Por Pedro
Matías.
La euforia del gobernador Alejandro
Murat se transformó en enojo cuando la prensa le lanzó preguntas para las que
no tenía respuesta. En segundos, sus aires de triunfo se convirtieron en
remolinos de ignorancia.
–¿Cuánto
pagó en impuestos la empresa japonesa Mitsubishi y en que se invirtió el
dinero?, fue la pregunta que irritó al
mandatario y que desató la rabia de su equipo en contra del reportero: “¿Por
qué le preguntas eso al gobernador? Él no sabe de eso, pregúntalo a otros”.
–Las inversiones son muy importantes,
pero ¿cuánto es lo que dejan en impuestos las empresas eólicas?, se le
insistió.
Y más de tres veces el gobernador ignoró al
reportero, mientras se ufanaba: “Aquí es un estado donde hay condiciones de
inversión, aquí hay una inversión de 1.2 millones de dólares, es la más grande
que hay en Latinoamérica de este tipo. Y que orgullo que sea aquí en nuestra
tierra, en el istmo, en El Espinal y Juchitán”.
–¿Y eso en cuánto se traduce en
impuestos?
Fue tal la
insistencia, que al final soltó: “Pues
el impuesto que paga cualquier empresa del país. Habría que checar el dato
porque hay muchos impuestos, pero con mucho gusto les paso el dato”.
–¿Cómo no va a saber usted si es el
gobernador?
Solo balbuceó: “El que cobra
impuestos es el SAT (Servicio de Administración Tributaria)”.
Otro
reportero preguntó: ¿A partir de cuándo
se van a ver reflejados los beneficios? La respuesta: “Se ven desde el primer
día”.
–Las inversiones son muy importantes,
pero ¿cuánto es lo que dejan las empresas eólicas en impuestos al país? La
misma pregunta a la titular de la Secretaría de Energía, Rocío Nahle García.
Su respuesta
fue contundente: “A ver. En este
gobierno no hay condonación de impuestos para nadie, para nadie, todos estamos
pagando nuestros impuestos como corresponde. Las empresas están haciendo lo
propio y los contribuyentes también”.
–Pueden llegar miles de millones de
dólares, pero si no benefician a las comunidades, ¿de qué sirven? –se le insistió.
“En este gobierno ya empezamos con
esto, cero condonaciones de impuestos, y en las comunidades ustedes lo están
viendo. A lo mejor no alcanzan ustedes a percibirlo, pero donde no hay este
tipo de inversiones no se derrama lo que ustedes tienen aquí. Por el momento no
hay esta derrama”.
Nahle
agregó: “Hoy vemos que estas inversiones
están generando un beneficio social porque hubo diálogo, hubo acuerdo, y una de
las cosas del presidente Andrés Manuel López Obrador es hay que hablar entre el
pueblo y las empresas, entre el pueblo y el gobierno, y lo vamos a hacer”.
Se le hizo saber a la funcionaria
federal que con la llegada de los parques eólicos también ha habido
derramamiento de sangre, es decir, asesinatos o atentados
contra líderes opositores, pero esa pregunta ya no tuvo respuesta.
Casi a las
11 horas del martes 28 inició el evento para la inauguración del parque de la
“Energía Eólica del Sur”, considerado el más grande de Latinoamérica, con 132
aerogeneradores con capacidad para generar 396 Mega Watts cada uno, además de
que cuenta con dos subestaciones y 77 torres. La inversión de la empresa
japonesa Mitsubishi ascendió a mil 200 millones de dólares.
Con la
asistencia de apenas 200 personas, entre ellas 40 estudiantes del Cecyte que
fueron acarreados, 17 trabajadores de la empresa eólica, unas cuantas
autoridades municipales, tres o cuatro representantes de Mitsubishi, y el resto
empleados del gobierno del estado, el evento se realizó casi de manera
clandestina para evitar las protestas de los opositores.
Magaly Sánchez Santiago, integrante
de la Coalición Obrero Campesino Estudiantil del Istmo (COCEI- Movimiento de
Liberación), la única invitada no deseada, exhibió una cartulina con las
consignas: “Borrón y cuenta nueva tarifa justa de la luz sin condiciones
COCEI-ML” y “No al despojo de tierras comunales, primero el pueblo, no el
capital”.
Sánchez Santiago hizo titubear a la
secretaria de Energía, quien en presumía que el proyecto se realizó después de
una “consulta indígena”.
La mujer zapoteca se quejó: “Somos el
principal productor del país y somos uno de los estados más pobres. Hablan de
desarrollo y crecimiento económico y tenemos altos costos de la luz. Las
empresas se llevan la riqueza y nosotros seguimos siendo los marginados”.
Añadió: “Se festeja este parque eólico, cuando ha
tenido una deuda con Juchitán, y de la dichosa consulta, la mal llamada
consulta, mucha gente no estuvo informada, no fue libre ni fue previa, nadie
sabía qué era un ventilador eólico”.
Y mostrando
sus carteles lanzó: “Efectivamente es un
día histórico para las grandes empresas y el gran capital, no para el pueblo ni
la región del Istmo”.
Nahle García
soltó: “Llevamos cinco meses en el
gobierno y no han sido una fiesta, pero vamos a respetar los usos y costumbres
y vamos a dialogar. Con dialogo habrá entendimiento”.
En otro momento incómodo, el
presidente municipal de Juchitán, Emilio Montero Pérez, dijo: “No queremos ver un moderno tren transístmico trasladando riquezas de un
lado a otro sin que nuestro pueblo sea participe de estas utilidades mediante
inversiones que signifiquen mejoras en el municipio y la región.
“No queremos que el tesoro del viento
se acumule en las cuentas de las grandes empresas y no produzca beneficios para
nuestra gente. Si nuestro viento produce energía eléctrica, entonces esa
energía debe tener un costo reducido para las casas de la población”.
Luego se
dirigió a Murat Hinojosa: “Estamos a la
espera de la transferencia, porque se invertirá en la reconstrucción una
cantidad que asciende a 2 millones de pesos. Es la transparencia que queremos
dar a Juchitán”.
Pero el gobernador no se salió del guion
y, eufórico, ofertó a Oaxaca y se regodeó de ser el estado de mayor crecimiento
económico e industrial del país.
Ante los
alcaldes de Juchitán y El Espinal, Emilio Montero Pérez y Azael Matus Toledo,
respectivamente; el director de Eólica
del Sur, Eduardo Zenteno Galindo, y las diputadas de Morena Rosalinda Domínguez
y Gloria Sánchez López, a quien se le acusa de quedarse con 65 millones de
pesos cuando fungió como presidenta municipal de Juchitán, Murat preguntó:
“¿Están contentos de que hay desarrollo en Oaxaca o no?”
Él mismo
respondió: “Yo estoy más contento porque hoy es un día de fiesta, porque Oaxaca
crece al 3.9 %. Nunca en la historia de Oaxaca habíamos crecido a este ritmo.
Somos el cuarto estado de mayor crecimiento del país. Y, de acuerdo con datos
del Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía), también del
crecimiento industrial, porque Oaxaca creció al 11.5 %. Somos el segundo estado
de mayor crecimiento industrial del país”.
Prosiguió:
“Para que lo puedan poner en contexto, estamos creciendo seis veces arriba de
Nuevo León y nueve veces arriba de la Ciudad de México. ¿Cuándo habíamos
pensado o soñado que se podía? Sabíamos de la riqueza de nuestro estado, pero
necesitábamos de un apalancamiento (…) y desde el inicio de mi gobierno
teníamos que mandar el mensaje que de que hay condiciones para desarrollar el
estado (…) Hoy Mitsubishi es parte de nuestras familias”.
Luego, la euforia desapareció con las
preguntas incómodas.
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