del
Cinvestav para usar los 20 mil pesos que cada investigador tiene para hacer
viajes cada año.
“Ahora no queda claro cuánto se puede
tardar y si me lo van a aprobar o no. Y el monto es ridículo, no estoy
solicitando 200 mil pesos, es una cantidad que de por sí ya la tenemos
autorizada para eso, no hay que transferir dinero de otros lados para esos
viáticos, ya está esa cantidad que es sumamente razonable”, dice.
El portal de la Administración del
Cinvestav publicó el nuevo formato que los científicos deben llenar para
solicitar autorización para una “comisión” al extranjero, en el que además de
la autorización del director general, como era hasta ahora, hace falta la firma
del titular de la Unidad Administrativa y Finanzas de la Secretaría de
Educación Pública (SEP), Héctor Martín Garza González; y la firma del
mandatario federal.
La medida ha causado malestar en
algunos científicos, que la consideran violatoria de la estructura del Centro
de Investigación, al dejar por debajo la autoridad de su director, y sobre todo
porque no está claro qué criterio va a usar el presidente para decidir si
aprueba o no las solicitudes.
El mismo
documento publicado por la Administración, titulado “Medidas adicionales a las que establece el dictamen que expide la Ley
Federal de Austeridad”, tiene una carta muestra, con fecha del 27 de mayo, que
el Cinvestav enviará a la unidad de Finanzas de la SEP para pedir el aval a los
viajes de sus investigadores para participar en congresos o cursos fuera del
país.
“Se somete a su consideración la
aprobación de las comisiones al exterior que se adjuntan, siendo la Secretaría
de Educación Pública, cabeza del sector educativo, se solicita que por su
amable conducto se gestione la autorización correspondiente ante el señor
Presidente Lic. Andrés Manuel López Obrador”, señala.
Animal
Político solicitó al Cinvestav ampliar
la información sobre esta medida, pero el área de comunicación social respondió
que ahí no habían recibido ningún oficio y que no canalizarían la petición con
ninguna otra área.
¿Cómo era
antes?
Los viajes al extranjero de estos
científicos siempre han estado regulados, tienen limitaciones presupuestarias y
todo tiene que comprobarse. Pero hasta ahora, solo hacía falta la firma del
jefe de departamento y luego la del director general del Cinvestav.
Eugenia
Roldán, investigadora del Departamento de Investigaciones Educativas (DIE), dice que la cantidad de 20 mil pesos
incluso puede considerarse “generosa” comparada con otros Centros de
investigación, donde los limitan más y hay discrecionalidad sobre a quién y
cuánto se asigna, mientras que ahí hay transparencia. Pero en una década no se
ha aumentado esa asignación y tiene que incluir los boletos de avión, por lo
que en viajes al extranjero a veces no es suficiente.
“Eso puede servir para la mitad de un
viaje, a veces. Lo único que nos pagaban adicional eran las inscripciones al
congreso, para eso hay una partida diferente. Pero para boletos de avión,
hotel, y gastos diarios, comida y eso, son 20 mil pesos”, detalla.
“Es muy poquito dinero para el nivel
de internacionalización que tenemos y que nos exige el nivel de movilidad, que
nos exigen las evaluaciones del Sistema Nacional de Investigadores (SIN) y del
propio Cinvestav, es poco dinero. Entonces uno se administraba, uno decidía:
voy a este, a este no, este me lo pago yo, pero uno sabe que tiene un monto
limitado y uno decide en función de su carrera, de sus intereses, del proyecto
que está haciendo, de los vínculos que tiene… decisiones muy orientadas por el
trabajo, y todo se tiene que justificar, no hay manera de gastarse más dinero
del aprobado”.
Ahora, además, está la orden
presidencial de reducir 30 % los viáticos nacionales y 50 % los extranjeros,
que no saben cómo se les va a aplicar porque ellos recibían esa única cantidad
en total.
Lo primero para solicitarlos, es
contar con una carta de invitación para ir a presentar una ponencia en un
congreso, dar una conferencia o un curso; en ningún caso se podía salir del
país solo para asistir como oyente.
Después, los boletos de avión tienen que comprarse
en la agencia de viajes con las que tiene convenio el Centro, no hay opción de
conseguirlos por otro lado. Luego, regresando del congreso, hay que entregar la
constancia de asistencia, y llevar cada ticket, factura o recibo de los gastos
hechos.
“Hay que presentar todos, todos los
comprobantes a la vuelta. Si por obra y gracia del Espíritu Santo sobra dinero,
hay que devolver hasta el último peso. Si te pasas, ya cada quién de su
bolsillo”, agrega
Roldán.
“Otro lugar de donde se podía sacar
dinero para hacer viajes es los investigadores que tienen un proyecto con
fondos de otra parte, con fondos Conacyt o de la Fundación Rockefeller, o la
fundación lo que sea. Por ejemplo, para los fondos Conacyt, los proyectos de
ciencia básica siempre tienen un rubro para viáticos. Esos viáticos se podían usar,
pero también siempre con aprobación de la dirección general, con los mismos
requisitos de compra del pasaje por la agencia de viajes, y comprobar los
gastos. Y hay un límite máximo que uno puede usar por día, que está fijado por
Hacienda: en internacionales son realmente mucho, son 225 dólares, uno no se
gasta eso; pero para nacionales son 850 pesos. Entonces, aunque el dinero venga
de Conacyt, no de Cinvestav, de un proyecto que el investigador se ganó, se tiene
que ajustar a esos montos de Hacienda y se tiene que comprobar. Siempre estuvo
acotado”.
Una opción más es que el investigador
reciba dinero de otro país, que no son “recursos fiscales” (es decir, generados con impuestos
mexicanos). En ese caso no hay necesidad
de comprobar los gastos, pero de cualquier manera tienen que solicitar el
permiso y comprobar que era únicamente un viaje de trabajo.
Sin claridad
sobre las autorizaciones.
Este miércoles en su conferencia de
la mañana, López Obrador presumió que aprobó menos del 20 % de solicitudes
hechas por funcionarios de todo el gobierno para salir del país.
“Si hace falta viajar al extranjero y
se puede resolver con el teléfono, con las teleconferencias, hacerlo y ahorrar.
Yo les decía, se pone la medida que se autorizan ahora los viajes al extranjero
y apenas en una semana 120 solicitudes, en una semana, para viajar a todo el
mundo. ¿Cuántas se autorizaron? Veinte”, dijo el mandatario.
Alma
Maldonado, también del Departamento de Investigaciones Educativas, lamenta que
por la estructura del Cinvestav, a los científicos les termine afectando esta
idea de que no hace falta que viajen.
“La gran contradicción es que somos
servidores públicos, pero no somos burócratas, y para estos efectos nos están
tratando así. O sea, lo de los cortes de los viajes es para que los burócratas
no se vayan de viaje porque sí, entonces el presidente tiene que autorizar los
viajes. Y en este caso, pues nos están aplicando la medida a todos”, señala.
A diferencia
de las Universidades, los Centros de
Investigación no son autónomos, lo cual deja a su comunidad científica a
expensas de lo que se decida para toda la administración federal.
“La razón por la que los
investigadores estamos sumamente molestos es no tanto por la reducción de
viáticos, entendemos que en tiempos de crisis es algo que puede suceder, sino
porque sea el Presidente del país el que tiene que autorizar. ¿Cuáles son las credenciales
académicas del presidente para decidir si tal viaje se vale o no se vale, es
autorizado o no? ¿Cómo él puede tener más autoridad que el jefe de
departamento, el director del Cinvestav, los procesos de evaluación por pares?,
o sea, todos estos mecanismos al interior de la comunidad científica a los que
estamos acostumbrados en nuestras continuas evaluaciones. Sentimos que se pasa
por encima de nuestra calificación académica”, reclama Roldán.
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