Javier Risco.
Hace un par
de meses acudí a un examen profesional de maestría en Derechos Humanos y
Democratización del Programa Regional Global Campus, en el European
Inter-University Centre, con sede en Venecia. El tema de la tesis era un
interesante análisis y posible aplicación de un programa de Integridad de la
OTAN a la Guardia Nacional; el trabajo fue defendido por la internacionalista
Nuria Palou. Aunque la conclusión del estudio es muy interesante, esta vez no
me ocuparé en desarrollarla, sino quisiera detenerme en la pregunta y en la
reacción de uno de los sinodales, un profesor sueco de la Universidad de Lund,
el Dr. Karol Nowak, cuando escuchó el porcentaje de impunidad en nuestro país.
La estudiante dijo: “De acuerdo a datos del fiscal general de la República,
Alejandro Gertz Manero, el 99 por ciento de los delitos cometidos en México
quedan impunes”, el profesor hizo cara de extrañeza, anotó el dato y esperó su
turno a la hora de las preguntas. Cuando tuvo la palabra, le preguntó a la
estudiante, “dijiste un porcentaje de impunidad, dijiste 99%, ¿a qué te
refieres con eso, a qué delitos, o en qué poblado?”, Palou contestó, “es el
porcentaje de impunidad en todos los delitos a nivel nacional, y es una cita
textual del fiscal general de la República, aquí está la declaración”, cuando
escuchó esto el Dr. Nowak se tomó la cabeza con ambas manos y dijo: “Por Dios,
es una tragedia, esto es imposible”. Ya nos acostumbramos a nuestro México
injusto, nuestros ojos ven con normalidad que 1 de cada 100 delitos se resuelvan
y los 99 restantes entren en un abismo de olvido y rabia, hemos sobrevivido
así, y ya nadie hace marchas por la impunidad, son tantas las fallas en todos
los niveles que la hemos dado por perdida… bueno, casi todos, aún hay grupos de
ciudadanos y organizaciones que luchan incansablemente por revertir lo
imposible.
Ayer, la
organización Impunidad Cero presentó la tercera edición del reporte “Impunidad
en Homicidio Doloso”; aunque se trata de un delito en específico, es uno de los
más graves. Los resultados no son nada alentadores, de hecho, el estudio
comienza con una frase lapidaria: el año pasado en México “una persona fue
asesinada cada 15 minutos y un caso fue resuelto cada tres horas”; es
devastadora esta fotografía.
Datos
específicos del hoyo que hemos cavado: en este delito, la impunidad alcanzó
89%, tan sólo se resolvió en nuestro país 1 de cada 10 homicidios; de 33 mil
521 víctimas de homicidio doloso solamente se emitieron 3 mil 600 sentencias
condenatorias; la entidad con mayor impunidad fue Morelos, con un 99.6%
–perdón, pero esta cifra es inimaginable, en el estado del gobernador
Cuauhtémoc Blanco se mata porque no existe NINGÚN castigo–; le sigue Chiapas,
con 99%, y Oaxaca, con 97.8%, es el terror; el homicidio doloso se mantiene
como la principal causa de muerte en los jóvenes entre 20 y 24 años.
¿En qué
cancha cabe esta debacle del Estado? ¿En un Poder Judicial incapaz de armar
expedientes sólidos? ¿Jueces hartos y torpes? ¿Una Fiscalía rebasada? ¿Una
policía sin confianza ciudadana? ¿En cárceles llenas de personas sin juzgar?
La mirada
angustiada de un especialista en derechos humanos sueco es algo que hemos
perdido, nos ha tomado ya 13 años. Si le digo que en Morelos, Chiapas y Oaxaca
se mata sin consecuencias, ¿saldrá a marchar indignado? Es más fácil que esto
se vuelva una tesis doctoral en Estocolmo, a que el Presidente se detenga en su
mañanera e invite a una reflexión nacional sobre dónde estamos parados en
materia de justicia. Al menos Impunidad Cero no baja los brazos, el seguimiento
incluye también un acercamiento con cada fiscalía estatal, algunas han
implementado acciones para disminuir la injusticia, otras simplemente han
ignorado el indicador. ¿También tiene las manos en la cabeza al terminar de
leer esta columna o ya se acostumbró?
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