Estrictamente
Personal.
Tiempo
atrás, cuando Emilio Lozoya era el hombre todopoderoso en Pemex, descalificaba
a quien criticaba la compra a Altos Hornos de México, de una planta de
fertilizantes. “Fue un gran negocio”, afirmaba Lozoya como defensa de una
operación que siempre se dijo había sido una compra de chatarra. La realidad
demostró algo muy diferente a sus dichos. Las autoridades federales cuadraron
un esquema de presunta corrupción de Lozoya y Alonso Ancira, propietario de
AHMSA, triangulado a través de cuentas bancarias en Europa. Los dos tienen
órdenes de aprehensión para que enfrenten a la justicia mexicana, pero no serán
los únicos en caer dentro de la investigación en curso. En el camino viene otra
más, en contra de la hermana de Lozoya, directamente involucrada en la
triangulación.
Este es el
principio de un largo camino que tiene por delante Lozoya frente a la justicia
mexicana, sin ninguna red de protección. Durante el gobierno del presidente
Enrique Peña Nieto, pese a su estrepitosa caída del poder, mantuvo un silencio
cómplice pero amenazante. Si actuaban penalmente en su contra, dejaba entrever,
hablaría. ¿Qué tanto podría guardarse el exdirector de Pemex? Por ejemplo, cómo
la ex primera dama, Angélica Rivera, había sido la principal beneficiaria de
los aviones ejecutivos que había adquirido Pemex con dinero de la Secretaría de
la Defensa, que utilizaba para fines personales. O, como hay otra investigación
en curso, qué tanto dinero de Odebrecht, efectivamente, como asegura la
Fiscalía brasileña, terminó en la campaña presidencial de Peña Nieto.
Lozoya
inició desde el principio de su administración en Pemex la compra de empresas
fertilizantes, por las que pagó tres mil 575 millones de pesos por Agro
Nitrogenados a AHMSA, que tenía el 53 por ciento de las acciones, propiedad de
Ancira y de Fabio Covarrubias, de Fertinal. Dos años después, de acuerdo con
una investigación de Eje Central publicada el año pasado, el Consejo de
Administración de Pemex aprobó la adquisición del Grupo Fertinal y sus
subsidiarias, con una inversión de 635 millones de dólares. Más adelante,
Lozoya pidió que le autorizaran otros 425 millones de dólares para liquidar
adeudos, dejando endrogado a Pemex durante 16 años por una planta que nunca
sirvió.
La operación
fue gestionada por Édgar Torres Garrido, su compañero en el ITAM en la carrera
de Economía y en la maestría en Desarrollo Internacional, en Harvard, a quien
nombró en 2015 director de Pemex Fertilizantes. Torres Garrido fue el primero
en caer ante la justicia, y la semana pasada los inhabilitaron para ejercer
cargos públicos. Pero la investigación que llevó a girar las órdenes de
aprehensión encontró detalles de cómo se dio esa compra.
De acuerdo
con parte de la investigación, Lozoya pidió un avalúo sobre la planta de Agro
Nitrogenados, que estaba sin operar realmente, y le dijeron que costaba 30
millones de dólares. Entonces, dice la investigación, pidió un avalúo de la
planta “en marcha”, como si estuviera funcionando a toda su capacidad, de donde
salió el valor de 203 millones de dólares, más la deuda que tenía con bancos,
dio la suma de los 635 millones de dólares. Todo esto pasó por el Consejo de
Administración, que aprobó la operación. Las autoridades tienen las minutas de
esas reuniones, pero no han trascendido los detalles de las mismas. Lo que sí
se sabe es que Lozoya regresó al Consejo para pedirles los recursos para pagar
los adeudos, y se los autorizó.
Se desconoce
si hubo irregularidades dentro del Consejo de Administración, y cómo presentó
Lozoya la compra. Las autoridades federales encontraron sus razones, y presumen
arreglos ilícitos entre el exdirector de Pemex y Ancira, previamente a que
iniciara el gobierno de Peña Nieto, el 1 de diciembre de 2012. Las autoridades
han encontrado triangulaciones financieras donde aparecen de manera importante
la hermana de Lozoya, así como también se están investigando tres empresas, una
de ellas con cuartel general en Alemania, de donde es originaria la esposa del
exdirector de Pemex.
Por el
momento sólo existen órdenes de aprehensión en contra de Lozoya y Ancira,
obsequiadas desde el domingo pasado y que trascendieron ayer. De cualquier
forma, las autoridades seguían la pista a los dos, desde que la semana pasada
la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda les congeló
sus cuentas a ellos, a la hermana de Lozoya y las de las empresas. La Fiscalía
General comenzó a vigilar a Ancira, a quien vieron tomar un avión rumbo a
Madrid, por lo que pidió la ayuda de Interpol. De esta forma, la policía
española lo detuvo en Mallorca, en las Islas Baleares. Lozoya, según las
autoridades, sigue en México.
Este no es el fin del camino para
Lozoya, sino el principio. El tema de Agro Nitrogenados era, a decir de las
autoridades, el más sencillo de completar. El siguiente, que está en la fase
final de la conclusión, por lo que es posible que se gire otra orden de
aprehensión, es por Odebrecht, por presuntamente beneficiarlo en sus negocios a
cambio de millones de dólares, como afirma la Fiscalía brasileña. Hay otras
investigaciones que se están armando sobre sus principales colaboradores en
Pemex, buscando pruebas que demuestren en un tribunal que cobraban cinco
millones de pesos a empresarios para que trabajaran sin contratiempos.
Lozoya siempre ha dicho ser inocente,
y por su pasado pudiente y su presente opulento, siempre existió la duda de por
qué participaría en esquemas de corrupción cuando dinero no necesitaba. Pero eso es retórico. Las
autoridades federales dicen tener bien documentado el caso, que será largo y
difícil, antes de que logren llevar a Lozoya de manera permanente a la cárcel.
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